𝐐𝐔𝐈𝐑𝐊𝐒 « 𝖻𝗇𝗁𝖺 »

𝗗𝗶𝗲𝘇

Me encontraba a las afueras de mi regular salón de clases, adonde se me había citado, perdiendo el tiempo antes de enfrentarme a la realidad. Se sentía tal cual en mi primer día en la academia, la sensación era casi la misma, y de no ser por los nervios que tenía encima hubiese sentido algo de nostalgia por el momento.

En esta ocasión no esperaba a que el profesor me llamase, así que debía entrar por mi cuenta. Respiré hondo, preparándome para lo que viniese. Ya no había vuelta atrás.

—Con su permiso —anuncié antes de pasar.

Cerré la puerta detrás mía, sin atreverme a acercarme hasta la pizarra donde el escritorio de Aizawa se encontraba, con él sentado en su lugar, viendo -hasta donde las vendas le permitían- por la ventana. A excepción de nosotros el salón estaba vacío, ni un alma a la vista, dándole una sensación tensa a la habitación que hizo que las piernas me flaquearan. Me aferré a la puerta como a un salvavidas. Él ni me vio.

—Pensé que no vendrías.

Sin intención de ser gracioso, aun así su comentario me hizo fruncir los labios en una mueca.

—No soy una cobarde.

—Sé muy bien que no —coincidió—. Tengo el tiempo encima, así que seré breve. Podrás irte cuando acabe de hablar —asentí, tratando de no interpretarlo como una expulsión. Se reacomodó ahí mismo, ahora viendo hacia enfrente—. Siéntate.

Hice caso a regañadientes, actuando en una obediencia robótica de la cual yo carecía. Tomé lugar donde apuntaba con la cabeza, unos dos pupitres más alejados de su escritorio. Yo me alejé otros dos más. Él no objetó. Mantuvo su mirada sobre mí y yo también lo hice.

—El Nomu —soltó sin reparos. Tuve que aguantarme las ganas de tragar—. Lo recuerdas. Era una combinación de varios quirks implementados en un solo cuerpo. Nunca antes había visto algo así, hasta hoy.

Firme, le sostuve la mirada con la que me escrutaba a través del vendaje, descubriendo hacia donde se dirigía. No me extrañaba en absoluto que comentase eso.

—Yo no tengo nada que ver con la Liga de Villanos y su infiltración en la escuela —escupí a la defensiva mucho antes de que lo insinuara.

—Nunca lo creí —confesó. Eso me dejó con la boca abierta—. Quiero decir, tuve muchas razones para sospechar, eras demasiado misteriosa. Lo sigues siendo. Pero, figurándolo, desvelar tus habilidades como lo hiciste ahora mientras eres una infiltrada sería un descuido de tu parte, uno que estoy seguro que no hubieses hecho de ser así. Lo que quiero decir es que, pensándolo objetivamente, el Nomu y tú comparten una situación parecida, ¿o me equívoco? —al ver que me mantuve seria continuó—. No voy a preguntarte los detalles del por qué tienes una cantidad descomunal de poderes, simplemente porque este no es el lugar apropiado para hablar del tema. Pero imagino que debes de suponer que no puedo dejarte ir así como así.