Tres

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Los pasos que daba hacia ti me dejaban atrapada para siempre en el mismo sitio

Como era costumbre últimamente, la castaña estaba junto a la tailandesa, hablando sobre miles y miles de cosas, esperando que en algún momento la chica frente a ella reaccionará a las mismas.

—¡Oh! ¡Lo había olvidado! Rosé dijo que vendría a visitarte esta semana, quiere verte — Sonrió, fingiendo regocijo ante aquel cuerpo que dependía de todas las máquinas tras ella — Dijo que quería verte, ya que estas ultimas semanas estuvo atareada con sus estudios, pero ella realmente te extraña... Todos lo hacemos, Limario... Vas a volver, ¿cierto?

No hubo respuesta, algo que, aunque ya estuviera acostumbrada, le seguía doliendo a Jennie.

—No te vayas hoy...—murmuró, observando perdidamente el casi nulo movimiento de su pecho al respirar.

La mayor salio de sus pensamientos, al sentir el tacto de una mano sobre su hombro.

Girando su cabeza, su vista choco contra el delgado cuerpo de la madre de Lisa.

Jennie no podía evitar aquella sensación desagradable en su garganta al ver su rostro, sus facciones.

Eran muy similares a las de ella.

—Jennie, hablemos — Dijo, con dificultad.

Se veía que estaba sufriendo, ¿y como no iba a hacerlo?

Estaba en un estado verdaderamente deplorable, aparentando que en cualquier momento terminaría por desplomarse en el suelo.

Pero a pesar de ello, estaba ahí, parada frente a ella, con una sonrisa.

Mantenerla tan firmemente era una labor bastante difícil.

La castaña asintió, levantándose de la silla.

Dejando al la pelínaranja del otro lado de la puerta, la madre de la menor jugo con sus dedos, incapaz de mantener su mirada sobre los ojos de Jennie.

—Hoy le hicieron exámenes nuevamente, y observaron su progreso...

Su voz temblorosa y casi inaudible hacían que la chica frente a ella se tensára, haciendo que pusiera todo su enfoque en sus palabras.

La mujer mantenía su boca entreabierta, como si intentara pronunciar algo, pero no encontrara las palabras.

Su vista por fin se dirigió ante Jennie, mostrando esos ojos, reflejando un resquemor profundo.

¿Había algo más duro de presenciar que el dolor de una madre?

La mujer de cabello azabache negó con la cabeza, resumiendo cualquier tipo de frase en aquella acción.

—¿Ella no va a-...

Nuevamente, negó con su cabeza, mientras apretaba sus labios, mientras algunas lagrimas caían por sus mejillas.

Por que al igual que la menor, también estaba esperanzada.

—...No.

Negó, de forma cortante.

—Ella no va a dejarnos, no lo hara... Ella va a despertar.

—Jennie, ambas entendemos que es algo duro... pero no podemos seguir creyendo ilusamente en una mentira

—¡Si podemos! — Grito, haciendo que la mujer se sobresaltara — ¿Sabe por que? Por que la conozco, y ella es fuerte... ella va a despertar, usted y yo lo sabemos. ¿Que saben ellos sobre Lalisa? ¡Nada! ¡No saben nada! ¡Están mintiendo! ¡Por que ella va a despertar! ...

Sus reclamos, desesperados, fueron acayados por los sollozos de la madre de la menor, para que luego tomará la mano de Jennie.

—Ella se va a ir Jennie... Debemos salir de esta ilusión de una buena-

—¡No! — Contradijo— ¿¡También usted lo cree?! ¿¡Como puede?!... ¡Lalisa esta bien,va a estar bien!

—Jennie... por favor...

La mujer prefirió quedarse en silencio al ver como la chica que antes se encontraba frente a ella, había salido disparada hacia los cubículos de baño al otro lado del pasillo.

Negó con su cabeza, para luego empujar la puerta con delicadeza y observar con pena a su hija.

Se sentó en la silla donde antes se encontraba la castaña y suspiro.

Tomo la mano de la niña frente a ella.

Su niña.

Recosto su cabeza sobre la camilla, aspirando el olor de la misma, para luego, sollozar sobre ella.

Por que había observado a su hija dormir demasiadas veces, pero ahora sabia que no iba a haber un nuevo amanecer para ella.

Por su parte, la castaña entro con rabia hacia el espacio, mientras su vista se ponía borrosa.

Observo su reflejo ante el espejo, por primera vez después de varios días.

Su estado, muy similar al de la madre de Lalisa, era deplorable.

Contó mentalmente, buscando tranquilizar aquella sensación de furia.

Pero la enojaba.

Le enojaba saber que había estado esperando tanto tiempo por ella, y ahora ya no podría volver.

Le enojaba saber que todos los planes que tenia junto a ella no serían mas que recuerdos.

Le enojada saber que no volvería a ver esa sonrisa, que tantas veces había volcado todo su ser.

Le enojada que ella estaba a punto de irse...

Dando un puño hacia el espejo, termino por romper en llanto.

Por que le molestaba que ella estaba a punto de irse... y pudo haberla detenido.





Lullaby ❀ JenLisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora