The Nightmare (Parte 3)

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   Acabé de ducharme mientras seguía sintiendo una presión en mi pecho que no me dejaba en paz. Mientras estaba en el baño la tormenta había aumentado. Y al salir, las ramas de los árboles chocaban conflictivamente contra mi cristal. Decidí echar la persiana y dormir para olvidar el mal rato que había pasado. Entré en mi cama y al apoyar la cabeza mis ojos se cerraron inmediatamente. El tiempo pasaba sin prisa. Eran las 3:14 AM. Estaba de costado en mi cama observando fijamente el reloj. No me di cuenta cuando desperté, pero estuve un buen rato mirándolo. No tenía ni idea si mi amiga había vuelto pero algo dentro de mí no quería saberlo. Solo quería que este infierno acabara de una vez. Los minutos seguían pasando. Una sensación de pesadez se hizo presente encima de mi cuerpo como si alguien fuera a aplastarme. Por más que lo intentara no podía moverme. Empezaba a sentir como respirar cada vez me era más difícil. Comenzaba a sentir como unas gotas caían sobre mi rostro. Mi casa tenía sus años de antigüedad y lo más seguro es que a estas alturas comenzaran a haber ciertos fallos, entre ellos, una gotera. Me relajé ante tal razonamiento. Pero aquellas gotas tenía un olor metálico que hacia que mi anterior reflexión se desvaneciera. Una de las gotas se quedó colgando unos segundos de mi nariz, permitiéndome observar que la substancia de la que estaban hechas no era agua, sino sangre. El miedo volvió en mí. Perdí cualquier indicio de cordura posible. Me alteré de tal manera, que mi cuerpo logró reaccionar y de golpe me di la vuelta mirando al techo. Millones de gotas golpearon mi cara impidiéndome mirar su origen. Más de una se me había colado en la boca haciéndome saborear el gusto metálico que anteriormente intuí. No había duda de que aquello era sangre. Entre tantas gotas pude vislumbrar algo que me paralizó completamente. En el techo de la habitación había una masa pegada. Con mi poca visión pude averiguar que se trataba de un cuerpo. Pero algo de él me hacía querer vomitar. El cuerpo estaba levemente abierto y de él se escapaban las miles de gotas que acababan su trayectoria en mi cara.

   Una sensación de repugnancia logró superar a la de miedo por unos segundos, hasta que vi como el cadáver abría sus ojos. Intenté gritar pero la sangre me lo impedía. De repente, logré hacer que mi cuerpo reaccionara y me levanté de un salto de mi cama. Intentaba correr pero una sensación de cansancio se apoderaba de mí. Logré dar unos pasos hasta llegar a la puerta pero allí me paré en seco cuando escuché varios crujidos de la zona que segundos antes había huido. Miré hacia delante y desde el pequeño espejo que tengo al lado de la puerta vi como la gran masa se bajaba lentamente del techo, tocando con sus esqueléticos pies la sábana de mi cama. Quise huir de aquella habitación, pero en vez de ello, me quedé esperando su siguiente movimiento. La masa tomó su tiempo para recobrar fuerzas, y cuando acabó, giró su cabeza en dirección al espejo donde su mirada perdida comenzaba a observarme detalladamente. De golpe, la masa se puso de pie. Cerré los ojos apretándolos fuertemente intentando pensar que aquello era una pesadilla y que cuando todo acabara volvería a mi vida normal. De lejos se escuchó un fuerte golpe, señal de que aquella cosa había bajado de la cama. Sentí como el aire me faltaba. Estaba segura de que si mi ritmo cardíaco seguía así dentro de poco tendría algo parecido a un infarto. Volví a notar el mismo aire caliente, que anteriormente había experimentado, chocar contra mi nuca. Todas las posibilidades de que aquello fuese una pesadilla desaparecían por momentos. De mis ojos comenzaban a salir miles de lágrimas. No sabía porque lloraba. Todo era muy frustrante. ¿Acaso esto era el final? Un murmullo se hizo presente en mi oído haciéndome estremecer completamente. Solo oía rugidos de dolor por parte de aquel monstruo como si me intentara advertir de algo. Una mano tocó mi hombro derecho y con una fuerza sobrenatural logró hacerme girar. Seguía sin abrir los ojos. Temía volver a ver la imagen anterior de un cuerpo descuartizado cayéndose a cachos. La misma mano comenzó a examinar mi rostro toqueteándolo en busca de algo. Debía estar hecha un cuadro con tanta sangre incrustada en mi rostro. La mano siguió su recorrido hasta encontrar uno de mis párpados. Comenzó a darle leves golpes con el fin de que los abriera. Tal vez para él solo fuera un juego.

-Toc Toc -Dijo en un susurro aquel individuo

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-Toc Toc -Dijo en un susurro aquel individuo. De su boca saltaron varias gotas de sangre volviéndome a ensuciar.

Dudé en contestarle pero tal vez así me dejaría en paz.

-¿Qu..qu..uién es?- Dije en un hilo de voz.

-Abre los ojos y lo verás por ti misma. - Dijo de forma macabra. Juraría que en esos instantes tendría una sonrisa en su boca.

   Pensaba en formas de salir de allí pero nadie me podía ayudar. No había forma de que a aquellas horas alguien estuviera despierto para ayudarme. No valía la pena gritar. No valía la pena correr. No valía la pena huir. Nada podría salvarme de aquel monstruo que me tenía amarrada en sus brazos.

-¿Q... qué qu...quieres d..de m..mí?-Lloriqueé en un susurro casi inaudible.

-Te quiero a ti. -Me dijo la misma voz pero ahora susurrándomelo al oído.

   El miedo invadió mi cuerpo por completo. No sabía que hacer así que intenté escapar. Con todas las fuerzas que me quedaban logré empujar al sujeto y deshacerme de su agarre. Corrí fuera de mi habitación hasta llegar a las escaleras. Giré mi cabeza para saber si el monstruo me estaba siguiendo. Mi corazón se paralizó al encontrarlo justo detrás de mí. Me pegó fuertemente en la cabeza haciéndome caer por las escaleras. En ese momento perdí el conocimiento. 

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Ya falta poco para el final, espero que hasta ahora te haya gustado. Si quieres más historias así deja un comentario haciéndomelo saber.

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