Uno.

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He estado esperando aquí, igual que ayer... Pero no se si mañana también podre hacerlo

Recorriendo los mismos pasillos que había terminado por memorizar y sosteniendo con firmeza aquellos tallos, Jennie se dirigía hacia la habitación en el fondo del pasillo.

Esa habitación...

Donde se encontraba ella.

Durante ya casi dos meses, la castaña no dejaba aquel recinto hasta que fuera tirada del mismo.

Apenas pisaba su casa, para darse algún cambio de ropa o tomar algo mas de dinero, el cual necesitaba a sobremanera.

Pero en ese instante, todo estaba en un segundo plano.

Por que realmente, ¿De que valía tomar un buen uso de ese efectivo? ¿O estar en otro lugar que no fuera aquel centro médico, intentado buscar entretenimiento? ¿Si quiera importaba algo de lo que sucedía fuera de dicho lugar?

Por que realmente, parecía que para Jennie, no lo era.

No importaba cuanto dinero, interés y tiempo dedicará en aquel lugar, siempre se encontraba ahí, dispuesta a afrontar más de el.

Por que, ¿había gracia en estar afuera, sabiendo que ella debía estar ahí, como si de una reclusa se hablara?

No, no la había.

Por que aunque luego se arrepintiera de ello, en ese momento, lo único que valía para ella era velar por el bienestar y seguridad de la menor.

Cruzando los dedos, la castaña empujó la puerta esperanzada, para luego observar la camilla con una sonrisa, melancólica y desilusionada.

Los días pasaban, pero ella aun no abría sus ojos.

¿Cuanto mas debía esperar por ella? ¿Realmente iba a volver?

Cada vez, esas preguntas parecían tener una respuesta las clara.

Pero cegada por el dolor, el arrepentimiento y, claramente, el amor, Jennie renegaba en aquellas preguntas.

Ella iba a hacerlo, ¿Como podía dudar?

—Te he traído flores... ¿No quisieras abrir tus ojos y observarlas? — Dijo la castaña, con una voz ronca — Podrás burlarte de lo cursi que soy...  — Río, sintiendo un nudo en su garganta — Bueno, si no despiertas hoy, traeré flores todos los días, por si despiertas y quieres molestarme cuando lo hagas, ¿esta bien?

Acercándose a donde su cuerpo en reposo se encontraba, despeíno su cabello con delicadeza para luego dejar las flores sobre la mesa, en el lateral de el gran mueble acolchado.

Moviendola con dificultad, Jennie acerco una silla plegable hacia la camilla, para luego sentarse y observar a la tailandesa frente a ella.

"Hoy será el día... Lo se" Se repitió mentalmente, como lo hacia diariamente, buscando establecer nuevamente en ella las esperanzas que cada vez eran mas ficticias.




Lullaby ❀ JenLisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora