No era fácil la tarea que la madre y sus dos hijas tenían por delante. No se conocían entre sí y las chicas no conocían nada de ese mundo mágico. Tenían que construir una nueva familia, hacer nuevos amigos, aprender cosas nuevas. Para empezar el señor Doreik puso a las dos hermanas en la misma habitación y les avisó a ambas que se incorporarían las clases del Instituto en una semana.
Durante esa semana conversaron muchísimo, se quedaban despiertas hasta muy tarde en la noche hablando sobre sus vidas, sobre lo que les gustaba hacer, sobre sus sueños. Su madre las acompañaba durante el día por la escuela y les mostraba todo, hablaban de temas muy diferentes, les hacía preguntas, e incluso cocinó para ellas sus comidas preferidas.
Las tres se fueron llevando cada vez mejor, y muy despacio surgió sin que se dieran cuenta una confianza y un amor que significaría todo para ellas. Por supuesto todo no era tan fácil, las gemelas eran muy diferentes en gustos y caracteres. MariCami era más controlada, más calmada. Diplomática por excelencia sabía zanjear conflictos. Tenía una necesidad de expresarse, de fluir como el agua, por eso era artista, y lo que más amaba era fotografiar paisajes y animales, la naturaleza en general. Decía que era difícil expresar los misterios de mamá natura y que ese reto le encantaba. Sin embargo era un peligro cuando se enojaba. No era una ira de un momento, sino contenida, casi no se enfurecía pero cuando alguien osaba dañar algo que ella amaba o lastimar sus sentimientos era como el cauce de un río desbordado, ¡ay del que estuviera en medio!
Karla estaba estudiando biología, amaba la naturaleza pero también las ciencias. Era ardiente como el fuego y apasionada en todo lo que hacía. Tenía un buen corazón, pero era rebelde, impaciente e inquieta, todo lo contrario a su hermana. Un pequeño ciclón, siempre haciendo algo y moviéndose sin parar. No permitía que nadie la dañara a ella ni a su familia o amigos, saltaba como una tigresa a defenderlos y era capaz de pelearse a los puños sin pensarlo dos veces si consideraba justa la causa. Las mellizas eran muy diferentes pero tenían en común el amor por su madre y por la naturaleza, y el deseo de dar el primer paso a la hora de defender una causa justa. A la larga comenzaron a quererse.Iniciaron las clases y aunque al principio tenían reservas sobre como resultaría todo, las gemelas también comenzaron a hacer amistades. En el aula de la academia donde cayeron, había chicos muy diferentes pero con quienes más congeniaban era con cuatro de ellos: Susana, Diego, Daniel y Jorge, todos con poderes diferentes. Susana y Jorge manejaban el elemento Tierra y eran muy buenos comunicándose con los animales, sembrando y cuidando las plantas etc. Diego manejaba el elemento fuego, y Daniel el elemento aire, ambos eran hermanos con un año de diferencia. Diego era bajito, de peso normal, blanco y de ojos verdes. Alegre,activo y curioso, sabía tocar la guitarra y animaba las reuniones del grupo. Daniel era el menor; alto y muy delgado, de ojos verdes igual que su hermano. Distraído, callado y siempre soñando, parecía que vivía en los aires. Susana y Jorge amaban la tierra. Susana era pelirroja, alta y de ojos azules; quería especializarse en agronomía en la universidad. Tranquila y paciente, el despiste en persona y buena para hacer amigos. Jorge era mulato, alto y fuerte. Su sueño era graduarse de botánica. Impaciente y un poco torpe; pero con un corazón enorme Todos tenían cosas en común, los unían conflictos familiares, comenzaban a aprender poco a poco a manejar sus nuevos poderes y un altísimo sentido de la justicia.
La primera clase a la que asistieron fue con la profesora Grena. Más joven que señor Doreik, risueña y cariñosa parecía una hermana mayor. Ella les explicó que primero debían trabajar todos juntos con un objetivo en común: conectarse con la naturaleza. Les hicieron pruebas a cada uno para confirmar a que elemento pertenecían: una mesa con un vaso de agua, una planta, una pluma y una piedra volcánica. Les pidieron que cerraran los ojos, pusieran la mente en blanco y extendieran los brazos hacia la mesa. MariCami consiguió convertir el contenido del vaso en una pequeña columna de agua; y Karla incendiar la piedra volcánica. Susana y Jorge hicieron crecer la planta y Daniel volar la pluma. Todos estaban asustados porque no sabían que podían hacer tantas cosas; y menos controlarlos
En la segunda clase Grena les llevó a un bosque que colindaba con la academia y los ubicó a cada uno cerca de su elemento. A María Camila le tocó bañarse en el río, a Karla subir hasta un volcán inactivo cercano y Diego la acompañó, ambos iba sudando ladera arriba. Daniel subió a la montaña, a la cima donde más aire daba y a Jorge y a Susana les tocó conversar con los animales. Cuando cada uno estuvo en su puesto empezó la diversión.
Cuando MariCami se relajó disfrutando el contacto con el agua el río comenzó a removerse. Parecían las olas del mar. Ella se asustó, pero consiguió consiguió calmarse porque la profesora Grena se acercó. Le enseñó a mover las manos suavemente, con calma. Para su sorpresa el agua obedecía a sus órdenes, moviéndose al compás de sus manos.
- Piensa en hielo, y en el color blanco (le dijo Grena)
Y así lo hizo. Poco a poco fueron formándose figuras de hielo al ritmo de sus manos. Hasta que dejó de moverlas.
- Noooo!!!! estaban quedando tan lindas!! (Dijo Mari Cami.) Yo nunca pensé lograr hacer cosas así.
- Cuando tengas más práctica se mantendrán congeladas. Esto es solo el comienzo, y es mucho más complicado lograr ciertas cosas. Controlar tus emociones te ayudará a controlar tu elemento. Vengo enseguida, veré a los demás chicos.
Grena subió hacia el volcán y cuando llegó vio a Diego y a Karla con cara de pánico. Estaban agachados al borde del volcán, y dentro la lava hervía, cada vez más caliente. La profesora Grena se apresuró a llegar hasta ellos.
- Calménse, relájense. (ordenó) Cierren los ojos y piensen en un mar en calma. Bien, ahora ábranlos. Respiren profundo y muevan las manos lentamente.
Ambos hicieron lo que les dijo, y la lava bajó y desapareció. Ellos sonrieron aliviados.
- Gracias profesora, esto pudiera haber terminado en una catástrofe.
- Ustedes pueden conseguir dominar el fuego pero no será fácil, y deben controlar sus emociones primero, el miedo no ayuda. Recuerden que ustedes son los que están en contacto con la madre natura, y pueden lograr que les escuche.
Los chicos se abrazaron, contentos y abrazaron a la profesora. Esta les sonrió y se alejó.
- Veremos en que líos están metidos Susana y Jorge. (dijo Grena).
Continuará....
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Los cuatro elementos o la luz del corazón:
FantasyMaría Camila y Karla son dos hermanas gemelas separadas desde su nacimiento por el destino. Les tocará no solo conocerse de cero, sino entrar a un mundo donde existe la magia vinculada a los 4 elementos de la naturaleza, recuperar la relación con su...