Caminando hacia mi casa luego de cerrar la cafetería pienso en los pocos días que tengo para prepararme para esto, comienzo a mover mis manos nerviosas y tomó un camino distinto que el que me lleva a casa.
―Ayra, cariño ¿Qué haces aquí tan tarde? Pasa, pasa ―me dice Lilian tirando de mi brazo hacia dentro de la casa.
Se había convertido en mi segundo hogar, sin embargo cada vez que entraba a la casa de los Lee me seguía sorprendiendo la calidez de su hogar, ellos eran la familia que más lujo contaban en Arid, gracias al trabajo duro de su madre que el rey supo compensar bien se encargó de tener suficientes ahorros para sustentar a toda su familia; y el señor George siempre estaba trabajando, haciendo arreglos en las casas que a veces eran recompensados pero muchas veces lo hacía por ayudar a los demás. Se había convertido en un excelente constructor y lo solicitaban de todos los pueblos para ayudar a construir nuevos edificios por lo cual vivía viajando y muy por dentro me preguntaba si la decisión de Henry también tenía que ver sobre dejar a su madre sola, cuando Leila incansablemente no dejaba de repetir que saldría de este pueblo ni bien tuviera la oportunidad.
―Ha llegado mi invitación al baile real ―exclamé una vez que me encontraba dentro de la casa, George quien se encontraba de espaldas a mi giró rápidamente su rostro y vi la sorpresa y esperanza reflejada en su expresión. Henry arrastró la silla hacia fuera de la mesa donde se encontraban cenando y caminó rápido hacia mi lado abrazándome fuertemente y susurrando una felicitación en mi oído que estaba segura que no quería que escuchara su madre.
―Oh cariño ―dijo su madre alejándome de sus brazos para abrazarme―. No estoy preparada para perder a otro de ustedes ―dice con lágrimas en los ojos y me deja con una sensación amarga cuando su marido le dirige una mirada fulminante como si no debería decir nada más.
―Promete que no te olvidarás de mí y si el príncipe no te elige, dudo que así sea. Vuelve a casa y nos casaremos ―dice Henry haciendo reír a su padre y su madre le pega suavemente en el brazo para que se deje de bromas.
― ¿Cuándo tienes que irte? ―dice finalmente George.
―Jueves por la tarde, nos quedaremos en el palacio hasta el lunes por la mañana. Después tendrá diez días para considerar las opciones antes de la boda.
―Cómo elegir fruta del mercado ―vuelve a suspirar Henry furioso y si no estuviera su madre delante nuestro sé que encontraría un comentario igual de sarcástico que el sobre como llevaban a cabo la elección de una princesa.
―Henry ―lo regaña su madre y toma mis manos en las suyas antes de seguir hablando―. Es una oportunidad única cariño, sin embargo no te pongas en peligro. La residencia puede estar llena de las víboras más venenosas a la hora de ocupar el trono al lado del príncipe.
―Se refiere a las jóvenes más despiadadas que pueden existir ―me aclara y su madre lo fulmina con la mirada―. Es que mamá, le hablas con esos términos que son del siglo pasado. En resumen, pueden ser unas verdaderas perras.
―Tienes que utilizar los términos correctos, a la reina le gusta que hablemos como si aún viviéramos en el siglo pasado, así que piensa dos veces tus palabras antes de dirigirte a ella. Tienes muchas más posibilidades que cualquier joven de este reino, eres inteligente y tu belleza es digna de admirar Ayra ―rodeo los ojos al escuchar su comentario.
―Puedes adelantar tu viaje y visitar a Leila, ella te asesora con lo que tengas que vestir en esos días en la residencia ―eche un vistazo a mi atuendo, consistía en un clásico pantalón de jeans algo desgastado y la remera verde con un hermoso logo bordado a mano por Lilian―. Prepara tus cosas, mañana por la tarde pasaré por ti y te iré a dejar en casa de ella.
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El precio del silencio
RomanceEn un reino marcado por la opresión, Ayra se ve obligada a enfrentar la elección entre el silencio y la rebelión. Cuando una oportunidad inesperada la lleva al corazón del poder, se encuentra enredada en una red de secretos y ambiciones que amenazan...