Ivy apenas puede controlar su rabia, las chispas de energía disminuyen y Usher deja de convulsionar pudiendo escuchar mejor a Aram.
— Estoy aquí para ayudarte, hazme una señal de que estás ahí.
La chica no hace ninguna señal que la pueda delatar, si ha aprendido algo en este tiempo es que no debe confiar en nadie y menos del mago verde, ha visto cuán cruel y sádico puede ser.
— Sé que desconfías de mí, pero soy tu aliado.
Ivy vacila, ¿Cómo puede saber él que está dentro de Usher si no se lo ha dicho Maest? Por otra parte ella debería estar en el cuerpo de la maga, no en éste, está confundida.
— ¡Despierta!— Ivy siente cómo el agua entra en su nariz y su boca ahogándola, intenta abrir los ojos pero un cañón de agua la tira para atrás golpeándola contra la pared, jadeando trata de tomar aire sin apenas conseguirlo. Un intenso dolor recorre sus muñecas al tener los brazos atados por encima de su cabeza y no poder mantenerse de pie cayendo todo el peso sobre ellas. Con trabajo abre los ojos y se encuentra en frente de la mujer que vió en la sala de los espejos acompañada de la que recogió la extraña esfera. Otra vez ha vuelto al cuerpo de Maest. ¡Cuánto desearía poder controlar esas idas y venidas!
— Ha sido una verdadera sorpresa que el K'lisn fuera una maga, y una muy poderosa— la chica la mira intentado averiguar cómo actuar— Un pequeño inconveniente que pronto solucionaremos— la toma de la barbilla clavando sus uñas puntiagudas en la suave piel obligándola a mirarla a sus extraños ojos, detrás de sus iris una nube de niebla gris palpita cómo un corazón, Ivy siente que esa extraña sombra está buscándola, excavando dentro de Maest para buscarla a ella, la muchacha se hace tan diminuta como una mota de polvo escondiéndose de ella— Bien— la suelta dejando marcas sangrantes en la piel— no hay visitantes indeseados.
— Protectora, vi un destello de esencia en ella al despertarse— insiste Lyra.
— ¿Te atreves a contradecirme?— abre la palma de su mano y una fuerza invisible golpea a la albina en el pecho lanzándola a una esquina— Soy una protectora de nuestro pueblo y anexionadora de cuerpos, llevo siglos explorando reminiscencias, no...— la fuerza la levanta por los aires— hay...— la estrella contra el techo— nadie...— le tira al suelo haciendo temblar la celda en dónde se encuentran— en ella— la pone de pie, la joven apenas puede sostenerse cuando la magia la suelta— ¿Decías algo?— se coloca delante de la chica.
— No, señora protectora— dice escapándosele un reguero de sangre por la comisura de los labios.
— Perfecto, continuemos— se vuelve hacia el cuerpo de Maest— No tengo tiempo que perder, quiero que me otorgues el poder que te concedió nuestro creador— Ivy la mira sin decir nada— Me gustaría que fuera por las buenas— sonríe— pero si tengo que sacártelo a la fuerza, no dudes que lo haré— Ivy sigue callada observando sus movimientos.
La protectora estira su dedo índice y con él acaricia el cuello de la maga dibujando un camino, por dónde toca la carne se va quemando dejando un surco de piel al rojo vivo. Ivy respira agitadamente por el dolor ardiente que poco a poco se acerca a sus sensibles senos, la madre de Usher sonríe de anticipación al acercarse a la aureola.
— Así no conseguirás nada de ella— la interrumpe un hombre mayor que lleva la misma vestimenta que la protectora, una capa de terciopelo azul con un gran zafiro en el cuello. Ella sigue con su tarea ignorándolo— Para, Kaessandra— le ordena sin levantar la voz y la mujer se queda quieta con el dedo apoyado en la piel de Ivy— Retírate— empieza a andar de espaldas, sus ojos se clavan en la prisionera en una clara declaración de una futura venganza, al llegar a la altura del hombre, cae de rodillas y aunque se resiste se tira de bruces delante de él— no has aprendido en todo nuestro camino que la humildad y la obediencia son cualidades que los protectores debemos representar, humildad por ser los elegidos para salvar a nuestro pueblo y obediencia al escogido de entre nosotros que nos guiará a ser uno para siempre.
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K'lisn
FantasyIvy padece una extraña enfermedad que ningún sanador logra curar, agotada espera su final, pero un día todo cambia cuando sus manos comienzan a brillar, en un principio cree que su enfermedad la está volviendo loca, ya que la magia desapareció hace...