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Al sur del río Han, en Songpa-gu vive una chica de tez pálida, pelo largo castaño, flacucha pero sin hacer de menos que contaba con algo de atribuciones sin pasar de ser exagerado, algo alta, no sobrepasa los 1.70 mts, ojos pispiretos.

Se llama Park Young Mi, aunque "Chica Líos" también le quedaría bien.

Young Mi con tal solo 19 años de edad sabía lo dura que puede ser la vida, a la edad de 5 años pierde a su madre, la cual se suicidio enfrente de ella, colgándose en el árbol que se encuentra en la parte trasera de la pequeña choza donde vivían y ella desconoce los motivos. Su padre murió cuando ella tenia 8 años de edad de un impacto de bala en el pecho, tal vez se lo merecía, no le daba buena vida a Young, la mandaba a pedir limosna para poder mantener su vicio en el alcohol y la pobre niña se veía obligada a tener que robar comida para sobrevivir porque el insensato de su padre le quitaba todo el dinero que ella reunía al día.

Robaba de la cesta de pan del señor de la esquina cuando el se descuidaba, lo lograba a tan corta edad, ya que el anciano panadero no podía ver bien sin anteojos, es más, todavía con estos no podía ver bien, lo cual beneficiaba a Young para tomar 1 o 2 panes de la cesta y salir corriendo con estos.

Después de entregarle el dinero de lo reunido al día a su alcohólico padre y robar algo de comida para su sustento, se dirigía todos los días desde los 4 años a una biblioteca pública no muy lejos de donde vivía y a pesar de que ninguno de sus padres le enseño a leer y escribir ni la mandaron a la escuela, ella aprendió por si sola « y bueno también por el club de lectura de la biblioteca »

Young aprendió matemáticas, historia, geografía, astronomía y comunicación con la organizadora del club de lectura que se asombro del empeño de la niña por querer aprender y no vivir en la ignorancia.

Cuando podía iba a la escuela que quedaba a 10 calles de donde ella residía, solo para ver a los niños salir de estudiar con sus uniformes limpios y esas madres amorosas que llegaban a recogerlos con una sonrisa en el rostro y recibiéndolos con un cálido beso en la mejilla, si... Young podía ser algo masoquista en ir a ver esa escena, que para ella era demasiado dolorosa, pero le gustaba imaginar que ella era uno de esos niños y que su madre llegaba por ella a la escuela y la recibía con un cálido abrazo.

Uno de esos días se fue a sentar en un columpio que estaba en el mini parque enfrente de la escuela antes que tocaran el timbre de salida.

Y como era de esperar, como los demás días vio salir a toda esa manada de niños corriendo hacia la salida, pero ese día algo fue diferente, 3 niños un poco más altos que ella, algo regordetes se le acercaron amenazadoramente y ella se paro de golpe enfrente de ellos

–¿Que haces aquí, niña mugrosa?– dijo con enfado el más gordo de los 3. Young solo se quedo callada y no comprendía porque le decían eso, ¡ah claro¡ Era por los arapos que llevaba la pequeña por ropa, los cuales consistían en una blusa gris con unos agujeros en la parte de enfrente, unos en la parte de atrás y ya no contaba con una manga, unos pantaloncillos que por el uso constante estaban muy desgastados y como le quedaban algo grandes, estos los sostenían un cinturón hecho de pajillas, unos zapatos estilo bota todos desgastados y pelados a más no poder de la parte de enfrente, faltaba poco para que los dedos de la pequeña se asomaran por el borde del zapato.

–¿Acaso estas sorda, niña mugrosa?– dijo el mediano del grupo.

–Tengo todo el derecho de estar aquí– dice la niña con la cabeza en alto.
–Esto es propiedad pública, por si no lo sabias, bola de grasa– termina la niña de decir

«INEFABLE» •Jeon Jungkook• Donde viven las historias. Descúbrelo ahora