31 days: Kiribaku october stories

Carving Contest

—¡Hagamos un concurso!

Mina se subió a la mesa cuando la campana sonó, anunciando esto antes de que todos empezaran a salir por la puerta.

—¿Un concurso? —pregunró Midoriya.

—¡Sí! ¡Ya mismo empieza Halloween! ¡Tenemos que hacer algo!

—¿Y qué sugieres hacer? —preguntó Kaminari, ante lo que Mina sonrió.

—¡Calabazas!

Todos la miraron con una ceja arqueada.

—Mina, ya sabemos que a Kaminari le dan calabazas todo Dios pero eso ha sido un poco cruel —contuvo una risa Sero.

—¡No me refería a eso! —se cruzó de brazos—. ¡Quería decir calabazas de verdad! ¡Podemos hacer un concurso de tallar calabazas!

—¿Estás segura, Mina? —preguntó Kirishima—. Eso no tiene pinta de salir bien.

—¡Tipo de poca fe! ¡Claro que estoy segura! Después de todo, no hay manera que podáis ganarme —rió.

—¿Eso es un reto, alien rosa? —preguntó Bakugou, y Mina sonrió.

—¡Claramente, es un reto! —saltó de la mesa—. Claro que si pensáis que no podéis ganarme, sois libres de retiraros.

—¡Eso es muy interesante, Mina! —sonrió Kirishima—. ¡Yo me apunto!

—¡Voy a destrozarte, alien! —aseguró Bakugou.

—¡Ese es el espíritu, chicos! —alentó Mina—. ¿Alguien más?

Todos empezaron a motivarse y a apuntarse al concurso y Mina sonrió satisfecha mientras los apuntaba.

Finalmente, toda la clase 1-A acabó por apuntarse, y claramente necesitaban alguien que juzgase  independientemente. Así que pidieron ayuda a tres profesores, concretamente de Aizawa, Cementos y Midnight.

Tenían una semana para preparar su mejor calabaza del modo que quisieran. Lo único era que debía ser hecho a mano y no comprado, y ganaría el que fuera más original.

Kirishima se puso a pensar qué motivo podría poner en su calabaza mientas la miraba fijamente. Pensó en hacer a Crimson Riot, pero la temática de héroes profesionales estaba ya muy usada. Y se suponía que debía ser original.

¿Pero qué podía hacer para que lo fuera?

Miró por la ventana, como cuando en los exámenes buscaba inspiración. A veces, contrario a lo que los profesores pensaran, servía de mucho.

—¡Ya está!

Juntó las palmas en forma de alegría, dando un pequeño aplauso, y activó su quirk en la mano derecha,

Estaba seguro de que así ganaría el concurso por mucho.

★★★

Cuando el día del concurso llegó, no se permitía que nadie más que el que había hecho la calabaza viese el resultado final, así que tuvieron que llevarlas tapadas con una tela blanca y dejarlas en la mesa del profesor para que Uraraka las tocase y las hiciese flotar para que cupieran y no se supiese de quién era.

La identidad se desvelaría solo al final.

Las calabazas flotantes añadiendo la decoración de Halloween que habían dado al aula, parecía una auténtica fiesta del terror.

—¡Muy bien, chicos! —anunció Mina—. ¡Mañana es Halloween, así que hoy decidiremos el ganador del primer concurso de calabazas de la UA!

Su puesto de presentadora pronto fue arrebatado por Present Mic, que pasaba por ahí y no pudo evitar interesarse por el ruido que hacían.

Las calabazas se fueron descubriendo poco a poco, por el orden aleatorio en el que Uraraka había enfilado las calabazas.

Había algunas que se sabían claramente de quién eran, como la de All Might —Midoriya, quién más—, la que estaba tallada un soba —Todoroki, obviamente—, y una de Aoyama —hecha por Aoyama—, o la de una nota musical —por supuesto, Jirou—.

Otras eran más difíciles. Como la de un cuenco de frutas, o la que tenía tallado a Drácula. Había incluso una con la cara del profesor Aizawa muy poco lograda, pero el intento se aplaudió y se rieron la mayoría menos el aludido.

—¡Esta calabaza es otra cara! —anunció animado el presentador—. Se parece... ¡Al joven Bakugou!

El aludido arqueó una ceja y miró la calabaza con incredulidad. Mina miró directa a Kirishima y Kaminari también. Los dos le codearon y Kirishima les asesinó con la mirada mientras Bakugou les miraba sin entender.

—En verdad está muy lograda... —dijo Midoriya desde detrás del pelirrojo.

Kirishima estuvo a punto de decirle gracias, cuando recordó que no podía decir nada.

—¡Veamos la siguiente! —dijo el héroe, y Uraraka descubrió la tela de la siguiente—. ¡Vaya! ¡Pero si es el joven Kirishima!

Kirishima miró sorprendido la calabaza y abrió los ojos como platos al verse reflejado en la calabaza.

Mina y Kaminari aguantaban la risa de una manera muy ineficaz, y Sero intentaba no llorar de la risa.

—Pues sí que se parece a mí —afirmó—. ¿Quién podría haberlo hecho?

Los otros tres le miraron como si fuera idiota. Bakugou metió las manos en los bolsillos y se encogió de hombros.

—A saber.

Las calabazas siguieron descubriéndose hasta que acabó con la de un pájaro surcando el cielo.

Llegó entonces la valoración del jurado. Tardaron unos diez minutos en decidirse hasta que por fin salió una valoración.

Present Mic abrió los sobres con las votaciones finales de los tres y parpadeó sorprendido.

—¡Parece que la decisión ha sido unánimemente doble!

Un «¿qué?» general sonó en la sala, y Present Mic se aclaró la garganta.

—¡Han ganado dos calabazas por unanimidad! —se levantó—. ¡La calabaza del joven Bakugou y la del joven Kirishima! ¡Los ganadores que se pongan debajo de la suya!

Kirishima y Bakugou dieron un paso al frente en sincronía, y se miraron extrañados mientras se dirigían a sus respectivas obras.

Kirishima se puso debajo de la que tenía tallado el rostro de Bakugou y, por descarte, Bakugou se puso debajo de la otra.

—¡Viva el amor! —gritó Mina desde el fondo.

Ambos se sonrojaron y gritaron a la chica cosas sin sentido mientras les entregaban un trofeo que tendría que ser compartido. Bakugou dejó, o prácticamente obligó, a Kirishima quedárselo mientras se sentaba en su sitio con las mejillas rojas.

Kirishima escondía su rostro entre sus manos mientras Mina le daba unas palmaditas en la espalda.

—Tú no te preocupes. ¡Podréis ponerla en vuestra estantería y enseñársela a vuestros hijos!

Kirishima no sabía dónde meterse.

Lo único que sacaba en claro de todo eso era una cosa: odiaba los concursos de calabazas.