Capítulo 8

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Dante ofreció un lugar donde quedarse a dormir mientras que terminaba sus estudios secundarios, en tanto a Luke consiguió sin esfuerzos el trabajo en el café "Tres sueños", pasaron las semanas y por fin él pudo alquilarse un pequeño departamento. Había perdido todo contacto con sus familiares, aún que tampoco se preocupó mucho que digamos.
Los meses pasaron, Dante tendría que irse de la cuidad para estudiar en la universidad por lo tanto ambos se tendría que separar.
- Nunca voy a poder agradecerte todo lo que has hecho por mí.
- Luke - Dante estaba verificando si llevaba todo su equipaje hasta que escucho la voz del otro a fuera de su casa - no pensé que te despedirías.
- Por supuesto que sí, después de todo fuiste un muy buen compañero - Luke se acercó y poso una mano en su hombro - cualquier cosa que necesites puedes decírmelo y te ayudaré.
Dante lo miro por unos cortos segundos y sonrió con esa cálida sensación que dejaba al mayor como colegiala, ese amor que sentía por él aún seguía persistente y no estaba seguro de si aguantaría que se fuera lejos - gracias...
Quería llorar pero en cambio y por impulso lo abrazo fuerte « No te vayas, por favor », juro que no lloraría, no delante de él.

Pasaron cuatro largos años desde que ambos se separaron, y desde la ultima vez desde que Luke vio a Dante, desde entonces las ganas de entablar una relación seria con alguien se le hacia imposible y no era porque él no pudiera sino que era mas un tema de no querer. Se enamoró perdidamente y se maldijo por aquello, no se lo podía creer que entre todas las personas en el mundo justo tenía que ser ese hermoso chico. El olor a chocolate era un factor que denotaba las memorias reprimidas (fallidamente) de aquel que robo su corazón y pensar que gracias a él, ahora es dueño del café "Tres sueños". El dueño término siendo un muy buen amigo, casi familia diría él, y por eso cuando falleció le paso el café a él, a su única persona confiable.
Creyó que era pérdida de tiempo seguir pensando en algo imposible así que se enfoco en su trabajo y en nada más que su trabajo, todo marchaba bien, pero todo cambio un día cuando esa persona entró al lugar en busca de trabajo. Le cedió el trabajo, claro que actuó como una persona profesional, nada que involucrará sus sentimientos. Pero pasaron los días y Luke noto que Dante no recordaba su cara, no recordaba nada de él y se pregunto el por qué, se suponía que eran amigos, ¿No?.

-«Luke»-

Pasaron seis meses desde que Dante entro a trabajar y por alguna razón las últimas dos semanas no estaba llegando temprano, lo que me preocupo bastante. Dante no era una persona que llegaba tarde a su trabajo y mucho menos sabiendo que necesitaba ese trabajo. Me decidí que lo llamaría ese mismo día si llegaba tarde pero por milagro o llamado divino apareció en las puertas de local esperando a que sea abierto.
Suspire aliviado - Oscar, puedes llamar a el señor Dante para que venga a mi oficina.
- Si, señor.
Me acerqué a mi escritorio, tome unos papeles de anda a saber que cosa eran y me dispuse a hacerme el desinteresado, no quería ponerme nervioso, ese aspecto era uno de los que se me estaba escapando del personaje.
Escuché el sonido de la puerta indicándome que estaba afuera esperando.
- Adelante «Muy bien Luke, calmate ».
- Si, señor - «No me hables así que me destrozas » -.
- He notado que has estado llegando tarde hace varias semanas «bien, vamos bien. Solo no lo arruines ». También tu rendimiento ha bajado considerablemente - intenté mirarlo a los ojos, « hermosos ojos » - ¿Quieres renunciar al trabajo o que te despida? « No, eso no idiota. Ya lo arruine, idiota idiota ».
- N-no señor, sí quiero este trabajo - « ay, que lindo cuando te pones así, lo siento bonito no quería que te sientas mal... » - es solo que...
- No tienes que explicarme nada, sé que has estado decaído «por alguna extraña razón », y yo no soy una persona que despida gente solo porque tuvo un mal día o le haya pasado algo personal, te quedaras.
Vi como se relajo, me tranquilizó pensar que no se decepcionó conmigo y sin notarlo una sonrisa se dibujo en la comisura de mis labios como muestra de mi felicidad, un total fallo como jefe de un café quien se supone debe mantener autoridad pero poco me importaba.
- Pero te quedaras a ayudarme a juntar y limpiar el desorden cuando todo el mundo se vaya, podría decirse que es un pequeño castigo por las llegadas tardes.
- Gracias señor, no lo defraudaré.

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Revisaba unos papeles de compras que debía de hacer de emergencia, visualizó el reloj de pared que marcaba las once y cuarto, se dió por vencido, esta vez el papeleo le gano o mas bien se dejó vencer por el cansancio. Notó como su empleado cerraba la puerta para irse a su casa, sin antes dejar sobre la mesa del mostrador sus llaves. Esperó varios minutos hasta que Dante pudiera tomar camino y salir él a su hogar, no quería parecer acosador solo por ir detrás suyo, si, su casa queda a unas cuadras del hogar de Dante pero éste no lo supo nunca, así que solo tomó la perilla de la puerta, cerró y se largo de allí.
Las calles estaban empapadas por la tormenta que se desató momentos antes y que aún seguía repercutiendo sus calles con las gigantes gotas de agua que caían de las nubes grises, observó el cielo y por alguna extraña razón notaba que algo iba mal, no se trataba del clima, era algo más. Recorrió solo dos cuadras cuando comenzó a entrar en la paranoia, algo definitivamente no cuerda. Corrió, miraba a sus costado en busca de algo con qué defenderse, su sexto sentido le indicaba que ésto se trataba de algo paranormal, visualizó a lo lejos a Dante con... ¿Quién es aquella chica?, Se acercó aún más a pasos sigilosos y notó que no se trataba de una conversación amena bajo la lluvia, no, aquello le heló la sangre. Corrió por impulso hacía su dirección y tomó un palo bastante grueso y sin punta redonda de uno de los tumultos de basura que la gente tiraba dispuesto a alejar a aquel monstruo que atacaba a Dante, golpeó con todas sus fuerzas a la cabeza de la chica que cayó al suelo y que inmediatamente se levantó para atacar a quien sea que fuese la persona que los interrumpió. La sangre escocia de su boca que prontamente se convirtió en una sonrisa macabra, Luke sujeto firme su mediocre arma y desvío la vista hacia su empleado que yacía desmayado, volvió su vista a ella pero bastó pocos segundos para evitar que ella se abalanzara contra él, levantó su estaca contra su pecho por reflejo a protegerse pero lo que pasaría lo dejó perplejo. La sangre recorría su hombro, y un peso se posaba sobre su cuerpo provocando que cayera estrepitosamente al suelo con el cadáver de aquella extraña mujer hasta que se evaporó en el aire como si de magia se tratase, rápidamente salió a socorrer a Dante que parecía perder más sangre de la que un cuerpo humano normal puede perder. Tomó su pulso verificando que aún siguiera con vida y en efecto así era, lo cargo hacía el café - lugar el cual estaba más cerca - a duras penas para poder sanar las heridas que parecían amenazar con matarlo.

Marcas SangrientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora