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Bon, sentía la extraña sensacion al tener el mismo "peinado" que su amiga Toddy. Frente descubierta y todos sus rulos se juntaban en la parte inferior de toda su cabeza; la nuca.

Lili automáticamente paso a ser el estorbo, como suele serlo en la escuela.

Llena de curiosidad al ver que Bon jugueteaba con sus rizos, acercó sus finos dedos en direccion a los mismos rizos que jugueteaba el moreno.
Enrollo uno de estos en su dedo índice y así mismo, juntaron sus dedos, como si se tratara de una muestra de confianza y amistad.

Inmediatamente un gran sonrojo se apoderó de sus pequeñas mejillas, retiro su mano de su cabellera y, curioso, volteó para averiguar quien era la que había acariciado su detestable cabello. Aunque obviamente sabía que se trataba de la única persona que faltaba en el grupo.

Al conectar miradas, el le lanzó una simple sonrisa, una que nadie más había notado. Joy y Meg admiraban aquella escena con sumo orgullo.

Bon adoraba que las personas
Juguetearan con su cabellera, sin embargo, nadie quería tocar aquel nido. Totalmente lleno de nudos, era algo que anhelaba con muchas ganas, y después de muchos años, alguien había escuchado sus pedidos.

Como consecuencia a su problemilla, desarrolló la pequeña manía de acariciarce el cabello seguido, adoraba que su cabellera estuviera intacta, sin ningún químico que modificará su estado natural. Sin embargo, ahora las cosas cambiaron.

El tener una buena cantidad de gel endurecido era sumamente fastidioso, tantos años de "cuidado" para que una chica lo arruinara todo.

—Uhm...Joy, ¿qué es exactamente lo que se hace en una fiesta?—preguntó nervioso. Tenía una extraña combinación de emoción, preocupación y unas terribles ganas de vomitar.

Es típico que en tu primera fiesta no sepas como reaccionar, o qué hacer para pasartela genial. ¿A quien no le ha pasado?

—Sólo dejate llevar, estarás bien con Lili, si ella no quiere bailar o algo asi, puedes invitar a bailar a alguna otra chica. Porque, ¿sabes bailar, verdad?

Mala suerte.

—Y trata de no acercate mucho a sus amigos. Ten cuidado, dice Meg que son gay's, te pueden contagiar.

Cuando llegaron a la entrada de aquella lujosa mansión, se escuchaba la ensordecedora música electrónica.
Un ambiente totalmente natural para adolescentes.

En su mente se repetía la frase que le había dicho su amiga; "Te pueden contagiar".

¿Contagiar de qué?
Perplejo dejó de prestar atención a su alrededor. Su mente se había profundizado en su pequeño pensamiento.

Con su padre era la misma historia, mostraba síntomas de algún tipo de fobia a este tipo de personas.

El recordaba haber leído un artículo, en donde, meticulosamente se explicaba que la atracción entre personas del mismo sexo era algo "natural" en la conformación de la personalidad.
No era considerado como una enfermedad mental, como aseguraban sus amigas y su padre.

Entonces, ¿dónde esta el problema?

—Bon, un consejo-susurro la albina en el oído del peli azul, sacandolo así de su trance—por nada del mundo te distraigas. Recuerda qué la casa no es muy segura, desde aquí depende de ti cuidarte.

Asintió rápidamente temiendo tontamente por su vida, volteo la mirada tratando de salir del tema.
Admiro con rapidez su alrededor y observó que dentro de cada habitación había una sala en la cual te podías divertir sin obstrucción alguna.

Virus [FON] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora