Capítulo IV: Encuentro, segunda parte

15 1 1
                                    

Mientras iba conduciendo, continuaba cantando las canciones que sintonizaban en la radio. Pero me vi interrumpida cuando sonó mi teléfono.

*beep *beep

- ¿Hola?

- Hola, hija, cómo te encuentras.

Era papá.

- Bien pa, me olvidé de comentarte que conseguí el empleo.

- ¿Sí? ¡Felicidades! Esto hay que celebrarlo.

- Ya lo creo.

- Cuando vengas a la casa, estará preparado un banquete para ti.

- Muchas gracias pa.

- Nos vemos luego entonces, te quiero, mi niña.

- Y yo a ti.

Fin de la llamada.

Mi padre era muy atento conmigo. Me quería, y yo lo sabía.

Sin darme cuenta, llegué al lugar acordado. Apagué las luces del coche y bajé de él. Observé a mi alrededor, no había nadie. Al menos eso pensaba, hasta que de pronto una mano rozó mi hombro.

- Hola, de nuevo - dijo él.

Levanté la mirada y, efectivamente, era él. El chico con cabello negro azabache, ojos oscuros y firmeza al andar. Estaba con un traje oscuro, el cual combinaba con el mío. Sin darme cuenta me sonrojé.

- Entonces, ¿nos vamos?

- Traje mi propio coche.

- No te preocupes, yo también. ¿Te parece si lo dejamos en el estacionamiento?

- No hay otra opción.

Me dirigí hacia mi coche, para guardarlo en la cochera. Mas, estando adentro, me invadió el temor y la verguenza. Ello me impulsó a acelerar, y abandonar el lugar.

Mis mejillas estaban ardiendo. No era posible que fuera amor a primera vista. Sentí miedo de estar a solas con él. Sentí miedo de enamorarme. 

Así es. Lo dejé plantado en la primera cita. A través del espejo, pude verlo mientras yo seguía huyendo. Él, simplemente se quedó parado, con la boca entreabierta, sorprendido, observando cómo yo me esfumaba. 

Al fin llegué a casa. Cerré la puerta, y me deslicé sobre ella. Mi corazón latía a mil. Aun no creía que lo hubiese abandonado. Me reí. Total, las cosas caerían por su propio peso. ¿Para qué empezar algo que no va a funcionar? mejor me evito todo tipo de líos y sigo mi vida. Estaría bien.

Gritos silenciososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora