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Frenaba el coche, en el espacio de aquel doble vado libre, tratando de calmar su respiración. Ella estaba bien. Al menos, es lo que veía por el espejo retrovisor de su coche. Muy mal no estaba, si aun así tenía las suficientes fuerzas para mirarlo de forma agresiva, como hacía en aquellos momentos hacia su coche.

Aspiró con fuerza, antes de girar la llave del contacto y detener el galopar de su motor, como también trataba de detener de igual manera, el galopar de su corazón.

 Hacía apenas unos treinta minutos, que se hallaba con Laura en su despacho, cuando vio como se le borraba la sonrisa de golpe y mencionaba, que se hacía cargo de recoger al hijo de Estela del colegio.


No recordaba, si se había despedido de la persona que tenía al teléfono, solo recordaba colgar el aparato, ponerse en pie y con la mirada, indicarle que también contara con él en el asunto.


Ya mientras se dirigía con Laura al ascensor, para bajar al parquin y coger cada uno su coche, que le había contado lo ocurrido.

Recordaba haber sonreído un poco, cuando le había explicado, como el culpable del atropello le había arrancado el teléfono de las manos, al ver como intentaba evadir la verdad del posible daño. Y divertida, le mostraba que él era el culpable de que quisiera evadir aquello, pues sabía que cabía la posibilidad de que ella lo mandara a él, mientras que se hacía cargo de su sobrino.

No se había equivocado en nada.

Pero también recordaba, como se le había borrado al momento su sonrisa, al ver la preocupación que mostraba un completo desconocido por ella... Podía resultar un tanto sospechosa.

Pero ahora, desde su coche, veía que era un joven. Nadie, que pudiera ser competencia.

Volvió a respirar con profundidad.

Debía mostrar una autoridad superior a la acostumbrada con ella, porque sabía que le iban a llover quejas o excusas.

Era momento, de volver a mover ficha. Sonrió para sí mismo, al tiempo que abría la puerta del vehículo.



Maldita fuera Laura, pensó con rabia al ver llegar aquel coche... Por ello, que era ella quién quería haber contado lo ocurrido.

Con su versión, él no habría llegado allí nunca. Se prometía, que, si le ponían escayola, atizaba con ella a su hermana en el trasero.

Sus pulsaciones se alteraron un poco más, cuando escuchó como se abría la puerta, y aparecía él de espaldas, para girarse al cerrarla y cruzar así, su mirada con la de ella.

¡Maldito cretino!

Gruñó para sí misma, al ver como todo su sistema nervioso era dominado por su sola presencia.

Hombres así, deberían pagar multas cuantiosas, por bajar las bragas de forma mental a las mujeres. Puede, que de aquella manera sus egos no estuvieran tan crecidos.

Y justo ahora, le sonreía como el primer día. No le gustaba, es como si le dijera, que iba a ser de ella, o que ya lo era.

¿Servirían los crucifijos, para cosas así?

Nota mental, buscar por internet si algún friki, había creado algún repelente para el amor.

-Hola Estela –Saludó con tono serio, seguro, agachándose delante de ella, para después sonreír al chico-. Gracias por preocuparte.

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2019 ⏰

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