—¿QUÉ? NO PIENSO HACER ESO, NI QUE ESTUVIERA LOCO!
—Acaso ya olvidaste que por ordenes de Athena tienes que hacer lo que yo te pida? O acaso quieres que Athena te lo recuerde?
—No, pero...
Su mente no encontró una respuesta, en lo único que pensaba era en la posibilidad que tenía de retirarse del cargo de caballero dorado, tal vez servirle a otro dios, o quizás regresar a su querida Francia.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos al momento de sentir como una mano acariciaba descaradamente su trasero.
—Pero, qué?— susurró Milo en su oído, para proceder a morderlo ligeramente.
Aquel contacto con su piel hizo que se estremeciera y bajará la guardia, dándole oportunidad al contrario de lanzarlo a la cama y pocisionarse sobre él, atrapando ambas muñecas con una de sus manos mientras con la otra empezaba a quitar el vestido que Camus llevaba puesto.
—Q-qué ha- haces?— habló en un tono que denotaba nerviosismo y molestia.
—Nada, sólo quiero empezar a abrir mi regalo, hay algo de malo en eso?
Camus no dijo nada, se había quedado sin habla, y claro, quién no? No quería eso, no tenía planeado perder su virginidad de esa manera, simplemente no quería.
Milo siguió con su labor y en un abrir y cerrar de ojos— que para Camus fue una eternidad —Milo ya lo había desvestido casí por completo, dejando sólo la ropa interior y las medias. Se removió inquieto tratando de liberarse, Milo al notar esto aplicó más fuerza en las muñecas de Camus.
—¿Qué crees que haces?
—Me quiero ir, por favor— dijo Camus desesperado.
—¿Qué te hace pensar que te voy a dejar ir?
—Por favor.
—Te dije que no, acaso no te quedó claro?— increpó molesto, clavando los dientes en la delicada piel del cuello de Camus, que sólo pudo ahogar un sollozo. Al cual Milo no le puso la mínima importancia.
Milo le arrancó las prendas que aún le quedaban y empezó a quitarse las propias, al terminar de hacerlo comenzó con un recorrido de besos y mordicos desde la mandibula de Camus hasta su vientre, pero Camus lo único que hacía era sollozar.
Obligó a Camus a mantener las piernas obsenamente abiertas, mientras alineaba su miembro a la par de la entrada del contrario.
Metiendo la punta de su miembro sin piedad, ni preparación alguna. Camus no aguanto más y comenzó a llorar, lágrimas caían por aquellas mejillas pálidas.
Cuando el santo de Escorpio se dió cuanta de todo lo que estaba haciendo, se detuvo. Limpió con cuidado las mejillas de Camus y depositó un beso en cada una.
—Perdóname Camie— susurró Milo, quitandose de encima— No era mi intención, si quieres te puedes marchar— habló dolido.
—Milo...
—Sé que lo que hice estuvo mal, lo único que quería era hacerte el amor, pero sólo terminé queriendo coger y todos sabemos que no es lo mismo. Coger simplemente es la posesión de la carne sin sentimientos de por medio, concepto ordinario y vulgar, igual que yo— terminó en un suspiro.
—Por eso estás en todo tu derecho de irte, pero antes quiero que sepas que... Te amo— apesar de que esto último haya sido dicho en un susurro, Camus fue capaz de oírlo.
Y saber que eso era lo que necesitaba oír, necesitaba saber que en un principio harían el amor. Saber que Milo lo amaba, que sus sentimientos eran correspondidos. Porque sí, el frío caballero de Acuario amaba fuertemente a Escorpio, pero el no quería ser uno más del montón.

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¡¡SÓLO POR HOY!!
FanfictionSólo por hoy, Camus hara todo lo que Milo le pida por ser cumpleaños de este, aunque eso implique cumplir sus más extrañas fantasias. Solo quiero aclarar que si existe una historia así no la he leido, por eso he creado está.