CAPÍTULO 1

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Cap. 1

Salió de la bañera después de una hora de estar metida en ella; tenía esa costumbre desde que tenía uso de razón; darse largos y espumantes baños para relajarse. Se envolvió en una bata y fue a su armario; debía darse prisa, a su madre no le gustaba que llegara tarde a tomar el té.

Ella, Shadona Sterling, se preparó con su acostumbrada diligencia, tomándose el tiempo en lucir bien, modesta pero elegante y delicada; sus padres solían decir que tenía aires de princesa; y si, así le gustaba sentirse; aunque no fuera una princesa y sus padres no fueran sus verdaderos padres.

Mientras cepillaba su cabello, pensaba en su extraña historia; según lo que sabían sus padres, una mujer la había dejado abandonada en una capilla muy cerca de Norristown; enseguida había salido huyendo sin mirar atrás; el reverendo había dejado que ellos se hicieran cargo sin necesidad de acudir a las autoridades, puesto que los conocía de mucho tiempo; ellos la habían recibido como suya desde ese día, la criaron y educaron con dedicación y le brindaron todo el amor que sus verdaderos padres le negaron.

Había sido una buena estudiante, se había graduado en diseño industrial pero nunca había ejercido dicha profesión; sus dos padres eran pensionados de una importante empresa de altos estándares en seguridad; querían que ella estuviese a su lado, puesto que a su edad, no era mucho más lo que vivirían.

Salió de su habitación y fue a la planta baja; cuando iba llegando a la sala de estar, escuchó que su madre hablaba con alguien ¿tendrían invitados para el té? Ella no sabía nada, su madre le hubiera informado; apretó el paso y entró, se quedó de hielo al ver quien era la visita y la frase que tenía preparada para saludar, murió en sus labios, logrando solo pronunciar una palabra.

-¡madre...!

...

Después de muchos negocios satisfactorios, para Alistair Wolf, construir dos torres iguales en la floreciente comunidad de Norristown, no representaba ningún inconveniente para él; el lugar estaba casi baldío, solo había una pequeña casa, vieja y seguramente con todo tipo de problemas; era de esperarse que los dueños quisieran salir corriendo de allí, más cuando supiera que les pagaría por encima del costo de venta del mercado.

Investigó minuciosamente a los dueños, se enteró de que eran una pareja de venerables ancianitos que no llegarían a la siguiente década; tenían una hija, muy joven para serlo en realidad, pero a él le traía sin cuidado cualquier tipo de historia personal.

Con los datos suficientes a su cargo, llamó a los dueños de su único impedimento para echar a andar su proyecto; le respondió la señora y se mostró amable y dispuesta a negociar, pero lo citó para esa tarde a la hora del té.

No era que le gustara mucho la idea, pero debía ir; todo con tal de finiquitar ese asunto lo más pronto posible. Se preparó con esmero, tenía muy buena presencia, así que solo debía mantener la firmeza y la seguridad que lo caracterizaba.

Llegó a la pequeña casa a la hora indicada y fue recibido por una señora muy anciana de sonrisa amable y mirada conocedora; lo escrutó por un momento y luego le dijo

-es un gusto recibirlo en mi casa señor Wolf; venga conmigo, iremos a la sala, mi hija se retrasa exactamente diez minutos todos los días, podremos hablar mientras ella se nos une

- señora Susette, es un placer conocerla; me gustaría tratar el asunto que me trae a su casa, de inmediato si no le molesta

- oh muchacho; deja el afán; tratarás el asunto con mi hija, no conmigo; ella es la dueña de esta vieja casa. Nosotros ya estamos de salida – hizo una pausa para indicarle donde se sentara y luego como si nada preguntó – por cierto chico, pareces muy joven ¿Cuántos años tienes? – Alistair no se incomodó, siempre le preguntaban la edad, debido a su éxito en los negocios

Cuando te vieron mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora