8 Capítulo°

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Los días pasaban muy rápido y en mi vida no había pasado nada interesante después del beso de Ian; bueno si estábamos saliendo pero como amigos y no habíamos mencionado nada del beso. Estaba un poco confundida porque al principio me había dicho cosas feas y ahora parecía ser otra persona. No les conté a mis amigas porque lo interpretarían de otra manera y las conocía muy bien. Este era un día perfecto para mí, miraba desde la ventana como caía la lluvia. El profesor de biología nos estaba explicando sobre el viaje que tendríamos la próxima semana, era un campamento. Había una chica que me miraba con odio y ni siquiera sabía quién era, su amiga que la acompañaba se miraba diferente siempre reía de cualquier cosa. Jason y Zoey parecían ocultar algo. No me lo decían pero yo era buena para detectar que escondían algo muy interesante, no me importaría que estuvieran saliendo lo que si me lastimaría era que lo estuvieran haciendo y Zoey como mi amiga que es, no me lo contara.

­—Muy bien, quiero que las chicas suban y bajen gradas —indicaba el entrenador, mientras apuntaba unas cosas en su libreta —Mientras los chicos hacen estiramientos y comienzan a trotar por la cancha — Había dejado de llover unas horas antes, así que la cancha estaba estable para poder hacer gimnasia.

Mientras estiraba los brazos miraba disimuladamente a Ian. Este chico tramaba algo pero quería saber qué. ¿Era bipolar? O ¿Qué? Se portaba de lo mejor conmigo pero para mí si era algo extraño. Nadie hacia eso conmigo.

­— ¿Es sexy no? — Mis pensamientos son interrumpidos por la chica de mi clase de biología.­ ­— Soy Palmer por cierto. ­—estrecha su mano con la mía.

— Bipolar diría yo ­—le respondo de la misma forma estrechando mi mano con la suya— Soy Raquel.

—Ian no es asi, a mi también me tiene algo confusa con su comportamiento. ­—reía la chica

—¿Lo conoces? ­—no podía evitar preguntar.

—Somos amigos...— respondía Palmer —Pero nunca lo había visto actuar de esa manera.

—¿Te puedo preguntar algo?

—Si lo que quieras — dijo mientras me daba una sonrisa de ser buena chica.

—No podía dejar de notar que en la clase de biología tu amiga me volteaba a ver mal... —le comentaba mientras amarraba mi cabello— no la conozco no sé por qué motivo lo hacía ­­—finalicé

—Me disculpo por ella — me decía cabizbaja —ella es un tanto posesiva...

—¿Pero con que? Ni siquiera la conozco y no he tomado nada que le pertenezca.

—Esta enamorada de Ian y... este ya no quiere saber nada de ella. Piensa que tú se lo arrebataste.

—¿Pero que? —grité— Pero si yo no he hecho nada, solo somos amigos.

­—No te preocupes. Te creo, conozco como son cada uno de ellos y se lo que son capaces de hacer. ­—Palmer parecía ser diferente. No era como las demás chicas que a lo largo de mi vida me he ido tropezando, "Envidiosas, egoístas y que se creen el centro de atención"

—Está bien...Será mejor que empecemos a subir y bajar las escaleras —le ofrecí una sonrisa.

—Me gustaría tener una nueva amiga... te parece que después de aquí vayamos a tomar un batido mientras nos conocemos mejor?—preguntaba tímida.

­—Solo si no va tu otra amiga —dije irritada.

—Te lo prometo —rió Palmer.

Todo iba bien... subíamos y bajamos los escalones como el entrenador nos había encargado. Pero... me tropecé con algo y me golpee el tobillo.

—Raquel! —gritó Palmer —¡Pero que te ha sucedido! ¡Alguien venga a ayudar!

El entrenador vino corriendo hacía mi. Ian al escuchar lo que había sucedido fue el primero en llegar.

—¡No me toques! —el dolor era insoportable. Lloraba descontroladamente y no quería a nadie cerca. Pero a Ian pareció no importarle.

—Solo quiero ver si es grave —me tranquilizaba.

—¡Déjenme pasar! —Gritaba el entrenador— ¿¡Pero como ha sucedido esto!? Si todo lo estabas haciendo bien.

—Algo me hizo caer —no podía pararme y observe que Palmer fue a revisar si alguien estaba atrás de las escaleras.

—No, no te levantes que tienes el tobillo fracturado —me decía Zack.

­—Entrenador alguien la hizo caer...­ Encontré esta pulsera enganchada en el escalón. —le explicaba preocupada Palmer al entrenador.

—Llévenla a la enfermería, yo iré a explicar lo que ha sucedido. —Indicaba el entrenador— La clase ha terminado por hoy.

Ian y otro chico me cargaron hasta la enfermería. ¡Qué horror nunca me había sucedido algo así! Que voy hacer tanto tiempo sin hacer ejercicio. Quien pudo haber hecho algo tan enfermo.

Llegamos a la enfermería e Ian le agradeció al chico por haber ayudado. Se acercaba a mí mientras yo indagaba la situación.

—¿Cómo te sientes? —pregunto nervioso.

­—¡Cómo crees que me voy a sentir!... Me acabo de fracturar el tobillo —me tocaba la cabeza desesperada, creí que las personas al momento de fracturarse el dolor no era tan intenso después, pero me equivoque. —Que voy hacer ahora sin entrenamiento y sin mi viaje.

—No es tan grave, no te preocupes, solo es una fisura. El dolor que sientes es por el golpe. —me explicaba mientras evaluaba mi tobillo nuevamente.

—¿Cómo lo sabes?­ —le pregunté más tranquila.

—Mi padre es doctor... —miraba disgusto en su mirada—y yo lo acompañaba por veces al hospital y allí aprendí muchas cosas.

—Yo no... —me interrumpe la enfermera.

—Raquel Hamilton puede pasar. —Ian me ayudo a levantarme y me acompañó para ver cuáles serían los resultados de mi tobillo.

—Te haré unas radiografías para evaluar tu tobillo— me explicaba la doctora— para ver cuál es el problema. 

Salió la doctora dejándome sola con Ian. 

—Crees que sea cierto lo que Palmer dijo?

—¿Qué tu caída fue intencional? —preguntó mientras tocaba su labio inferior— Pueda que sí.

—Pero ¿Por qué?...

—No te preocupes, tarde o temprano encontraran al culpable o la culpable.

—Señorita Hamilton —ingresó la doctora con las radiografías ­—Sus resultados son positivos, tiene una fisura en su tobillo derecho así que no es algo muy grave como una fractura pero tiene que tener sumo cuidado. —Se quita las gafas la doctora y me miró a los ojos — Debe tener sumo reposo y acatar las órdenes, le colocaremos una bota ortopédica para que su tobillo tenga una recuperación segura.

—De acuerdo. — ahora tendría que andar con muletas, que más me podría pasar.

—Eh... tengo unas muletas... si quieres te las puedo prestar. —me dijo el buen Ian.

—No es necesario. —estaba apenada, ya había hecho mucho por mí, como para que me preste sus muletas también.

—Acéptalas por favor. —comentó serio mientras tocaba su cabeza.

—Te lo agradezco. —me tomó de la cintura y me ayudo a bajar de la camilla.

Se había portado muy bien conmigo. Me ayudó a llevar mis cosas hasta el departamento y se había ofrecido a cuidarme mientras llegaban las chicas.

"Por favor no me quiero enamorar por sus buenos gestos conmigo­" me repetía a mí misma. Lo prometiste Raquel, y tú no rompes tus promesas. 

Raquel ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora