III

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Capítulo 3

Al día siguiente Sam despertó a las 5:30 a.m, francamente no podía creerlo. Me tocó el hombro y dijo:
- En esta casa también hay camas ¿lo sabes?
- Prefiero jugar al ermitaño contigo - respondí frotando mis ojos - por dios, me sorprende mucho que estés de pie considerando que no has dormido nada y has bebido anoche.
- Afortunadamente existen las aspirinas y el café.

Preparó el desayuno y yo me sentía un poco mal al pensar que ella estaba dando mucho de sí, entonces fui a "mi habitación"  y saqué de la mochila lo que tenia para el mes y se lo ofrecí a Sam. Se quedó sorprendida porque como ella me dijo :
- Esto es suficiente para un mes o más, aún pagando un buen alquiler.
Yo en realidad creí que no era mucho, de donde vengo todo resultaba carísimo por estar alejado de la ciudad, las carreteras y los caminos planos y pavimentados. Sam me dijo que bastaba con un poco para la comida y de lo demás hablaríamos llegando el fin de mes. Me quedó suficiente para conseguir algo de ropa, el Black cierra los domingos, y ya estando en jueves me sentía algo radiante para ir a trabajar.

Dejé que ella se bañara primero mientras preparaba un poco más de café, cuando ella salió de la ducha todo estaba listo. Me causó mucha curiosidad que su celular sonó justo cuando ella salió. La duda me hizo tardar mucho en la ducha, pensaba que podría ser uno de los sujetos que mencionó anoche, incluso mientras desayunábamos ella seguía al teléfono, se sintió incómodo pero callé y comí. Cuando íbamos por la tercera cuadra ella colgó el celular y me miró.

- Era mi mamá - dijo y volteó hacia adelante - Dice que le alegra que tenga una compañera de piso.
- ¿Le has dicho que no me conocías hace tres días?
- Se ha echado a reír, me pidió tu número de móvil, pero no supe como decirle que no tienes uno y le he cambiado el tema.
- Lo siento por eso, debió ser incómodo.
- ¿Por qué no tienes uno?
- No me gustan - dije cortante.
- Esta bien, pero deberías conseguir uno. El domingo iremos.
-¡Por lo menos pregúntame!
- Es que seguro dirás que no - dijo entre una carcajada.

Llegamos al Black e inmediatamente a trabajar, los demás le llamaban mañana de jueves alocado. El chico nuevo llegó pasadas las ocho, su nombre era Michael, le decían Mikey, pero a pesar de ser "un chiquillo", tenía un físico de adulto. Y era bastante ágil, además, de ser muy amable y simpático, muy agraciado. Nos cayó muy bien, aunque pasé el día rezándole a todos esos Santos que nunca conocí, incluso a Buda y Alá para que Sam no le invitará a compartir el apartamento con nosotras. Aunque que más daba si lo hacía.

Mikey tenía el cabello largo, por debajo de los hombros, negro, tenía el aspecto de un metalero de hueso roído a pesar de su corta edad, nos contó, en nuestros pequeños ratos libres, que él solía estar en una banda, pero su padrastro le prohibió la música desde aún más chico, irá él a saber por qué, la cosa es que cuando se ha enterado que Mikey tenía una guitarra y salía a tocadas con su grupo de vez en cuando, ha tomado la guitarra y la estampó contra el piso, la pared y luego de nuevo al piso, hasta que la hizo trizas.

Según él la guitarra no era la raíz del problema, sino que ni a su madre ni él les soltaba un duro, para nada que no fuera el colegio o los gastos de la casa, así que él tuvo que trabajar por meses en un restaurante por las tardes hasta que pudo comprar una, porque encima de todo, el sujeto le golpeaba para quitarle la mayor parte de su sueldo. En mi opinión era una mierda de persona.

Luego de oír todo lo que tuvo que pasar a su edad deseé que Sam le ofreciera compartir el apartamento también. Pero supuse que no lo haría, considerando que es prácticamente un hombre, y que yo estaba  ahí. Pasado el mediodía el Black quedó en una paz que no creí posible, Buda y Muppet salieron y ocuparon una de las mesas del frente.
- ¡Eh! Calvito, sirvenos algo - grito dirigiéndose a Jackson.
- ¡Ven y sírvetelo tú barrigón holgazán!
Todos nos echamos a reír por el comportamiento de Jackson y Buda, parecían dos chiquillos.
- ¿Que hay de ti Rapunzel? - dijo dirigiéndose a Mikey - ¿Le servirías algo al viejo Buddah?
- Claro - respondió muy sonriente
Me pareció que su edad se notaba más cuando sonreía de ese modo, era un niño muy dulce. "Si fueras mayor...", pensé al verle sonreír de ese modo.
- ¿Que le gustaría comer señor? - preguntó de una forma muy profesional, incluso su voz me pareció más profunda.
- ¿Sabes hacer lasaña?
- Pues... - dijo nervioso agarrándose el hombro - sí
- ¡Hey! Eso es genial, tendrás que enseñarme - dijo él riendo de forma hilarante mientras golpeaba la mesa con su enorme mano derecha - Venga hijo, basta con un sándwich de jamón y queso a la plancha, si puedes hacer latte estaría genial. - dijo finalmente sonriendo de una forma que me sorprendió mucho.
Mikey preparo la orden de Buda, cuando ésta estuvo lista me llamó por mi apodo y pidió que se la llevase. Lo atendimos como si fuese un cliente lo cual dibujo una sonrisa que no espere ver en el rostro de Jackson. Parecía una padre orgulloso.

Sam aprovechó que el local estaba muy vacío esa tarde para reposar su resaca. Cuando fui a buscarla a la habitación de empleadas la encontré dormida en la mesa, me causó mucha ternura. Parecía una niña mientras dormía. Aún entonces no podía creer lo hermosa que era, cubierta de pecas,
- Se ve como una galleta con chispas - dije en voz baja, luego toque suavemente su hombro - Sam... Jackson quiere que vuelvas al frente - Le dije aun en voz baja para no asustarla.
- Dile que se puede morir - me respondió girándose hacia el otro lado.
No podía decirle eso a Jackson, me despedirá si lo hacía. Le dije que Sam tenía migraña y que cubriría su turno. Se volvió hacia Lucas.
- ¡MUPPET! - gritó - ¿Que te dije de llevarla al bar entre semana?
- Solo fueron unos tragos... - respondió muy intimidado.
- Está mañana la he visto muy bien - me entrometí.
- Verás Sophy, las resacas de Sam son muy extrañas... - dijo Mupet un poco nervioso
- Al menos no estarás sola - dijo Jackson dirigiéndose a mi

Luego de eso la gente empezó a llegar como si hubieran estado esperando por mucho tiempo, Mikey era muy ágil, me encantaba que su cabello atado en una coleta baja se movía de un lado a otro cada vez que daba un paso.
Al anochecer él se marcho con Jackson, al parecer se quedaría con él por un tiempo. Sam despertó al rededor de media hora antes del cierre, el jefe le dio un sermón en esa media hora, mientras los demás limpiábamos y dejábamos todo ordenado para la mañana siguiente, Sam parecía una niña al salir de la oficina del jefe. Me sentí un poco mal al verla así. Nos fuimos a casa, esa noche ella no quería cenar, le dije que podíamos comprar lo que ella quisiera. Pero insistió en que no tenía hambre y ambas nos fuimos a dormir. Sentí un poco rara la cama, ya que era desconocida. También sentí un poco extraño el hecho de que estaba en un lugar separado de ella. Pero si apenas han pasado dos días... -pensé.

¿Que me está pasando? Me pregunte una y otra vez, no podía ser posible. Fui a tocar la puerta de Sam, cuando ella salió noté que había estado llorando, no pregunté nada y ella me abrazó muy fuerte.

»Sam.. Fue entonces entendí por qué te habías empeñado tanto en que me quedara contigo, y ahora presiento que habrías invitado a cualquiera, no querías estar sola, estoy muy agradecida de haber sido yo. Y te juro que en ese momento decidí que quería conocerte más y no dejarte nunca sola.

Sentimientos.Where stories live. Discover now