You are my sunshine

102 6 28
                                    

(Alternativamente titulado: Todos finalmente obtuvieron lo que merecen... o algo así)

"You are my sunshine, my only sunshine
You make me happy when skies are gray
You'll never know dear, how much I love you
Please don't take my sunshine away"

—Indica tu modelo y número de serie.

—Modelo RK600 #189 317 241 – 02.

—Autoevaluación de biocomponentes.

—Todos los biocomponentes fueron correctamente reemplazados.

—Estado de memoria.

—Archivos de memoria eliminados y restaurados.

Caleb Black sonrió.

—Bienvenida a casa, RK600.

✡✡✡

Matt ahora sabía que había estado equivocado.

Resulta que, en realidad, sí tenía miedo de Connor.

Los dos únicos modelos RK restantes habían llegado a Detroit tan solo un par de horas después del percance con el RK900. Matt estaba relativamente acostumbrado a ver a Markus asustado y estresado por una nueva posible amenaza para la comunidad androide, después de todo, había llegado a conocer al RK200 antes de que la revolución tuviera éxito.

Sin embargo, nunca había visto a Connor estar verdaderamente enojado. Por primera vez desde que Matt tenía memoria, los ojos marrones de Connor estaban vacíos y fríos, toda su presencia irradiaba una rabia que apenas era contenible y todos sus movimientos eran mecánicos y restringidos, casi como si el RK800 estuviera poniendo todo su autocontrol para no cometer una locura.

El departamento de policía de Detroit había comenzado una investigación para conseguir las suficientes pruebas para inculpar a Caleb Black como responsable de los ataques a los androides. No obstante, debido a que era un proceso muy nuevo, sobre todo porque era el primer crimen que sería procesado en beneficio de los androides, el departamento de policía estaba tardando mucho más de lo normal en conseguir la autorización para allanar la residencia del actual CEO de Cyberlife.

—No necesitamos el permiso de la policía —siseó North—. Simplemente vayamos a la casa de ese bastardo y recuperemos a Emily antes de que sea demasiado tarde.

—No podemos hacer eso —replicó Josh—. Nos estaríamos arriesgando a enfrentar muchos procesos legales y que la opinión pública se volviera en contra de nosotros.

—¡Esto ya no es como en la época de la revolución! —gritó North—. ¡Emily es una ciudadana americana y nadie tiene derecho de asesinarla, secuestrarla o lo que sea que ese imbécil este haciendo con ella!

—Concuerdo con North —murmuró Connor—. ¿De qué sirve quedarnos sentados sin hacer nada?

—¿Qué dijo el departamento de policía? —inquirió Markus, sin tomar ningún partido en la discusión.

—Están en un punto muerto —respondió Connor—. Es un proceso complicado, porque no es como si pudieran simplemente levantar una orden de arresto contra una de las personas más influyentes del país.

—No podemos corregir un delito con otro —exclamó finalmente Markus. North y Connor fruncieron el ceño mientras que la expresión de Josh cambiaba entre una mezcla de alivio y preocupación.

Broken machineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora