Esta es la historia de cómo mi mente y mis ideas se expandieron más allá de mis panoramas, no lo digo solo por como fue, sino por los hechos que me llevaron a vivir la más grande y hermosa aventura de mi vida.
Mi nombres es Sophy Acosta, soy eso que muchos llaman "un ratón de campo" , y no, está no es una historia de auto superación, al demonio con eso. No me interesa hablar de superación cuando lo que he vivido ha sido capaz de superarme a mi. En mi pueblo las oportunidades eran escasas, no quiero decir de donde vengo o a donde he ido, para evitar los líos que les llevaría entender mis pésimas referencias e indicaciones. Mi padre fue un agricultor toda su vida, cosechaba lo que la época del año le permitiera, así mantenía la enorme casa en la que vivíamos y los gastos de mis estudios en su momento.
Actualmente tengo 20 años, hace ya tres que salí del instituto y me he pasado esos tres años trabajando, mi padre fue el único que estuvo conmigo toda mi vida, a pesar de que habría querido un varoncito, me ha criado muy bien, aunque no conocí a mi madre sé que era hermosa, papá aún sonreía en sus últimos años al recordarla. El desgraciadamente murió poco después de que terminará mi último año. A su funeral vinieron los abuelos y unos cuantos tíos y parientes que en mi vida había visto jamás, y no les he visto de nuevo. Quizás creyeron que por ser sus primos y demás tendrían alguna hectárea de nuestras tierras, cosa que obviamente no fue así.
Trabaje en una tienda de CD's, en la biblioteca local e incluso en la limpieza de un hospital y el ayuntamiento, además de que alguien a quien contraté cuidaba de las cosechas y la vaca lechera, pero claro, no iba a quedarme toda la vida en ese pequeño pueblo, recogí un montón de dinero para marcharme de ahí. No podía vender la casa de mi padre. Pero no era algo que me molestara, ya que necesitaba un lugar al cual volver si las cosas no resultaban como yo lo deseaba. Amaba ese sitio y amé a ese hombre.
La cosa es esa, me fui a buscar cumplir uno que otro sueñesillo, el principal de ellos era ir a la universidad, pero era un poco complicado, había tenido que trabajar mucho para pagar las deuda que mi padre dejó al morir, ya que había hipotecado la casa, y un 65% de las ganancias de las cosechas se le pagaron al banco por dos años y medio, además de los gastos de la casa y el pago del sujeto del mantenimiento, en los seis meses siguientes de saldada la deuda, por fin pude ver lo mucho que producía el lugar, así que opté por no venderla, mantener el salario del mozo y tomar del fondo al que irían los restantes si hicieran falta, sobre la marcha se vería que tan efectivo era el plan.
Llegada a la cuidad me quede en un refugio de mala muerte que asustaría al mismísimo satanás, pero era una cama y un techo, suficiente para pasar la noche, no sabia que los hoteles estarían tan abarrotados, ni siquiera era una época festiva, de igual modo, al amanecer seria un día mejor. Mi equipaje había sido sólo unas cuantas mudas de ropa, un par de botines, un par de sandalias y mis libros favoritos, no necesitaba más.
Al amanecer salí muy temprano a buscar empleo. Me lo he pasado muy mal, al parecer no tengo una buena presentación, considere que quizá mis múltiples aretes y mi ropa oscura me hacían ver muy punk, pero entonces lo ví, justo ahí, una cafetería de lo más increíble, a la que sólo llamaré "The Black", era una cafetería especial para rockeros de toda clase. Habían metaleros de cabelleras largas, hasta uno que otro rockerito emo. Pero era genial.
Entré y solicité hablar con el gerente, según me dijo su nombre era Jackson Márquez, o lo llamaba por su nombre o por su apellido, le daba lo mismo, era tan imponente como su local, rapado a cero y con muchos piercings en las orejas, gafas oscuras, pero de traje formal, le conté que recién había llegado a la ciudad, me dijo que si no tenía problemas con iniciar inmediatamente estaba contratada, tomó un uniforme de una alacena en la parte de atrás del restaurante, me quedaba un poco grande pero era lo de menos.
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Sentimientos.
Teen Fiction"La vida es un viaje" podría ser de las más viejas y gastadas metáforas, pero creo que en mi caso es una de las que más amo. Pues es cierto, es un viaje a pie por carretera abierta, una que se tuerce y te lleva a los lugares más inesperados, y a per...