Al despertar se encontró sola, acostada en una cama, sus ojos azules empezaron a mirar el techo gris, que no era un techo sino parte de una roca, y luego a rodear toda la casa, que no era una casa sino una cueva. Su cabello enrulado, que era de color rojo, descansaba algo despeinado sobre la almohada. Después de observar tendida en esa cama, se sentó asustada pues estaba recordando hasta entonces lo que le había pasado. El lugar era un poco acogedor, ella miraba para todos lados, no había más que una pequeña biblioteca al fondo de la habitación y un escritorio que tenía un parlante con música a bajo volumen, estaba sonando "La sed de una legión", de Sentencia Previa, y en otro extremo había un florero vacío de vidrio. Entonces escuchó lo que parecían ser algunas voces que, aparentemente, venían de la parte de afuera del cuarto. Motivada por la intriga y la expectación, a pesar del miedo que sentía, tuvo el valor de acercarse y asomar un ojo por fuera del cuarto.
Había cuatro chicos de diferentes edades y nacionalidades, charlando y riendo sobre un sofá que era de color púrpura con verde claro, a su vez, tenían sus cojines cerca a ellos. Había una chica de cabello rubio que parecía ser la mayor de todos los presentes, era bastante blanca y llevaba labial rosado, tenía un sombrero marrón, unas botas de cuero, un suéter marrón y un pantalón negro. Los otros tres eran dos chicos y una chica. Uno de ellos, que parecía ser el menor, usaba un traje un poco elegante y botas Converse; el otro chico era de piel morena con un aspecto alegre y risueño, llevaba un sombrero verde y un chaleco rojo sobre un suéter de color amarillo, usaba Jeans y llevaba puestos unos lentes transparentes. La última chica tenía el pelo color castaño, tenía una gorra azul, una blusa blanca y unos Jeans ajustados azules, también usaba botas de cuero, pero estás eran negras. De repente uno de ellos se dio cuenta de que la niña los espiaba.
—Puedes venir aquí, no te haremos daño— Pero ella se escondió detrás de la pared. —Sé que debes estar asustada, pero no teníamos otra opción que secuestrarte como lo hicimos... Es cierto no nos hemos disculpado, ¡lo sentimos mucho!, Ven te queremos explicar algunas cosas—.
De verdad que sí era necesario que le explicaran porque la pobre niña estaba temblando de miedo. También se sintió amenazada, pero a la vez tranquila por el tono amigable en que le hablaba el chico. Entonces comenzó a salir de la habitación con su mirada a un costado y pensando en mil posibilidades de lo que podría estar pasando, algunas buenas, pero si habían sido mil, novecientos noventa y ocho de ellas de seguro fueron malas. Con un tono preocupado y con la voz baja, ella preguntó:—¿Quiénes son ustedes?, ¿y qué se supone que hago en este lugar? —Había aumentado el volumen de su voz a medida que se había ido acercando a ellos de una forma lenta, ya había vuelto su mirada a ellos cuando comenzó a preguntarles.
—Hola, es un placer —respondió una chica de treinta años—. Primero, si nos lo permites, te diremos nuestros nombres y quiénes somos, y después el motivo por el cual estás aquí. Me llamo Avril —dijo, colocando las dos manos en su pecho—, y estoy encantada de conocerte.
Pero Rose se mantenía seria.
—Yo soy Jeremy —dijo otro de ellos, que tenía veinte años, este era el de piel morena.
—Hola, yo soy Rachel, tengo diecisiete, y él es Dany, dijo la otra chica, señalando con su mano derecha al joven que le había hablado por primera vez, de unos dieciocho años aproximadamente.
Así, los chicos la invitaron a sentarse para explicarle lo que hacia allí:
—Bueno nosotros somos un equipo, como te puedes dar cuenta, todos venimos de familias pobres y crecimos como tú, del otro lado del muro, pero en el caso mío —Dijo Avril, mi padre trabajó toda su vida en secreto para viajar al otro lado del muro, pero solo me logro enviar a mi, y con una identidad falsa conseguí hacer una vida en el país de las maravillas, pero no era justo con los que conocía, intenté por años llevarlos allá pero es algo casi imposible y lo único que conseguí con mis intentos para llevarlos allá fue que me expulsaran, pero verás no vino con mis manos vacias, pude conseguir nave y armamento, y ahora tenemos un plan. Se podría decir que somos una especie de "Resistencia"
—¿Una resistencia? —respondió la pequeña— Creo saber lo que es esa palabra, pero no lo que significa si ustedes son algo como eso.
—Pues mira —dijo Rachel—, todo lo que hace una resistencia es luchar en contra a un sistema y vivir en forma diferente a la que se te ha planteado siempre. Hay una mentira que generalmente se nos dijo desde pequeños: "Cuando seas millonario y tengas mucho poder tendrás todo lo que deseas", es ahí donde empiezan las desgracias
—¿En qué? —preguntó Rose— ¿En tener dinero y ser poderoso?
—No, mi querida pequeña, las desgracias comienzan al olvidar las cosas realmente escenciales de la vida.
Justo en ese momento de la conversación, uno de ellos las interrumpió para anunciarles con voz alarmada y mirando una pantalla:
—Oh oh chicos, creo que se acerca una nave y viene a toda velocidad—Al instante, todos, excepto Rose, se movieron de su lugar y se dirigieron rápidamente a lo que parecía otro cuarto de aquel escondite. Era una especie de cueva modificada, o algo parecido, con pantallas, computadoras y palancas que había para ver hacía el exterior—.
La cueva tenía un sistema de camuflaje que consistía en dejar salir algunas rocas para cubrir la entrada y al mismo tiempo se desplegaba una serie de armas puestas estratégicamente alrededor de ella, como una protección o defensa, bajo los árboles, detrás de rocas e incluso desde el suelo, ya que aquel lugar estaba ubicado donde comenzaban unas montañas, que yacían frente a una ensenada.
La nave que se acercaba, era del gobierno. Sobrepasaba los doscientos metros de largo y era de color gris y dorado. Una nave como esa nunca había volado tan cerca de aquel lugar, sus armas se encontraban listas para el ataque. La verdad era que mientras habían ido a buscar a la niña, habían sido seguidos a pesar de todo el esfuerzo que habían puesto en no ser descubiertos.
Las miradas de todos eran de confusión, excepto la de Avril, que no importaba cual fuera la amenaza, siempre mantenía una actitud serena despreocupadamente ruda.
—Preparen la nave —dijo ella—, vamos a salir de aquí.
Al instante, cada uno tomó un casco con respirador de oxígeno, y también le dieron uno a Rose. Como la nave en la que habían ido a buscar a la niña estaba en la parte de atrás de la cueva, recorrieron un pequeño túnel que estaba en gran parte oscuro, pero con una que otra luz en la parte superior del pasadizo. Al llegar, entraron en la nave y encendieron los motores, pero esta vez no salieron por las compuertas que estaban por sobre la nave, sino que, en vez de prepararla para volar, la pusieron en modo submarino. Esta vez el pato no volaría, se sumergiría. El agua que quedaba era únicamente la de los océanos, los ríos se habían secado y solo había uno en el país de las maravillas.
Las alas de la nave se plegaron a la mitad de su tamaño y algo llamado plasma la cubrió por completo. Los propulsores hicieron su trabajo y en un santiamén se encontraron en lo profundo del océano. Después de todo, estaban a salvo, o al menos hasta ese momento. Como no tenían tanta experiencia en ese modo de la nave, tuvieron que afinar sus sentidos al máximo para no chocar, se sumergieron a gran profundidad y no sabían que pasaría, solo sabían que Rose estaba allí.
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Una flor en el desastre
Fiksi IlmiahRose descubre que la esperanza llegaría de una forma inesperada. Apesar de toda la contaminacion y el estado tan deplorable en que quedó la tierra, se da cuenta que no había nacido solo para rebuscar entre los desechos de basura electrónica que traí...