Capítulo 18: Ese hijo de puta

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Capítulo 18: Ese hijo de puta

Caminar a traves de los pasillos de la escuela es algo que se hace todos los días. Pero caminar junto a un ángel que era tu mejor amigo de la infancia, y agregando que todo el colegio esta tratando de buscar una razón para acercarsele e inyectarle su veneno, es algo que no siempre ocurre.

Ibamos en camino a la proxima clase, cuando siento que alguien me agarra el brazo y me detengo. Volteo a ver quién es, pero antes de que pueda hacerlo, llegan dos manos a mis hombros.

《Maldita sea. Tenía que ser ahorita》

- Hola, Ad ¿Qué haces?

- ¿Acaso estas ciego?

- Quizas, pero es que no tengo ojos para nada ni nadie más que para ti...

- Deja de estar de lambiscon y quitate de mi camino ¿Quieres? Trato de ir al salón

- Te acompaño

- Disculpa, pero ya tengo compañía- Leo aparta su vista para ver mejor a mi amigo Gio -Leo, este es mi amigo Oscar. Oscar, este es mi compañero Leonardo

- Hola- dice Gio. Al parecer trata de contenerse.

- Hola, Oscar. Se han corrido muchos rumores de tu llegada. Así que... ¿No son pareja y solo es amistad?

- No somos pareja- dijimos al unisono Gio y yo

- Que bien. ¿No quieres que te enseñe el colegio, Oscar?

- Lo lamento, pero Adelice ya me la esta enseñando

- Bueno, si no vas a distraernos más, tenemos una clase que tomar- dije para evitar pasar más tiempo así.

- En ese entonces, debo decir que nos veremos más tarde- Sin más ni menos arrastre (literalmente) a Gio a la proxima clase.

Las clases pasaron volando y yo me torturaba preguntandome "¿A qué vino eso de 'Te acompaño', 'Solo tengo ojos para ti', '¿Te muestro la escuela, Oscar?' y '¿No son pareja y solo es amistad?'?". Había un montón de suposiciónes que me hacía acerca de sus razones, pero al fin y al cabo, es un hijo de puta.

Un pie delante del otro, uno y uno. Contaba los pasos que avanzaba camino a casa. Llevaba unos... quién sabe cuántos, pero el punto era que avanzaba muy lentamente.

- Vamos, tortuga. Si te das prisa, yo hare de comer

- ¡Adios, looser!

No es por nada, pero soy demasiado holgazana como para cocinar. Y si él sabe, lo doy por sentado.

La Trampa de los Ultimos DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora