Wrap up under a cloak

Supermarket Flowers

Nightwing

Ser niñera parecía haber sustituido el trabajo de limpiar las ciudad. Sospechabas que, con ponerte a cuidar a Dick, Bruce mataba a dos pájaros de un tiro: mantenía al chico a salvo de misiones peligrosas y a ti te tendría lejos de las calles. Él decía que le estorbabas, lo cual era erróneo: simplemente le gustaba ser el murciélago solitario.

Tenían esa extraña relación "amistosa" de un par de héroes que conocen la identidad del otro, pero sabías que él no confiaba en ti, así que veías lógica su reacción y su elección  de táctica. Por lo general no podías negarte porque te hacía el encargo antes de poder si quiera hablar con él, así que antes de darte cuenta ya estabas cuidando al chiquillo.

Para tu suerte, por más loca que te volviera el energético niño, también era compasivo y amable en gran medida, y con el paso del tiempo comenzabas a tomarle algo de cariño.

 A veces entrenaban, otras intentaban cocinar repostería extra difícil bajo la supervisión de Alfred. También lo ayudabas con sus tareas o resolvían casos. Por lo general, comenzaban a generar un vínculo tanto en lo súper como en lo cotidiano.

Te gustaba enseñarle español de cuando en cuando, así que lo practicaban también. Había comenzado como un "experimento social", probando las reacciones de Grayson en su proceso de aprendizaje, pero pronto él comenzó a entenderlo y tú a enseñarle con gusto.

Uno de esos días en los que se sentaban a practicar, notaste que se le estaba dificultando un poco las conjugaciones de un verbo que debía ser difícil para alguien cuyo primer idioma era el inglés, pero decidiste no presionarlo. Así pues, te hizo sus preguntas pertinentes y tú buscaste la manera adecuada de mostrarle cómo se hacía.

Te miró atento y se quedó procesando la información, luego lo viste apuntar en su cuaderno.

Decidiste que le había quedado claro, así que regresaste a tu investigación, hasta que lo escuchaste claramente:

—Gracias, mamá.

No hay manera de defender tu accionar, pero era entendible tu reacción, pues eras joven, impulsiva y con pocas herramientas desarrolladas. Fue así que viste la pálida piel del chico comenzar a adquirir un tono rojizo tan brillante como el sol. Avergonzado, te miraba callado mientras tú te desinflabas en risas y burlas hacía su comentario.

Está de más decirlo, pues es obvio, pero ambos atesoraron ese recuerdo el el fondo de sus corazones, en ese baúl de recuerdos preciosos que de vez en cuando abrían para sentir que el mundo no era tan malo.

Puede ser que en su tiempo te hayas burlado, pero era más que asegurado que, por dentro, eras una bola de masa llorona y con muchas ganas de abrazar a Dick Grayson.

El chico siempre tendría un lugar especial para su madre por siempre y para siempre, pero jamás negaría que los lazos que formó contigo y que la manera tan cálida en la que lo amaste, lo hizo quererte como a una segunda madre.

Red Hood

Jason era para muchos, difícil de querer. Tenía un pasado un poco más duro que su predecesor Robin y, por lo general, la gente decidía culparlo antes de preguntarse por qué era así.

No negarás que a ti te costó un poco, al inicio, tomarle el gusto, pero eras completamente consciente de que era un pequeño que intentaba comprender un gran mundo, al mismo tiempo que buscaba su lugar en él.