Ella es el resultado vivo de una noche llena de éxtasis, placer y alcohol, ella y su mágico encanto hizo que las drogas fueran una mierda delante de su belleza y encanto. Mi cerebro se propuso una meta, llevármela a la cama y pues, era yo en una faceta irresistible, tenía lo encantador que no solía ser en mi estado normal, las drogas hacen eso en mi, y me gustaba la transformación.
Pero aquí entra la peor parte de ellas, lo adictivo, eso que provoca y me gusta, la parte en la que, me vuelvo el chico que a todas las chicas le gusta, cuando dejo de ser el teto bibliotecario aburrido para ser el chico guapo e interesante que todas quieren conocer. Este soy en las noches y solo en las noches.
Visito bares constantemente, vario de lugar por las chicas y eso, no me gusta cuando se ponen intensas, eso pensaba, la intensidad de la chica que ahora menciono le hizo el amor a mis neuronas así como luego yo se lo hice a ella, dirán que fue muy fácil estar con ella la primera noche, les sorprenderá si les digo que solo fue un espejismo, la vi esa noche, fantasee con ella pero le hice el amor a otra chica en su honor... pero que idiota de mi parte, ni siquiera las drogas provocaron que me acercara y que quería tanto tenerla para mí que me asusté y mejor me alejé.
La noche pasó y llegó el lunes, junto con él la cotidianidad de mi vida, encerrado entre libros, y mil y un palabras en mi máquina de escribir, describiendo las caderas de una chica hermosa, que baila en mi imaginación, pienso en algún día perder el miedo y acercarme.
El éxtasis como el amor son del grupo de boxeadores que pegan más fuerte en la vida, y no es suficiente para ellos hacerte adicto, tiene que lastimarte al extremo de que prefieras la muerte.
Pero las horas del día entre las letras en el papel de mi maquina y las lecturas de mis escritores favoritos sumándola a una larga lista de insultos y chicas deseosas, dolidas y más el día era un juego de damas con una niña de 5 años, en conclusión, 8 horas para mi eran 10 minutos. Entonces la noche llega, una dosis, el yo extrovertido llega y la noche se aloca.
- ¿Eres dedos mágicos verdad? Escuché una voz femenina a mi espalda.
- Así me dicen. Dije volteándome
- Jack, él fue quien engañó a tu hermana. Seguido de escuchar esto, no tuve tiempo de nada.
Un golpe tras otro, hasta dejarme inconsciente, no sé cómo o quien me llevo al hospital, creo recordar a la chica de la otra noche, la que vi en el bar, ¿cómo saberlo?
Desperté dos días después, tenía golpes en todo el cuerpo, pero lo que más me dolió de todos los golpes que me hicieron fueron los de mis manos, no por el sexo, es más bien por lo que escribo, me dejaron sin el alma que no tenía.
Rompieron cuatro dedos de mi mano derecha en tres, y de la izquierda dos. El doctor dijo que no sabía si después de operarlos iban a tener movilidad nuevamente.
El primer mes luego de eso fue un asco , hasta ir al baño tenía que tener la compañía de una enfermera o con la esposa de mi abuelo. "Ya ven", ahora quien me pegó fue la vida, y aquí me tiene postrado y sin ganas de vivir, antes no las tenía pero al menos podría escribirlo, ahora solo respiro y eso también me duele.
Muchas personas odian los días grises, pero tienen las cosas necesarias para tener un día feliz, pero es más fácil hacer de la vida de los demás menos preciado, en cierto modo la vida no tiene mucho sentido, la cuestión es no dejar de vivir.
No soy extremista, si lo fuera ya me habría suicidado a las primeras de cambio, y más después de haber escuchado el ultimo diagnostico del doctor.
Doctor. Harrison.
- Benjamín, temo decirte que... ¿por qué los doctores hacen eso?, tienen que pone a alas personas en suspenso para decir que salió todo mal, que ya no puedes hacer algo o que te vas a morir, ¡Dios! Cuanto drama. Temo decirte que la operación de tu mano derecha no resultó como esperábamos, pero tengo la huna nueva de que pronto podrás mover los dedos la tu mano izquierda.
- ¿No se puede hacer nada con mi mano derecha?
- Por lo menos ahora, no, pero en unos meses llegara una especialista de Japón, ella vera tu caso y veremos que se pude hacer. Mientras estarás tomando terapia hasta mover tus dedos, Ben tienes que tener paciencia, hacer más cosas, volver a tu trabajo.
- ¿Qué fácil lo dice usted? Será porque tiene sus manos bien. Gracias Doc., nos vemos en la próxima cita.
- Ben cuídate. Y ya verás que todo saldrá bien.
- Gracias tío.
- Te cuidado Ben.
Volví a mi trabajo, resignado y sin esperanzas, me refugié en leer, volví a ver mis gráficos de los cuatrimestres de la carrera de arquitectura que tuve en la universidad.
Entre las paginas leía un escrito vano de algo que pensé alguna vez tener, ese amor que siempre soñé, pero que ninguna mujer me ha demostrado querer, y que yo tampoco he decidido buscar, creo que el placer me segó pero me dejo la vista para ver como ciertas caderas se movían en mi regazo, subían y bajaban en mi montaña rusa, y cuando se acababa el viaje terminaban extasiadas. Pero terminaban odiándome. Así como se ve suena, así de complejo y simple es llegar a un mundo orgásmico.