IV (1/2)

6 2 0
                                    

El día de la despedida llegó, finalizaba el verano y todos debían regresar a sus vidas normales, esta noche sería a lo mejor la última vez que vería al amor de mi vida, de nuevo estaría vacío, me lo merezco por tantos corazones rotos en mi camino.

Me animé y finalmente llegué a la fiesta, pagué mi boleto como todos los demás, el ambiente estaba genial, luces de colores en todos lados, música animada y bastantes personas asistían; preferí quedarme en la barra y pedir un coctel mientras veía alguien conocido para charlar, no pensaba quedarme mucho tiempo, admiré el lugar, una casa antigua de dos pisos con lámparas de cristales algo antiguas pero interesantes, un pasillo largo hacia los baños y un patio trasero que estaba alumbrado con luces amarillas más tenues para quienes quisieran ir a un ritmo más lento, estaba bien, iba a ser un éxito. Pasaron los minutos y visualicé a varios de los chicos y chicas de la agencia, pero no veía a Grace, ni a su amiga, entonces asumí que no habían llegado, pedí mi tercer coctel, algo suave para amenizarme, entonces se sentó a mi lado Eva.

Eva: Hola-gritaba un poco debido al volumen de la música- te ves guapo!

Joe: Hola, gracias, quiero estar tranquilo por favor

Eva: Claro, claro, no vengo a molestarte ni a importunar, por favor no pienses mal de mí, al contrario, quiero disculparme y hacer la paces, pensé en todo y recapacité sobre lo mala que he sido, tu puedes estar con quien quieras, no tengo que impedirlo, al final no somos nada ¿no es verdad?

Joe: Me sorprendí y un poco desconfiado pregunte- Sí, ¿estás bien? ¿Has bebido?

Eva: ¡jajajaja! porque te sorprende, ¿acaso no puedo recapacitar y ser mejor? Tranquilo es muy sincero mi arrepentimiento y para demostrártelo yo misma te prepararé un coctel especial que aprendí a hacer en Miami

Se dirigió tras la barra y en colaboración con el bartender preparó dos copas y me dio un coctel color violeta bastante extraño pero de buen sabor, hicimos un brindis por la paz entre nosotros, me besó en la mejilla y se fue. Me quedé sentado pensando en lo extraño que fue verla en esa posición tan angelical y agradable, pero no quise darle más atención de lo debido.

15 minutos después los cocteles empezaron a hacer efecto en mí, me sentía extraño, así que decidí que era hora de salir de allí, pero justo en ese instante llegó, estaba hermosa, peinada con una cola de caballo, maquillada suavemente, una camisa que dejaba ver su silueta, un pantalón color café claro unos tenis del color de la camisa, deslumbraba, recordé a qué sabían sus labios tanto que quise volver a saborearlos, pero ella no quería tenerme cerca, así que no pude saludarla siquiera, todo empeoró al darme cuenta que venía con su noviecito, recuerdo querer irme de allí para evitarme el incomodo momento de que la besara o abrazara frente a mí, comencé a marearme y a sentir que todo daba vueltas a mi alrededor, tuve nauseas así que me dirigí al corredor que lleva a los baños, el camino se oscureció y se movía demasiado, de un momento a otro todo estaba negro, lo siguiente que recuerdo es estar en mi cama boca arriba con la camisa un poco rota en una manga, quise levantarme pero estaba con mucho dolor de cabeza y aún mareado, supongo que me pasé de copas y alguien se encargó de traerme a casa, me esforcé y me levanté para ir al baño, cuando me miré al espejo noté varios rasguños en el cuello y uno cerca a mis labios, tenía sangre en el pantalón debajo del cinturón y también en la camiseta a la altura de mi abdomen, eso me desestabilizó, no entendía nada, ¿qué fue lo que pasó?, hice todos los esfuerzos posibles pero no lograba recordar, no sabía a quién llamar, lave mi cara con agua fría para despejarme un poco, salí y busqué a mi madre para preguntarle con quien llegué y con suerte ella sabría más que yo

Joe: Madre de mi vida, buenos días!

Madre: Tardes, tardes, jovencito, tenemos que hablar

TENGO CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora