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Su vida comenzaba a no tenes sentido de nuevo. Odiaba todo lo que se movía, respiraba y hablaba. Se odiaba a sí mismo. Otra vez las inseguridades aparecieron, al igual que sus ganas de ser un chico perfecto. Pero no lo era, tenía muchos defectos para su gusto. Ese día también había faltado al Instituto, no quería comer y no se había levantado de la cama en todo el día. Cuando las estrellas llegaron al igual que la Luna, se levantó y camino hasta su ventana, miro la vista que está le daba. La noche era tan hermosa, una gota cayó sobre el cristal de la ventana. Poco a poco la superficie cristalina se llenó de pequeñas gotas, vio unos perros callejeros corriendo en busca de refugio cuando la lluvia comenzó a ser más ruda. La Luna estaba en su punto más alto, todo era tan perfecto. Bajo un poco la vista, hasta la casa de al frente para ser específicos. Vio a un chico en la ventana, mirándolo, cuando este lo vio cerró las cortinas de inmediato. No le tomo importancia y ahí se quedó unas horas más mirando la hermosa noche lluviosa. Se acostó en su cama con las cortinas abiertas para poder admirar cada segundo de la noche antes de quedarse dormido.

-×-

Como era de esperarse la luz del día reflejo en su rostro a la mañana siguiente, se odio por haber dejado las cortinas abiertas. Se levantó frotando sus ojos y se acercó a la ventana para luego tomar las cortinas, dio un vistazo y se encontró con aquel chico que vio en la noche, lo estaba mirando. Al igual que él estaba en la ventana, ambos hicieron contacto visual por unos segundos hasta que la puerta de la habitación del chico se abrió. Entonces aquel chico volvió a cerrar las cortinas como en la noche.

-Hijo estás despierto, justo venía a despertarte- Su padre apareció por la puerta de su habitación. -¿Listo para ir al Instituto?- sonrió.

-No quiero ir padre, por favor- cerró las cortinas y se volvió a acostar.

-Pequeño sabes que estamos tu padre y yo para todo lo que necesites... estas en una etapa difícil en la que no sabes como afrontar las cosas, por eso te digo que es mejor darle la cara a cualquier problema que tengas. Siempre tendrás nuestro apoyo,no somos tus enemigos. Puedes confiar en tus padres, ¿sí?- el hombre tomó asiento al lado de su hijo y le regaló una sonrisa.

-Padre... yo sólo quiero estar aquí un día más, mañana prometo ir al Instituto- le dio una sonrisa triste.

-Está bien, lo prometiste pequeño- le hizo cosquillitas y se levanto de la cama para caminar hasta la puerta. -El desayuno está en la cocina, tu padre y yo ya nos iremos al trabajo, si necesitas algo no dudes en llamarnos- le dio otra sonrisa.

-¿Padre, puedo preguntarte algo?- hablo el chico antes de que su padre saliera completamente de la habitación. El hombre asintió.
-¿Quien es el chico de la casa de al frente?- pregunto sentándose en la cama.

-Am... la familia Zhong no tienen hijos hombres creo, siempre salen con su pequeña hija pero nunca con un niño ¿viste a un niño?- dijo curioso.

-No, creí ver a un chico... pero tal vez no fue nada- se volvió a acostar y el hombre salió de la habitación. Suspiro y cerró sus ojos, dormiria otro rato más.

La noche llego y el chico se encontraba en el mismo lugar que la noche anterior, mirando por su ventana. Las horas pasaron, miro su reloj, ya eran las dos de la madrugada. Suspiro al no poder conseguir el sueño y miro al frente, donde estaba aquella casa blanca igual que la suya y que las demás del barrio. Todo era tan igual que aburría. Allí estaba aquel chico mirándolo. Suspiro, formo una línea recta con su boca, levanto su mano y la movió de un lado al otro. Ni él podía creer que estaba saludando a una persona que no conocía. El chico sólo fruncio en ceño y cerró las cortinas, bajo su mano y se quedó mirando a aquella ventana. Se podía ver la silueta de aquel chico a través de las cortinas. Un escalofrío lo recorrió desde la punta de los pies hasta su cabello. Cerró sus cortinas y se acostó pensando en aquel chico.

Pero como era de esperarse no se podía dormir, volvió a levantarse y se dirigió a su escritorio, tenía una idea tal vez un poco estúpida pero que podía perder. Tomó un papel y un marcador negro de pinta gruesa. Escribió "Hola" lo tomo, lo llevo a la ventana y lo apoyó en el cristal. Espero a que aquel chico durante horas, hasta que el sol comenzó a salir.

Dejo en papel allí, salió de su habitación para tomar una ducha y luego vastirse con su uniforme. Con pereza saludo a sus padres en el desayuno, comió una tostada y tomo un vaso de agua. Entro al automóvil de su padre para que esté lo llevará al Instituto. Llegando a su salón se encontró con sus compañeros quienes lo miraban raro y extrañados. Entro al aula y tomo asiento en su lugar, las miradas sólo hacían que el sufriera y parecía que ellos lo sabían.

Aproximadamente era un mes en que el chico no iba a clases, los padres del joven habían hablado con los profesores y el director estos estuvieron de acuerdo que hiciera las tareas en casa. Pero ya era hora de que fuera al Instituto, hace unos días el director llamo a su padre para informarle que el joven tenía que volver a asistir.

El profesor entró al aula, miro a la dirección del chico y se sorprendió.

-Joven Park- sonrió. -Que alegría tenerlo de vuelta- dejo sus cosas arriba del escritorio y se sentó en la silla. El chico sólo asintió y apoyo su cabeza en el pupitre.

Jisung consiguió tener sueño en ese momento lo cual cerró los ojos y se quedó profundamente dormido. Pudo soñar que él estava parado al frente de su ventana mirando las estrellas y la lluvia caer. Sonreía mientras la abría y estiraba sus brazos para que las gotas cayeran sobre sus manos. Todo era tan sereno.

-×-

-¿Entonces te dormiste toda la clase?- hablo algo molesto el hombre. Ahora el chico iba sentado en el asiento del copiloto siendo interrogado por su padre. -No me gusta la actitud que estas teniendo Jisung- el silencio los acompaño hasta el jardín de la casa de los Park.
-Jisung responde- hablo el hombre mientras bajaban del automóvil.

-¿Qué quieres que responda?- lo miro molesto. -¿Quieres castigarme dejándome sin móvil? Adelanté, no se te olvidé que ya no lo tengo. Quítame el computador también, ah, espera un segundo... No tengo ¿te sorprende? ¿Me dejaras sin libros, sin papel y lápiz? Pues adelanté- grito todo haciendo que su otro padre saliera de la casa al escucharlo. El chico salió corriendo a su habitación y se encerró en está. Lloro por horas quedándose dormido.

Como era ya habitual se despertó en la noche, se cambió su uniforme por su pijama. Se acercó a la ventana y recordó el papel que había dejado en el cristal. Lo tomo y miro al frente, se sorprendió al ver un papel en la ventana de aquel chico. Decía "Hola Jisung" lo observó por varios minutos y sonrió, después de tanto tiempo una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Camino a su escritorio por hojas y el marcador, cuando regresó a la ventana pudo observar a aquel chico mirándolo. Tomó una hoja y escribió "¿Cómo sabes mi nombre?" Lo colocó en el cristal, vio como aquel chico desaparecía y luego de unos segundos volvía a su ventana con papel y un marcador. Escribió en el papel y lo apoyó en su cristal, "Hoy lo escuché cuando tus padres hablaban".

"Oh qué decían?"

"Que te amaban"

"Curioso, ¿Cómo te llamas?"

"Chenle"

"Le pregunté a mi padre si tus padres tenían un hijo y el me dijo que no lo tenían :/"

"No son mis padres"

"¿No? ¿Qué eres de la familia Zhong?"

"El hombre es mi tío"

"¿Tus padres donde están?"

"Ellos murieron"

windows ×chensung×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora