prólogo

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Tras bambalinas, Eleanor se encontraba afinando su guitarra de fina madera al mismo tiempo que intentaba calmar sus insaciables nervios. El floral perfume de la tía Fern se hacía presente mientras se aproximaba hacia la joven a paso decido, haciendo resonar el tacón de sus botines se detuvo frente a la menor, observándola mientras repasaba las notas y vocalizaba.

—Sé que lo harás bien querida, no tienes por qué estar nerviosa —pronunció en un arrullo la rubia con un tono cálido, mirando con orgullo a su joven sobrina, la cuál se limitó a sonreír fugazmente, a lo que Fern le devolvió una sonrisa reconfortante y continuamente se retiró.

La pelinegra se incorporó y tomó su guitarra por el mástil, suspiró sonoramente con la intención de liberar tensiones y dio unos cuantos pasos hasta llegar a la parte trasera del escenario, justo detrás del telón de polvoso terciopelo morado. Mientras tanto, la tía Fern ya se encontraba frente a la audiencia, anunciando al público la presentación de su sobrina, quien al escuchar su nombre, dio unas largas zancadas dirigiéndose al centro donde se encontraba el alto micrófono, por lo cual debió ser ajustado a su altura para posteriormente encarar a la audiencia.

—Les agradezco por esperar mi presentación. E-esta noche, cantaré algo especial —la joven dio un paso atrás y del bolsillo izquierdo de su chaqueta de mezclilla sacó la plumilla metálica que le había obsequiado su madre unos años atrás, la contempló con un ápice de melancolía, llevó su mano izquierda a las cuerdas y con la derecha sostuvo el cuerpo de la guitarra, cerró los ojos suavemente y comenzó a cantar...

All I hear is raindrops

Falling on the rooftop

Oh baby tell me why'd you have to go

Cause this pain I feel

It won't go away

And today I'm officially missing you

...

Al terminar su presentación, abrió lentamente los ojos sorprendiéndose al notar a la pequeña multitud que la observaba aplaudiendo de pie. Agradecida, Eleanor hizo una reverencia y al erguirse se encontró con unos llamativos y brillantes ojos esmeralda.

El dueño de aquella enigmática mirada la observaba con atención y una sonrisa ladeada, transmitiendo a la situación una dosis de misterio. Como siempre, los hombres queriéndose hacer los interesantes. Pero algo en esa expresión le provocó a Eleanor querer saber más de aquel joven de cabellos azabache, aunque a su vez, un sabor agridulce se instaló en ella tras quedar hipnotizada por esa mirada.

Después de unos minutos en trance, su tía la interrumpió moviendola unos centímetros de su lugar debido a un leve choque de caderas, provocando en Eleanor un tambaleo en señal de aturdimiento.

—Nuevamente agradezco a las personas que vinieron solo para ver a mi talentosa sobrina —expuso entusiasmada Fern rodeando los hombros de la menor, pegándola a su cuerpo. Eleanor sólo pudo mirar más allá del final de la cafetería de su tía, imaginando que allí estaba su difunta madre, mirándola con orgullo y sin pensarlo sonrió satisfecha.

You could be my only starDonde viven las historias. Descúbrelo ahora