capítulo 6

19 2 0
                                    


Tenía que volver a ser el de antes, y definitivamente no era una propuesta. Tome lo que quedaba de la botella de vino, y cree una nota para avisar que iba a salir, debía poner todo en orden cuanto antes. Por lo que a paso decidido llegue a mi cuarto, me di un buen baño y observe las opciones de ropa en mi closet, tome una camisa y una chaqueta y las tire en la cama, no me moleste en revisar que tipo de pantalón, solo fue un Jean y ya. Cuando tenía todo puesto quise declinar, pero no, no podía dejar pasar todo, así que tome unas vans negras y me puso perfume, estaba con mi potencial al cien y necesitaba acción está noche.

Me fui al bar más cercano, hacía mucho que no iba, desde antes del accidente, ya me conocían ahí, de seguro hay chicas nuevas, seguro universitarias.

De vuelta a la acción.

El bar estaba al tope, y la entrada estaba repleta, para mi suerte conozco muchas personas, llamé al hijo del dueño y de inmediato me dejaron pasar.

Cuanta carne fresca, miré de forma parcial todo el lugar, caminé a la barra para dictar cual chica me llevaría.

Vi a una de las tantas rubias, sonrisa coqueta, un par de pecas en la nariz y ya me tenía a sus pies "literal". Me acerqué sin sutileza a la mesa en la que estaba.

- Lindas pecas, le grité por el volumen de la música

- ¿Qué?

- Que eres hermosa

El encanto que las drogas causaban en mi era increíble, en menos de media hora la chica de pecas lindas y yo estábamos en un motel, pero había un problema, aun mi mano derecha no tenía una buena movilidad, estuve con ella pero solo llegue a segunda base. (Un par de cosas con mi boca, para resumir), me dio su número, y quedamos en vernos, la situación de mi mano fue más que evidente, ella es como del tipo de chicas influencia en la sociedad. Y la verdad no tengo nada que perder, mas si después de tener mis dedos como nuevos, vuelven a ser mágicos o quizás se vuelvan más interesantes.

Verdaderamente estaba avergonzado, solo la lleve a un orgasmo, y sé que ella quería más, pero estaba como un adolescente novato que hay que guiarlo. Fui un maldito principiante. Y la nostalgia junto a que las drogas iban saliendo de mi acabaron con mi optimismo que no iba más que al núcleo de la tierra.

Quería arder en el infierno del paraíso de unas piernas, pero cuando la montaña rusa iba de bajada perdió el control, y se desboco cayendo en el infierno, pero este estaba congelado. Y nadie sabe hasta cuándo.

Caminé toda la madrugada hasta llegar al departamento, quería dejar de pensar. Pero todos los recuerdos de aquellas veces que lleve a chicas en al paraíso o a visitar una que otra galaxia y volvían a la tierra renovadas, con ganas de más. Ahora solo queda esperar que me depare el día de hoy.

Algo no tan cotidiano de hoy antes de trabajar, un discurso de mi abuela por la inmadurez de haber salido toda la noche, sabiendo que me habían golpeado nuevamente.

Amo a esa mujer, desde niño me consintió todo lo que pudo y a mi hermana. Mi abuelo, es más estricto, siempre andaba regañándome por todo, después que mi padre murió cambio, estaba más cerca y más al pendiente de mí, y más que soy hijo único de su único hijo. ¡Qué irónico No! Mi abuelo es del tipo de hombre machista, que hace a un lado a las mujeres, dice que solo deben estar en casa. O al menos lo decía. Hemos cambiado mucho.

Después de los regaños, bese la frente de cada uno y fui a darme una ducha, por fortuna ya podía hacerlo solo con todo y los golpes de hace dos días, tardaba más pero tenía privacidad al menos.

Dedos de tinta, pieles de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora