Volví

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Catalina...

Me pego a la cama mientras muevo el vaso de whisky con hielo, bebo un sorbo y concibo que me vuelve el alma al cuerpo, arde... estoy incomoda por lo que dije hoy al medio día, años pasaron para que vuelva a escupir sobre una emoción, muevo las piernas son tan perfectas, la luz de la luna ilumina el cuarto por la ventana grande y me siento una diosa, condenada por su propia decisión, he mentido y destruido. Resuena en mi mente aquellas palabras "Todo es tu culpa" tuve lo mío... Oh sí, pero ellos tendrán lo suyo, su propia creación será quien los haga perder la cabeza, sonrío y no puedo ser más falsa.

Recuerdo sus manos sobre mí y no puedo dejar de tener asco porque un día deseé dinero, poder, con eso. Las joyas, ropas, tarjetas me sedujeron, nunca conocí más que la miseria sin lo que yo anhelaba, me mató, sé que estoy muerta y para Raúl tengo un regalo de distinto tallé que, para esos malditos, sin embargo, lo dejaré para el final. Por ahora me dedicaré a conocer a Lucas, entender su cabeza y volverlo fuerte para que no caiga de manera estúpida, Raúl no se fija en él, no se dio cuenta aún que es un niño demasiado retraído, sumiso que sufre para poder integrarse y ni siquiera quiere que conozcan a su padre, sospecho que sabe de qué está echo su padre y de algunas cosas turbias ¿De qué lado estaría si supiera la verdad? Me pregunto, y respondo entre pensamientos, pues claro que, del lado de padre, sí. Asiento con la cabeza— Padre e hijo —me pongo de pie y lanzo el vaso por un jarrón caro de ese maldito.

Veo la puerta abrirse y es una de las empleadas con una bandeja y trae la cena, dije que no bajaría a cenar, mira mi bata de seda y se extasía con mi belleza —Cuidado, pues puedes estar admirando al diablo —le hablo y ella no dice nada juntando los fragmentos del jarrón, sin embargo, me regala una sonrisa al irse. Me muerdo el labio inferior cerrando los ojos y solo se me aparecen sus ojos impregnados de odio y de desprecio —Maldito, aún no me pagas todas, Raúl —Observo la cena es ensalada con trozos de carne con un postre al lado, sonrío al pensar que a ese estúpido llegué a cocinarle y ser una buena mujer, pero lo dejé en el abandono y bien merecido lo tiene. Creo que era una niña cuando empecé con ellos para todo lo que me enseñaron.

En tanto logre destruir a los Vargas, el placer será glorioso. Yo haré justicia mientras me divierto, se lo merecen. Aún recuerdo aquello a lo que me forzaron aquella tarde, fue uno de los peores momentos:

—Bien mi querida Cata, hoy quiero que me traigas los documentos y tendrás que hacerlo —susurró cerca de mis oídos y me suspendí al entenderlo.

Mi condena fue toparme con esa familia, perdí a mis padres y hermanos, persuadida por los vanos placeres mortales, creyendo que era mi propia creación ponían ideas en mi cabeza que sin ellos no hubieran estado, jamás lo habría pensado, me hicieron creer en esa maldita droga del poder:

—No quieres que nazca —dije.

—No es el momento —torció los labios y se puso serio, me negué, en cambio, aunque me engañaba diciéndome que sí tenía potestad para todo, se vino abajo cuando lo hizo sin mi autorización y pensé en Lucas... no niego que en algunas noches me desvelaba con teléfono en mano a los tres años de haberlo abandonado, pero no me creía nadie. Desperté en la realidad de que era un monstruo. Me enteré lo que Kevin hizo con mis padres y hermanos, de las cosas que ocultaba, me convertí en hielo entre sus brazos, aun así, no le importó.

—Es el Karma, mi amor —me repitió, estaba asqueada y mi capa de altivez con desgano se hacía más gruesa.

A los pocos meses de eso tuve un accidente, escapé por algunos años tramando una estrategia después de enterarme de todo, fingiendo estar muerta, al regresar lo convencí con mi piel... Para hacerles pagar a todos por igual, a su nueva esposa, a Kevin, a su padre, hermana y a Raúl...

Pongo música para relajarme.

A ese desgraciado lo tomé y estoy a punto de inducirlo a que se divorcie, durante mi ausencia se casó con esa perra barata. Es interesante como un hombre de bajos instintos siempre cae por unas buenas piernas, me hizo ver como la mala de la historia igual que Raúl, y es tan divertido que no puedo evitar gozar. Siempre fui una maldita actriz, pero ahora protagonizaré sus destrucciones.

—Esta historia apenas comienza.

Al día siguiente espero ansiosa la tarde, voy a una cafetería local, al entrar veo a Lucas sentado y le llama la atención mi aparición. Estoy vestida lo más sencilla posible, pero a la vez no me dejo ver mal, llevo un jean color azul marino, una remera color crema y unos zapatos que combinan con ella. Él está con una niña de aproximados catorce años, vestida de forma sencilla, me acerco sonriendo y coloco mi bolso sobre la silla, Raúl ni se imagina lo que su hijo está haciendo, se levanta cuando pretendo sentarme como todo un caballero, me recuerda a su padre.

—Lo siento, vine sin avisar, es que pasada por aquí y los vi —le sonrío a la joven que me ve con una mirada de desconfianza, pero intenta mitigar eso y no le sale tan bien como a mí.

—¿Qué quiere tomar? Se lo traigo Señorita Catalina —no me trata de tú o de vos, conoce los dos tipos de vocabulario, creo que le agrada más el voceo, en cambio pienso que a su padre no le agradaría enterarse de eso.

—Un jugo de frutas —se dirige a pedirlo, por lo que veo en este lugar es la forma normal de hacerlo.

La niña me mira analizándome, pero quiere disimularlo, él no suele tener amigos así que ella es nueva en su vida— ¿Qué pretendes sacar de provecho con mi hijo? —soy directa y no responde— Bien, te diré algo, dicen que los abogados experimentados e inteligentes con una mirada pueden saber quién es inocente o culpable, independientemente de a quién defienden...

—Somos amigos, por coincidencia —solo dice eso y no le creo porque no puede mantener la vista conmigo, tengo una mirada especial.

—¿Cómo lo conociste?

—Hace un buen tiempo atrás en una plaza —miente de nuevo, en cambio ahora me mira a los ojos para decirlo, es buena... oh sí. Se regenera.

—Bueno, entiendo, no me caes mal y podemos ser amigas, pero ten cuidado con su padre, te puede cortar las bolas que no tienes si te pilla en la movida, es muy suspicaz —se ruboriza al instante, esta no es su personalidad verdadera, mi hijo vuelve con lo que pedí y espera a que yo hable.

—Me siento incomoda y solo me vino el impulso de querer estar a tu lado cuando te vi, creo que es mejor dejarlo —me levanto y me detiene.

—También la extrañe —dice— toda mi vida —hace efusión a lo último y me paralizo.

—Tranquilo, ya volví —digo y me abraza, me siento totalmente débil y fuerte.

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2022 ⏰

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