Capítulo 4

22 2 0
                                    

Esas llamadas son muy extrañas, pero, ¿qué puedo hacer yo?

Cerré todo con ayuda de Jaime y caminé al departamento. Un par de calles antes de llegar, en un callejón una pareja discutía, no me gusta meterme en esas cosas pero él la estaba agrediendo físicamente, con esto digo que le dio una bofetada.

- Hey!! no le pegues, grité mientras me acercaba corriendo como un jugador de futbol cuando va a teclear al otro, no me moleste en ver la cara, solo le fui encima. ella salió corriendo y el cayó al suelo, me levante y le di un par de patadas. – para que no le pegues a una mujer en tu vida, ¡animal!! Me di la vuelta y me fui de ahí.

No sé de dónde diablos me salió el valor y la fuerza para hacer eso pero creo que ningún hombre debe maltratar a una mujer. Aunque de alguna manera yo hacía algo así, las ilusionaba y las dejaba sin más ni menos

La noche fue más tranquila de lo usual, me fui a dormir luego de leer unas cuantas páginas de un borrador que pensaba editar.

Al día siguiente mi bienvenida fue muy cálida Emma me abrazo, beso en la mejilla, no tenía ni la menor idea de porque actuaba así pero aproveché la cercanía para rozar sus labios, no sé si mi interés por ella me segó o solo fue mi imaginación pero ella correspondió.

La calidez de sus labios fue el transporte a otra galaxia. El beso se hizo largo, se adornó con suavidad y lentitud. No podía creerlo la verdad, me despegue unos segundos para ver si era real o solo lo imaginaba. Miré sus ojos azules y me derretí como un helado en la calle a las 12 del mediodía en verano. ¿Qué era esto que pasa? ¿Qué es esto que siento?, seguía besándola caminamos hasta la parte de atrás de la biblioteca pero ella me detuvo, básicamente me miró dos segundos y salió corriendo, yo me quedé inmóvil, estaba idiota, no reaccionaba, solo parpadeaba, enserio que no podía creerlo, a lo mejor le pasaba lo mismo que a mí, pero es que no lo había demostrado en los meses que teníamos trabajando juntos, aunque yo tampoco lo había hecho.

Cuando al fin reaccione salí con prisa de la biblioteca, pero al salir choque con alguien y derribe todas sus cosas, baje rápidamente a buscarlas y cuando se las pase, me di cuenta de quién era.

- ¿Qué demonios haces aquí? mi enojo salió a relucir

- Solo iba cruzando por aquí, creo que hay libertad de tránsito en todas partes.

- Sí, claro. Dije rondando los ojos

- ¿Qué le paso a tus manos?

- A ti que te importa Kylie.

- Lo siento, enserio.

- ¿Que sientes? ¿Que alguno tus novios me viera por ahí y me pegara? ¿O que tu padre haya mandado a alguien a que hiciera esto? ¿Qué sientes? ¿Tú puedes sentir?

- No debí venir.

- Pero lo hiciste. Le grite. – ¡así que respóndeme maldita sea!

- Mejor me voy.

- No te vas! La sujete del brazo. - Ahora me vas a responder.

- Te dije que me voy Beni.

- No me digas así. La única persona que me llamaba de esa forma, murió.

- Ben, por favor!!

- Mejor vete. No haces nada aquí.

- Está bien Benjamín. Solo cuídate de ella.

Dedos de tinta, pieles de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora