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oOo

El castaño subió un poco más el tono del beso, dando paso a la lengua de Steve. Quien ni lento ni perezoso, vio luz verde y se dedicó a explorar aquella boquita que le traía loco.

Quería más y se lo hizo saber al rubio encima suyo, con un gemido.

Ese dulce gemido fue lo que necesito Steve para liberar aquella bestia que había en el fondo de su ser, y que nadie conocía.

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