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Cuando Taus despertó la primera imagen que vio fue a Piaerí sentada a su lado. El rostro de la muchacha reflejaba cansancio y preocupación. Lo había abrigado con unas gruesas mantas para protegerlo del frío que arreciaba conforme la noche avanzaba.

- ¿Estás bien Piaerí? - interrogó Taus.

- Si, esas cosas... al parecer se han ido.

- Se han ido - afirmó él.

- ¿Me ayudará ahora a encontrar a mis hermanos?

Taus contuvo su respuesta. Su rostro expresó desazón. Con voz débil dijo.

- Piaerí... tus hermanos... están muertos.

La joven lo miró sin entender las palabras que acababa de escuchar. Asimilarlas le costó mucho trabajo. Lloró desconsoladamente cuando pisaron la casa donde alguna vez sus hermanos habían gritado y jugado inocentemente. El mismo destino le había ocurrido al resto del pueblo, nadie había sobrevivido a excepción de ella.

- Piaerí, por tus venas corre sangre única. Te he estado buscando por años... y finalmente te he encontrado. No en las mejores circunstancias, pero eso no importa.

- No entiendo.

- Te lo explicaré - le respondió luego de recuperarse de un terrible ataque de tos.

Piaerí y Taus pertenecían a un antiguo pueblo conocido como los élovi, descendientes directos de Filguí, hijo del dios Vaorí. Los élovi poseían un talento único que los humanos no, eran capaces de manipular la magia. Con el transcurrir de los años la raza comenzó a decaer y algunos pocos de los que quedaron se habían recluido en locaciones remotas mientras otros tantos habían decidido vivir entre los hombres y mujeres descendientes de Vaorí.
Taus en particular había optado por vagar por Isnán. Protegía al desvalido, ayudaba a los pobres y luchaba contra las criaturas oscuras, pero había un objetivo en particular que atañía a todos los élovi, encontrar el báculo de Morod.

Luego de la batalla de Bordaef, donde Vaorí fue derrotado por los élovi, sus reminiscencias fueron depositadas en el seno del báculo de Morod donde permanecerían seguras. Pero años posteriores a este evento ocurrió un saqueo en la ciudad de Bordaef y el báculo se extravió, desde entonces los élovi sobrevivientes habían realizado una exhaustiva búsqueda para encontrarlo.

- Pero tememos que ahora es demasiado tarde. Esos dorgoms son prueba fehaciente de que no falta mucho tiempo para que Vaorí recupere su libertad.

- ¿Y yo cómo encajo en todo esto?

- Eres una guerrera élovi, Piaerí.

La esperanza de FilguíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora