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Tres meses después...

Desperté, noté mi cuerpo débil, miré a mi alrededor, al parecer estaba en un cuarto de hospital, rodeado de equipos, tubos y cables, se acercó una enfermera y me preguntó- ¿Cómo se siente?- traté de responder, pero mis labios pesaban y me sentía confundido, adormilado, sólo pude mover mis pies, abrí mis ojos un poco más para entender qué pasaba, entró un doctor para revisarme, alumbró con una linterna mis ojos, preguntó si sabía quién era, asentí con la cabeza ya que no lograba pronunciar palabra, llamarón a mi querida madre, entró corriendo a la habitación llorando y se hecho sobre mí, pude darle un abrazo débil, pero no podía decirle que la amaba, mi boca no conectaba con mi cerebro, es muy extraño pensé; el médico retiro a mi madre para seguir revisando mi evolución, entonces comenzó a explicarme mi condición

Doctor: Joe, soy el doctor Scott, desde que llegaste hace tres meses atendí tu caso, recibiste un disparo que entró por el lateral izquierdo de tu cráneo y salió por el costado derecho de tu cabeza, la bala entró y salió de inmediato, tu cerebro salió casi ileso, pero el impacto te dejó en un coma temporal, tu madre siempre tuvo fe en que despertarías y pues acertó, acá estás, de nuevo con nosotros, haremos unos análisis para determinar las secuelas de este tiempo de ausencia de conocimiento, puede ser que algunas de tus funciones motoras hayan quedado afectadas, así que debemos determinar cuáles fueron y empezar con las terapias necesarias, al parecer el habla es una de ellas, te voy a suministrar un pequeño tablero y un plumón para que te comuniques tan pronto la movilidad de tus manos se normalice. ¡Bueno les pido un permiso y estoy disponible las veces que me necesiten, con permiso!

Madre Joe: Mi vida te extrañé muchísimo, sabía que Dios te traería de vuelta conmigo, te amo hijo mío, siento mucho que lo último que te dijera fue que no hablaras conmigo, lo siento hijo mío- me dijo mientras lloraba.

"Créeme querido lector, quería abrazarla y decirle que también lo sentía y que la amaba muchísimo, pero mi cuerpo estaba pesado, casi inmóvil. "

Al día siguiente me sentí más fuerte, así que tomé el plumón e intenté escribir en el pizarrón, lo único que me interesaba y que vino a mi mente fue Grace, así que plasmé su nombre, mi madre dormía en un sillón cerca a mi cama, despertó al instante y me sonrió, leyó lo que escribí y se apartó molesta.

Madre Joe: Esa niña casi te mata, como puedes pensar en ella.

Mi madre no volvió a pronunciar palabra y solo observaba por la ventana de mi habitación, estaba desesperado por conocer lo que pasó después del disparo, necesitaba saber de ella, yo le arruiné la vida y tal vez nadie lo sabía, tenía que enfrentar mi responsabilidad y ponerla a salvo de todo, mis movimientos eran casi nulos e iban en contravía de mis deseos, quería correr de allí para buscarla y aclarar lo sucedido, explicarle que ni siquiera recuerdo esa pesadilla, jamás en mis cinco sentidos la lastimaría, pero no tenía más alternativa que esperar a que mi cuerpo se reincorporara.

Pasaron dos largas semanas y mis funciones se restablecían, pero aún no podía pronunciar palabra, decidí buscar información de alguna manera, roge por escrito a una enfermera que averiguara mi historia clínica y los detalles de lo que pasó aquel fatídico día, obviamente sin que mi madre supiera.

La enfermera consiguió un laptop y me conectó a la red del hospital, me manifestó que incluso en los medios de comunicación se filtró la noticia ya que el padre de Grace era una oficial del ejército de alto rango y eso fue un escándalo que la prensa no pudo dejar de publicar. Sentí mayor pena y dolor al enterarme de ello, recordé que Grace me dijo que ella era el orgullo de su padre.

TENGO CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora