Ivy

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La magia no existe, la magia desapareció cuando los salvadores la agotaron para que la barrera fuera infranqueable, la magia no existe, eso se repite una y otra vez Ivy mientras mira sus manos brillar, el miedo recorre su cuerpo ¿Qué es lo que le está pasando? Cierra los ojos fuertemente para no verlas, queriendo que todo sea producto de su imaginación. Abre un ojo despacito, no queriendo ver la evidencia que le deslumbra, sus manos brillan con destellos multicolores, parece que tiene un arcoiris entre ellas. Intenta serenarse y tragarse la angustia. Es un sueño, seguro está soñando, intenta convencerse. Temblando acerca una de sus delicadas manos a su cara para observar los colores, una agradable sensación acaricia su cara, no tengas miedo le dicen las luces sin palabras, el terror se apodera de ella y sin darse cuenta se sujeta la cabeza entre las manos luminosas, un dolor insoportable la  atraviesa y cae inconsciente al suelo resbalando por el borde de la cama.

— Ivy, despierta- escucha la voz asustada de su hermana— despierta.

Abre los ojos y la encuentra delante de ella a punto de darle una bofetada.

- Estoy bien- dice incorporándose antes de que decida darle el bofetón.

- Estabas blanca, no respirabas ¡Creí que estabas muerta!- la toma entre sus brazos y le da un tosco abrazo.

- Estoy bien, de verdad que estoy bien-  Ivy le acaricia el pelo con suavidad intentando tranquilizarla.

—Seguro que ha sido culpa de Greyn, le he dicho más de mil veces que tenga cuidado contigo en los entrenamientos- con una mano se seca furiosamente las incipientes lágrimas y se levanta dejándola caer al suelo otra vez.

- No ha sido culpa del capitán Greyn, he intentado levantarme sin darme cuenta de que...

- Ahora mismo voy a hablar con él y con padre, no deberías ni haberlo intentado, el maldito capitán le ha metido la cabeza que el ejercicio te hará coger fuerzas.

- Quizás tenga razón y me haga encontrarme un poco mejor- le dice mientras se incorpora con los brazos y se apoya en la pared.

- Tú no puedes, deberías estar tranquila en la cama, estás ...- se calla rápidamente.

- ¿Enferma?¿Impedida?

Antes de que pueda contestarle entra en la habitación Jay, el asistente de Ivy, se acerca raudo y la recoge cuidadosamente entre sus brazos levantándola por fin del frío suelo. La chica observa su cara seria, ¡Otro que está enfadado! Cuando su hermana se vaya le tocará escuchar también su sermón.
Se preocupan por ella, lo sabe, pero... Es que está tan cansada por la situación, depende de todos continuamente, sabe que tiene mucha suerte de tenerlos y les agradece sus cuidados pero a veces son apabullantes.

- ¿Greyn ha intentado que camine otra vez?- pregunta a su hermana.

- No sé que tenéis tú y Zoe con el capitán, no, no lo ha intentado más después de la que le formasteis vosotros dos la última vez- contesta Ivy enfadada-. Hemos estado entrenando con el arco y luego me ha traído directamente a la habitación— Jay la mira sin creerla.

Zoe ahueca los cojines para que le sirvan de respaldo y el asistente la deposita en la cama con cuidado, cuando la tapa con la sábana no puede evitar sonrojarse, aunque debería estar acostumbrada a que la vea con ropa interior, se siente incómoda.

La puerta se abre abruptamente y aparece el capitán Greyn con el sanador Fill, ignorando a los presentes, se dirige hasta la cama.

- ¿Qué te ha pasado?- dice sin contemplaciones.

- Yo... Intenté levantarme-  Ivy vacila al hablar al ver su penetrante mirada clavada en ella.

- Fill, revisa que todo esté bien. Vosotros dos- señala Zoe a Jay y al capitán— Venid conmigo.

K'lisnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora