Relatos cortos

Trip ácido.

Manejaba despacio en mi cadillac color vino.
Las tardes me parecían hermosas, el cielo parecía una lienzo gigante manchado de acrílico y mi mandíbula seguía apretada.
Hacía calor, iba atravesando el desierto a toda velocidad y la arena pasa a los costados del auto como si estuviese tratando de decirme algo, como si estuviera advirtiéndome que iba demasiado rápido. La radio sigue sonando fuerte, los billetes que están guardados en el asiento trasero se están desparramando por todos lados y las sirenas de las patrullas ya no se escuchan más.
Estoy sintiéndome en paz pero de pronto todo comienza a tornarse borroso y de repente sbro los ojos, me doy cuenta que estoy en la cama de un hospital, lleno de policías, con una mano esposada a mi respirador y mi pecho con heridas de bala, dándome cuenta que nada salió como lo esperaba y es allí cuando de verdad me muero en vida otra vez.