Te llevaba un regalo esa tarde.
Me esmeré bastante en conseguirlo, recuerdo que me dijiste que la persona que te lo regalara se ganaría todo tu cariño para siempre, y bueno, yo lo quería, yo te quería, y aún lo hago.
Lamentablemente esa tarde no te ví.
Fui a tu casa y me atendio tu mamá diciendo que habías desaparecido otra vez sin dejar rastro alguno, como tantas veces.
No me enojé, supuse que cuando vuelvas y te sientas mejor ibas a pasar por mi como lo hacías siempre.
Pero esta vez no me imaginaba que no vuelvas, que no me busques y que tenga que estar llorandole y contandole esto a tu tumba.