Wrap up under a cloak

Stay With Me

—No puedo aceptarte para el resto de mi vida —una mano en tu pecho, apretada contra la tela de tu vestido, transmitiendo en cada articulación, tu desesperación—. Cada vez que siento cuánto te puedo amar, solo sé que lo estoy traicionando.

Sabías que aquellas palabras lo estaban lastimando, porque podías interpretar muy bien su expresión de tristeza.

—¿Aún lo amas? —aunque era pregunta, hizo que sonara como una afirmación triste.

 Nunca fue un secreto tu enamoramiento por Barry Allen. Cómo miembros de un mismo equipo, fue difícil no convivir con él y, en su debido tiempo, congeniar de una manera que no habías experimentado antes. Por ciertos motivos tuvieron una corta relación.

Él siguió con su vida, se casó con la mujer que amaba y tuvo hijos, pero siempre procuró tu bienestar. Siempre tuviste tu pequeño rincón en su corazón, a pesar de que ya no te amaba de la misma manera pasional que antes.

En su debido tiempo, una misión casi insuperable cayó sobre la liga como un manto de obscuridad que ensombrece el alma. El actual Flash. Barry. El esposo, padre, amigo... No logró seguir en pie.

Pero ahora todos seguían sus vidas, con sus recuerdos atesorados y el deseo de ser mejores cada día en nombre de su compañero, y de todos aquellos que alguna vez estuvieron, pero ya no más.

Pensaste muy bien tus palabras. Pensaste muy bien tus sentimientos. Tenías que pensar muy bien qué era lo que querías hacer con Bruce. Con tu indicado, tu único.

—De cierta forma, aún lo hago. Pero tú aún no comprendes. Cada vez que me dejo fluir con este torrente de sentimientos y creo que no puedo amarte más, hasta que mi corazón explote o yo misma me consuma, sé que lo estoy traicionando. Porque nunca lo amé como a ti. Como te amo. No puedo vivir con la culpa.

Él buscó llamar tu atención, nombrándote por tu apodo. Te veía serio, mientras hablaba.

—Es momento de dejar lo que nos perjudica de nuestro pasado ahí, en el pasado. Las parejas que perdimos no deben definir lo que vamos a ser. No se trata de ellos y nosotros, solo tú y yo. Quédate conmigo. No pido que aceptes el anillo, solo pido que no me dejes, que me des permiso de ser el verdadero yo al menos contigo, no solo ser Batman.

Se acercó a ti, te acarició las mejillas y lo viste cerrar los ojos para después suspirar, inundándose de tu aroma, de tu ser. Del amor que tiene por ti.

Esa noche aceptaste, no solo quedarte, sino también el aceptar el anillo en un futuro, él entendía por completo si en algún momento no te sentías cómoda con tu decisión y esa noche comprendiste que aferrarte al pasado no te serviría de nada.

Juntos salieron a divertirse con el resto de invitados, quienes estaban reunidos en un círculo para burlarse de como el Capitán Marvel había sido secuestrado en su última misión de una manera muy torpe.

Aunque se mantuvo el ambiente relajado, algunos notaron su previa ausencia de la fiesta, pero nadie los interrogó.

Una tarde, en la que Dick fue de visita, todos salieron por comida en lo que tenías que quedarte haciendo la investigación de un caso particular que estaban manejando los bats. En este punto de tu recuperación, la liga había votado por una reincorporación gradual de tu parte, en la vida de superheroína.

La única alma pepenadora que paseaba por la mansión, a parte de ti, era Alfred. El mayordomo se te acercó, después de varios días en los que lo habías atrapado siguiéndote, y sin rodeos preguntó:

—¿A qué le teme, a parte de el pasado, en su relación?

Contestaste con cansancio grabado en tus ojeras, después de horas de trabajo:

—Alfred, no se te escapa ninguna —hiciste una pausa para reír mientras te frotabas los adoloridos ojos—. El día en que murió Barry, él tomó una línea segura en su comunicador para hablar conmigo. Me dijo que era la persona con la que hubiese querido pasar el resto de sus días en algún momento o en otra vida. Dijo que cualquiera daría la vida por mí. La razón por la cual él iba a morir salvando el mundo era porque quería prosperidad para la gente como yo.

No querías ser ninguna egocéntrica, ni tampoco creías valer la pena la muerte de tantas personas solo porque tú pudieras vivir. Pero tenias un historial, sentías que la gente perecía por tu culpa y odiabas que aquel destino fuera impuesto incluso, para aquellos a quienes amas.

—Así que también se preocupa por el señor Wayne —su tono era casi burlesco, un indicio que decía "bienvenida al club". Aquello era un poco tonto de pensar, teniendo en cuenta la línea de trabajo que tenían, pero tú tenías profundos sentimientos revoltosos acerca de aquel acontecimiento con la perdida de uno de tus más grandes amores—.Tenga en cuenta que él daría su vida por usted estando o no juntos.

Alfred era una persona que tenía mucho que decir, pero jamás gastaba más saliva de la requerida. Y tenía razón.

Las cosas malas podrían pasar aún si tú te permitías o prohibías disfrutar la vida. Era mejor tener a alguien a tu lado y sostenerte contra la tempestad, que pasar días de soledad y martirio.

🌠

Alfred tiene la boca llena de verdades.