Capítulo VI:

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Este año todo parecía ser prometedor, KiBum y yo empezamos a estudiar por fin nuestras carreras, no nos tuvimos que preocupar por el alquiler del apartamento pues con todo nuestro trabajo del año pasado conseguimos dinero suficiente para adelantar unos meses, tampoco debimos preocuparnos por nuestras familias; con mi madre siempre estamos en contacto, la familia de Bum por otra parte no se interesa en él, así que no nos molestaban. Eramos dos jóvenes independientes que estudiaríamos para prepararnos para nuestra futura vida laboral y adulta. Las cosas no podían estar yendo mejor; mi cumpleaños número diecinueve fue agradable, el primer semestre estuvo de maravilla para ambos, las pequeñas vacaciones en la casa de campo de la familia de Taeyeon fueron muy divertidas, y ahora con el comienzo del segundo semestre creí que continuaría todo tan bien...

Pero me equivoqué.

Mi novio desapareció hace dos semanas, no volvió a casa y tampoco tenemos pistas sobre su paradero ni sobre quién es el autor de su secuestro, no hay nada. Claro, diría eso si las cosas continuaran como hace días, pero esto cambió el jueves.

El jueves...

Una fecha que seguramente recordaré toda mi vida, un día que me rememorará la desgracia y también el cómo la esperanza de encontrar a KiBum ileso me abandonó. Porque el jueves...

Oh, el jueves.

Lo recuerdo muy bien. Más de lo que me gustaría, aunque tampoco es como si hubiera pasado mucho tiempo desde entonces; me encontraba en la comisaría envuelto en una manta en medio de un ajetreo, había unos pandilleros ebrios al otro lado de la sala causando alboroto por lo que los policías estaban intentando llevarlos a las celdas, por mientras, yo estaba aislado en un asiento, mirando el suelo hasta que el carraspeo del detective Lee llamó mi atención.

—JongHyun, sigueme.

Asentí aún algo aturdido, levantándome de la incomoda silla de metal para caminar tras él, confundido y lleno de grima pues el recuerdo constante de lo que había visto hace horas y en la madrugada seguía llegando a mi cabeza. ¡Es que por Dios! ¡Seguía sin aceptar que todo eso estuviera pasándome a mí! Todavía sigo sin creerlo. Tengo escalofríos cada vez que recuerdo todo, es como estar viviendo una pesadilla.

Y quiero despertar.

—Toma asiento —indicó el detective cuando entramos a su oficina. Desde ese momento tuve la sensación de que lo que fuera a decir no sería bueno.

Y definitivamente no lo fue.

Yo permanecí callado en el asiento acolchado que estaba frente al escritorio, mientras él se acomodaba en el de atrás, ambos quedamos frente a frente. Me pregunté dónde estaría el oficial No, pues por alguna razón me sentía algo extraño estando a solas con el detective, quien era menos empático que el viejo y amigable oficial de gran panza y bigote prominente. El detective DongHae parecía haberse ganado bien su puesto, desde simple vista parece alguien centrado y calculador, además parece que le tienen mucho respeto en el Departamento y eso que no parece un hombre demasiado mayor. De hecho, es muy joven y a puesto; piel algo bronceada, labios bien dotados, rostro de muñeco (y con su porte serio destaca aún más), pienso que tiene unos veintiocho años. Es como uno de esos policías guapos de la televisión.

—Joven Kim —empezó y yo le miré con atención, nervioso y algo asustado, porque vamos, sabía que tenía algo poco agradable y tranquilizador por decirme y además, no estaba el viejo No para palmear mi espalda y calmarme—. Hoy estuve muy ocupado con su caso desde bien temprano, empezando por la revisión e inspección de su casa por si encontrábamos algo relacionado con el caso, pero estaba todo limpio. Sin embargo, ¿recuerda que le dije que la desaparición de su pareja está relacionado con los paquetes? —yo asentí lentamente. Eso no iba bien—. Pues, hicimos análisis y muestras de ADN usando el cepillo dental del joven KiBum —él hizo una pequeña pausa que me produjo una ansiedad inquietante, una sensación de querer huir y no saber lo que estaba a punto de decir. Definitivamente eso no iba bien—. Y comprobamos de que los órganos del paquete de la madrugada pertenecen a su pareja, igual que el que encontró recientemente —él pasó sobre el escritorio unas hojas con números, cuadros y letras impresas. Supuse que eran los resultados de los que me hablaba pero ni quise leerlas para comprobar porque simplemente en ese momento me negué.

Amor Fragmentado ♡ jongtae¡!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora