Malorie
Me encontraba meditando en la gran roca en la sima de la cascada, desde hace tres años atrás que llegue a la manada Luna Oscura, cuando me escapaba para evitar hablar con mi abuelo Acker encontré este lugar y lo tome como mi lugar de paz. Podía quedarme horas aquí pensando y encontrando el punto exacto para meditar agudizando mis sentidos y conectándome con mi alrededor y mi loba.
Esa noche, cuando me transformé conocí a mi abuelo, el sabía de mi ya que cuando mi madre murió al parecer tuvo un sueño con ella donde le contaba de mi, el fue a por mi pero la diosa en otra visión le dijo que no era el momento. Así que el espero hasta que cumplí la mayoría de edad.
La carta de mi madre me confesaba la verdad sobre ella y su familia.
Mi madre era omega si pero era hija de un Alpha que al morir mi abuela se convirtió en un lobo negro. Se decía que un lobo no nacía como tal, sino que este podía tener el pelaje de cualquier otro color pero conforme su corazón se llenaba de ira, odio, resentimiento o tristeza su pelaje cambiaba al carbón, se creía que estos lobos eran aún más salvajes y descontrolados por lo que las demás manadas les temían. Mi madre era pura de corazón por lo cual ella era de pelaje rojizo, pero yo no entendía que había sucedido...mi loba había sido de color negro desde que me transformé, mi abuelo decía que posiblemente al crecer con odio y dolor desde antes de transformarme mi loba ya había cambiado.No quise darle más vueltas a eso por lo que simplemente lo dejé de lado, mi abuelo era un hombre fuerte y firme, me entreno más duro que a cualquiera de sus discípulos, en menos de mi primer año fui la mejor de las guerrearas, al segundo año la mejor de mejores y ahora sería la nueva alpha.
Otro dato para odiar más a mi " padre" es que aunque un alpha se uniera a un omega su descendencia sería alpha.
Nada cambiaría, seguía con la firme idea y promesa de vengarme y lo aria con pleno gusto.
Mientras más pensaba deje de poner atención al rio, al viento y a lo demás que me rodeaba, molesta gruñí frustrada, este día siempre tanto mi loba como yo estábamos más irritables que de costumbre y furiosas. Abrí mis ojos y mire al horizonte, era mejor quedarme sola hasta el día de mañana, pero como siempre tiene que haber algo que lo arruine todo , escuché el aullido de uno de los centinelas del lado oeste de la manada, sin pensarlo me lancé al vacío de la cascada dejando fluir el cambio, salí de las cristalinas aguas ya siendo mi oscura loba y comencé a correr en dirección del aullido.Conforme fui acercándome pude sentir a los demás de mi manada acercarse, al llegar al lugar encontré a varios betas en posición de ataque gruñéndoles a otros lobos. Los reconocí o por lo menos a tres de ellos, habían unos 11 lobos en total, alphas y betas de otras manadas. Mi loba gruñó aún más fuerte y los guerreros se hicieron a un lado dejándome paso pero sin dejar de amenazar a los intrusos.
-largo de nuestro territorio o pagarán con sangre- llegue al frente y mostré toda mi altura y fuerza mirándolos como si fueran basura.
-necesitamos hablar con el alpha...-comenzó a hablar el idiota de Dorian y sin detenerlo gruñó aún más fuerte mostrando mis colmillos.
-ustedes no pueden exigir nada...-
-Malorie...basta- mire a mi abuelo molesta y gruñó por igual lista para morder por el cuello a esos idiotas.
-Acker...-el me miro frió y se colocó a mi lado, deje de gruñir pero aún así me mantuve recia a retroceder.
-digan que es lo que quieren lobos de color- mi abuelo mantenía una pose despreocupada pero sabía que estaba solo a la espera de algún ataque.
-necesitamos su ayuda...los elfos oscuros han empezado a llevarse a algunas mujeres y cachorros de tres manadas- hablo otro alpha.
-y eso que nos importa?- lo dije irritada, me sentía aún más irritada y me comenzaba a costar el controlar a mi loba. -por nosotros que sus manadas desaparezcan-
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Lagrimas de Luna
Manusia SerigalaUn corazón herido puede tomar muchas formas, pueden sumirse en una gran depresión, pueden sanar y ser más fuertes pero otros sanan con espinas a su alrededor. Me destruyeron aquellos quienes debieron protegerme, creyeron librarse de mi pero aquella...