Capítulo Único (Parte II)

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Izuku abrió sus ojos, no sabía cuántas horas habían pasado. ¿Tanto durmió? Igual y la fiesta ya había terminado. El malestar de antaño no había desaparecido, se sentía peor, sintió una leve punzada en su entrepierna, estaba temblando y escalofríos lo estremecían. Comenzó a sudar frio.

Trató de relajarse y no dejarse llevar por sus instintos de hacer "algo muy de adolescente precoz". Cerró sus ojos y se concentró en poner su mente en blanco y regular su respiración. No se podía controlar. Se agitó más y comenzó a jadear.

Se incorporó de la cama y corrió un poco las cortinas de su habitación. Por la posición del sol, Izuku determinó que eran aproximadamente las nueve. Decidió bajar a revisar como habían transcurrido las cosas, conforme se aproximaba a la sala no escuchaba mucho ruido, cosa que le sorprendió, pues aún era temprano como para que ya se hubiera terminado todo.

Una vez que tuvo un panorama completo de la sala se echó a reír, atrayendo la atención de quienes aún estaban decentes y se podían mantener despiertos; Kaminari, Todoroki y Kirishima se encontraban reunidos en un círculo en el piso.

—¡EHHHHHH! —Kaminari gritó. —¡MIDO... mido... ¿Cómo se llamaba éste?

—Ah, Midoriya... ¿Qué pasó? —Todoroki apenas si podía hablar—. ¿Dormiste bien?

—Ah... sí, Todoroki-kun. Pero... —se acercó al círculo que hicieron los chicos en el piso—. ¿Qué pasó aquí? Sólo dormí un par de horas, no puedo creer que en tan poco tiempo esto haya terminado así.

Pasó sus ojos rápidamente por la sala. No lo creía. Eso ya no era una sala de estar. Era el hogar de bestias salvajes que se descontrolaban con un poco de vodka y tequila. Diablos. ¿Quién limpiaría todo eso? Era una imagen bastante divertida a los ojos de Izuku, pero a la vez terrorífica. No creía que sus amigos fueran capaces de hacer algo así. En primera, los sillones del centro ya no eran sillones, eran pedazos de madera regados por toda la habitación, el relleno de los cojines se encontraba esparcido por todos lados. Había manchas extrañas en las paredes y un líquido rojo goteando del techo. Las sillas boca abajo haciendo un túnel en el que Mineta y Sato se encontraban desnudos, tapando sus partes nobles con revistas para adultos. No quería ni imaginarse que hicieron para que Iida estuviera pegado a la pared con cinta americana y con la nuca rasurada.

Había botellas y latas esparcidas por todo el piso, comida en la puerta del baño, había preservativos inflados pegados al techo, Izuku no quería imaginarse el tipo de desfiguros que estuvieron haciendo. Todoroki había congelado por accidente las mesas, o al menos eso dijo cuando Izuku señaló la mesa dando a entender que quería saber que había pasado ahí.

Lo demás no era descriptible. Al menos no para los ojos de Izuku.

—No sé cómo se lo van a explicar a las chicas cuando regresen. Apenas son las nueve. Deberían empezar a recoger —el tono de voz de Izuku era de preocupación. ¿Qué dirían las mujeres cuando vieran todo el desastre que habían hecho en unas horas?

Todoroki se levantó de su lugar, apenas y se podía mantener en pie y se dirigió a Izuku pasando su brazo por su cuello. El penetrante olor a alcohol inundó los sensibles orificios nasales de Izuku.

—T-tranquilo, Midoriya. Ll-llegaran c-como a las doce o más. N-no... no sé. Yaoyorozu me lo dijo —se comenzó a reír—. ¡Tenemos más tiempo, así que diviértete, Midoriya! —gritó. Los demás gritaron y se rieron levantando las botellas de alcohol.

—Además... —susurró mientras los demás se concentraban en seguir bebiendo—. ¿No te sientes extraño, Midoriya? —Todoroki ladeó una sonrisa.

Izuku no lo entendía, nadie sabía de "ese" problema descubierto al despertarse unos momentos antes. —¿C-cómo sabes eso? —se soltó del agarre de Todoroki, claramente confundido—. No le dije a nadie...

Pasiva. [KatsuDeku] ||O.S.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora