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Me disgustaban ciertas cosas. Como que las chicas se queden embobadas cada vez que yo entraba en algún salón, como que ni siquiera escuchen cuando tocaba el violín en algún concierto y se pongan a alabar mi rostro en vez de a mi música, que presten atención a mis facciones y no a lo que enseñaba. Por eso me mudaba. Por eso prefería irme a enseñar a Harvard.

La universidad de Harvard tiene prestigio y suena como un desafío interesante para mí. Amaba los desafíos. Además me mudaba bastante lejos, quizás el cambio de aire me ayudaría.

Me llamo Lee Dongmin, aunque soy más conocido como ''El rostro perfecto'', apodo que considero totalmente falso ya que no me considero eso en absoluto. Tengo un rostro común y corriente, al que quiero que alaben es a mi talento, a mi inteligencia. No al rostro que poseo, porque rostros como el mío decaerán con el tiempo pero mi talento siempre estará ahí. Rostros como el mío hay en todas partes.

Me enfurecía con facilidad cuando se detenían a pedirme fotos solo porque tenía una cara bonita. Ni siquiera sabían que yo tocaba el violín. Que mi verdadero talento era ese. Porque tener una cara bonita no es un talento. Tener inteligencia para ciertas cosas si lo es.

Me habían hecho un par de entrevistas, al que había acudido muy ilusionado de fomentar la música clásica y de mis dones en el violín pero lo único que se pasaron preguntándome es si me llovían chicas o como hacía yo siendo tan perfecto. Las periodistas no eran nada serias. Se sonrojaban apenas les dirigía la mirada.

Yo contestaba fríamente y muchos programas me tildaron de ''El rostro perfecto es un cubo de hielo'' o ''El ego y la perfección''. Confundían ser sincero con ser egocéntrico o con ser frío. Pero así me volví con el tiempo. Frío y solitario. No tenía amigos, ya que los hombres me odiaban porque siempre sus novias o las chicas de las que ellos gustaban se volvían locas por mí. Amigas mujeres tampoco tenía por el hecho de que no encontraba ninguna que no se enamore de mí o que realmente me conozca. Y eso sonará muy egocéntrico pero es algo que me pasaba muy a menudo. Era algo de mi realidad.

Por eso me mudaba a Estados Unidos y enseñaría en Harvard. Para cambiar de aires. Estaba seguro que allí todo cambiaría, que serían más maduros que mucha gente aquí en Corea. Por lo menos me iría por un tiempo y luego vería que hacer. Aunque tenía la fe de que la gente de allí sea mucho más madura que la de aquí.

Los únicos que estaban en contra de mi ida, eran mis padres. Sobretodo mi padre.

— Volverás con vicios. Vicios a las drogas, vicios a toda cosa mala que yo no aceptaré, Dongmin — me dijo molesto. Rodé los ojos y negué con la cabeza al ver que mi mamá soltó un gritito de horror.

— Papá, tengo 27 años y soy un profesor respetable y con un coeficiente intelectual alto... ¿crees que me dejaré llevar por esos ''vicios''? —

— ¡Te pareces a un idol! A una estrella de kpop... ¡Todas las chicas estarán detrás de ti! — exclamó mi madre. Aunque no entendía si lo decía asustada o emocionada. Ella era la que tenía la loca idea en la cabeza de que me casaría pronto.

— Ojalá fueras un idol... — suspiró mi hermano menor, más para sí mismo que para el exterior. Mi padre lo fulminó con la mirada.

— Mira papá... ¡Despreocúpate! Nada de eso sucederá... No tengo intenciones de caer en vicios ni de convertirme en idol y muchos menos... — dije esta vez, mirando a mi madre: — de casarme o estar de novio con nadie —

Mi mamá suspiró y puso los ojos en blanco, sonriéndome con cariño, mientras que mi padre no demostraba ningún sentimiento. Estaba igual o peor de serio que otras veces.

— ¿Cuando vendrás, cariño? — preguntó mi mamá con cierto dejo de tristeza en la voz y me encogí de hombros:

— No lo sé... Quizás dentro de 6 meses o algo así — apenas se lo dije me hizo un puchero tal y como los que hacía yo. Sonreí y me acerqué a abrazarla:

— ¿Sabes que te extrañaré muchísimo? — le pregunté sin querer ponerme tan sentimental y vi pequeñas lágrimas en sus ojos.

— Llámame cada vez que puedas... —

— Por supuesto que lo haré mamá —

Yo vivía sólo pero a pedido de mis padres, pasaba la mayoría del tiempo que podía en su casa. Y ahora que me iba a vivir en otro país, pasé mis últimos días en su casa. Mi papá siempre fue distante y estricto conmigo pero se lo agradezco por haberme formado de esta manera. Sin él, creo que no hubiese conseguido ni sido todo lo que soy.

— A ti también te extrañaré, papá — le dije. Sé que no servía de nada pero tenía que decírselo. Él me miró y asintió.

— También yo lo haré Dongmin —

Mi equipaje ya estaba preparado y sólo faltaba despedirme de mi familia. No podían ir al aeropuerto a despedirme pero me aliviaba saber que por lo menos me extrañarían. La única cosa que me importaba en Corea eran ellos tres. Las únicas personas que me conocían al pie de la letra y me querían de forma incondicional.

Yo no era sensible ni mucho menos pero dejar a mi familia me estaba costando mucho más de lo que había imaginado. No me gustaba la cursilería y mucho menos me gustaba expresar mis emociones pero el último abrazo que le di a mi mamá, me quebró algo por dentro.

No podía volver atrás. Ya estaba todo solucionado y ya tenía mi departamento en Estados Unidos. Todo estaba hecho. Mis padres lo entenderían. Necesitaba este nuevo aire. Alejarme de todos.

Sólo esperaba que las cosas fueran mejores. Sólo esperaba conocer a gente que valiera la pena. Y que reconozcan que yo no era sólo una cara bonita, como muchos se atrevían a decir...

Sonreí para mis adentros debido a que en el aeropuerto un artista callejero estaba cantando y bailando. Bailaba bien a simple vista. Me gustaba ese tipo de artistas.

Me apresuré para tomar mi vuelo. Todo marchaba bien.


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Siento mucho si tiene errores o si está algo desordenado pero debía publicarlo. En cuanto tenga mi Word de vuelta, lo arreglaré y subiré como se debe (?

Espero les guste, Uwu :3 Sé que es cortito pero el siguiente será más largo :3 


Destinos Entrelazados (BinWoo/Binu) AUWhere stories live. Discover now