El tiempo pasó de una forma increíble, ya que los cumpleaños de Lex y Raisa quedaron en el pasado en menos de un parpadeo y solo podían confirmar que habían sucedido con los recuerdos que nadaban en sus mentes. Para el festejo de la menor, ambas fueron a cenar y luego a ver una película, la noche terminando en lo de Raisa al los padres de Lex haberse ido de viaje y esta no tener a nadie a quien explicarle lo que hacía. En cambio, para el cumpleaños de la profesora de Gimnasia, fueron a un parque de diversiones y a una feria, el resto del día haciendo una maratón de series para caer dormidas al anochecer por el cansancio.
De todas formas, lo bello de la libertad se acababa y Lex no quería despegarse de ella.
—¡No! — grito aferrándose al marco de la puerta de su casa.
—¿¡Esto pasa todos los años!? —pregunto Nike a una de las antiguas amigas de la chica, que, luego de darle la noticia el año pasado de que era lesbiana, aseguro que no le importaba y no se iba a dejar influenciar por las demás.
—Maldita sea, si —gruño Marla tirando del otro cuerpo—. Cuando se suelte sacas las llaves de su bolsillo y cierras la entrada, ¿entendido?
Nike asintió y comenzó a hacerle cosquillas, a lo que Lex no pudo evitar soltarse y ahí aprovecho para quitarle los metales del bolsillo.
—¡No! ¡Quiero vacaciones! —lloró, porque no quería volver al ese ser el mejor verano de su vida.
—¡Vamos! ¡Cuándo antes lo empieces, antes lo terminaras! —quiso animar Marla mientras su madre abría la puerta trasera del auto al canto de:
—¡Adentro, pónganla adentro!
Nike se animo a usar un poco de fuerza y abrazo a la chica para meterla con ella, de inmediato la otra joven cerrando el umbral y yendo a sentarse al frente con su progenitora. Las cerraduras se activaron y Lex miró triste su casa al demasiados recuerdos buenos con Raisa esconderse allí, sin mencionar que en ese lugar no tenía que estudiar y no vivían profesores que te golpeaban con un libro por distraerte en clase. Tuvo que cerrar los ojos y dejar caer la cabeza hacia atrás hasta tocar la almohadilla, de alguna forma su mente intentando sacarla de la tristeza al hacerle acordar que prácticamente todo había comenzado en esa escuela.
—¡Mucha suerte! —sonrió la madre de Marla cuando cada una saco sus valijas del baúl y se acercaron a las altas rejas del lugar.
—Gracias —sonrió Nike, de esa forma ingresando a su último año.
—Nos vemos más tarde —se dijeron al tener que ir a sus dormitorios, por todos lados habiendo incontables chicas que arrastraban sus pertenencias.
Lex llevo sus maletas a un ascensor y las acomodo como pudo con las cosas de otras dos estudiantes, por un momento temiendo que se fueran a varar por todo el peso que habían cargado, pero llegaron sanas y salvas a sus pisos. La primera imagen que tuvo de su habitación fue la de Ágata desempacando, así que la saludo para recibir una contestación bastante seca, la cual a ese punto no la sorprendía.
Realmente era temprano y detestaba que el mismo día de llegada ya tuvieran clases, aunque no jornada completa. Se puso a considerar si tendría Educación Física o Gimnasia, (nunca se acordaba como era que el colegio le llamaba), pero se malhumoró cuando recordó que Raisa ya no les enseñaría... En serio, la mañana ya no se le podía poner peor.
A los pocos minutos tocaron la puerta y Ágata fue a atender, como un rayo alguien entrando y abrazando por el cuello a Lex, la cual agarró el brazo que la estrangulaba y empezaba a arrastrar hasta salir del cuarto y meterse a un elevador.
A través del espejo pudo ver a su captora.
—¡Nike! —exclamo mientras se liberaba—. ¿¡Qué rayos te pasa!? ¡Me dolió!
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𝐀𝐍𝐇𝐄𝐋𝐎 𝐕𝐄𝐃𝐀𝐃𝐎 [pausada]
Любовные романыAlexia es una chica normal que no sobresalía mucho en la enorme escuela de mujeres a la que iba. Gustándole estas, con las grandes posibilidades que había allí, se viene a enamorar de una persona incorrecta: su hermosa profesora de gimnasia. Después...