Capítulo II: Comienzo

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Aún recuerdo nuestra despedida, y cómo dejamos de lado todos los momentos que vivimos juntos con esta. Aún recuerdo cómo te conocí.

Me había preparado para mi entrevista de trabajo. Iba a postular al cargo de gerente de la empresa Provers. No tenía un traje extravagante, ni mucho menos me había maquillado, realmente casi nunca lo hago. Mi cabello sujetado, mi blusa marrón, mi pantalón de vestir y mis sandalias también marrones eran lo único que me destacaban de las demás señoritas. Ellas, todas maquilladas, con sus minifaldas y sus blusas escotadas, atraían las miradas más recónditas de quienes se encontraban ... Quizá, precisamente, yo destacaba por mi insignificancia.

Tú aparecías por primera vez en mi vida, en el otro extremo del pasadizo. Tu cabello oscuro, tus ojos profundamente negros, y tu traje también relativamente, te convertían en el centro de atención. La verdad, me pareciste muy simpático aquella vez, pero fue una impresión fugaz, pero a la vez no tan fugaz, como una conexión a primera vista.

- ¿Señorita Ángela Smith? -interrumpió el secretario mis pensamientos

- Sí. -respondí

Nos dirigimos a la oficina, donde se encontraba el supuesto jefe.

Al abrir la puerta, dos personas estaban sentadas: una mujer en la parte trasera de dicha oficina, y un hombre con los codos sobre el escritorio. Supuse que la mujer que se encontraba distanciada al fondo del salón, sería la principal evaluadora, ya que tenía una posición estratégica. Tenía cabello corto y castaño. El hombre tenía cabello rizado, un poco marrón y podía sentir su mirada directamente.

- Buenos días. –interrumpí el incómodo silencio que estaba a punto de generarse

- Ella es la señorita Smith, vino por el anuncio de la empresa. –dijo el secretario

- Oh... vaya, entiendo. –señaló el supuesto jefe examinador.

La entrevista empezó, y bueno, la verdad no recuerdo con exactitud cómo sucedieron las cosas. Solo recuerdo que, tres días después del periodo de entrevista a los "candidatos", los resultados iban a salir. Fue así que, cuatro días después, me comunicaron que había obtenido el puesto de trabajo.

No supe más de ti luego de aquel 15 de febrero. Hasta que de pronto, un día, veo una nueva solicitud de amistad en Facebook de una persona llamada "Gary Hanks". La verdad no me sonaba por nada del mundo dicho nombre de actor de película. Así que entré a revisar el perfil de aquel misterioso usuario que había osado enviarme una solicitud. Lo más lógico sería revisar las fotos, pero, para mi mala suerte, solo tenía una, la cual era de un reconocido actor de cine: Chris Evans. Fue una desilusión, ya que pensé que iba a poder sacar al menos algo de su foto, pero no fue así.

Mi vida era algo rutinaria, y tal vez por eso fue que acepté dicha solicitud. De ese modo, sellé el fortuito encuentro de nuestras vidas polares. De ese modo, abrí la puerta que daba pase al comienzo de nuestra historia, la cual aún no sé si catalogar como amorosa. 

Gritos silenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora