Al encerrarse en su habitación, se recargó en la puerta jadeando; necesitaba liberarse, su entrepierna punzaba fuertemente. Tocó por encima del pantalón y agachó la cabeza apretando sus dientes; se estaba esforzando mucho por no gemir muy alto.Todo su ser ardía y quemaba; sudor frío comenzaba a cubrir todo su cuerpo, provocando que su playera se pegara a su abdomen como si fuera una capa de piel más. Se le hacía cada vez más difícil controlar su respiración y esos molestos espasmos no cesaban, haciéndolo sentirse más impotente por no poder ser capaz de mantener la compostura.
Pensó en lo ocurrido con Kacchan en la sala, su cabeza simplemente no podía procesarlo, le era imposible creer que eso había sido real. ¿Kacchan lo besó? El Kacchan que conoce jamás haría eso; siempre pensó que él era una persona nada capaz de controlarse, pero eso que hizo, rompía todo estándar en el que tenía a su amigo de infancia.
Llevó sus dedos índice y corazón a sus labios, recordando el tacto insensible y feroz de sus labios contra los de él, recordó como el cuerpo caliente de Katsuki se restregaba contra el suyo, volvió a sentir sus manos grandes en su cintura y los gruñidos que soltaba cada que abría la boca en medio del beso, sólo audibles para él. Sintió de nueva cuenta el cálido aliento alcoholizado penetrando su piel tierna y sensible, embriagándose con su intenso aroma varonil.
Cuando se dio cuenta, se encontraba gimoteando con sus dedos jugando dentro de su boca con la saliva que había comenzado a acumularse por la excitación. Pasó su mano libre por todo su cuerpo por encima de sus prendas, pensando en Katsuki y el recorrido de sus dedos por cada centímetro de su cintura. Imaginó su musculoso cuerpo desnudo, sudoroso y ardiente sobre él, gruñendo pesadamente contra su oreja mientras clavaba las uñas de sus largos dedos en la dermis de sus caderas... antes de reaccionar y caer en cuenta de lo que estaba pensando, Izuku se vino con espasmos intensos en su miembro, fuertes contracciones en toda su pelvis y una fuerte oleada de calor —placentero— inundando desde sus sensibles muslos, hasta sus tobillos y pies; sus dos piernas temblaron y sintió cada fibra de su cuerpo desvanecerse ante el exquisito placer. Cada fonema que dejaba escapar de su boca sólo lo calentaba más.
Aún se sentía incómodo con esa situación, pero por alguna extraña razón, las fuertes ganas de querer sentirse sumiso ante él, y ser profanado por su ser, sólo lo hacían perder más la razón y un sentimiento de perdición y locura inundaban su pecho. Sonrió ante sus pensamientos, era algo, hasta cierto punto enfermo, pero gratamente reconfortante.
—Maldita droga —jadeó.
Maldijo la droga, pero a la vez la bendijo. Sólo así se sentía capaz de explotar todo el placer sexual que lo inundaba, era lujuria en su forma más pura y abierta.
Una vez que terminó, se levantó como pudo, y; haciendo esfuerzo por no caerse con los temblores de sus piernas, se dirigió a la ducha con una sonrisa tirando de la comisura de sus labios —rojos por la fiebre—, con sus ojos destellando en la oscuridad de la habitación, desbordándose de excitación, y sus mejillas teñidas carmín.
Cerró la puerta con un sonoro portazo lanzado por su pie, una vez que estaba totalmente aislado, encerrado en esa pequeña habitación de no más de 6x6, se dejó caer bajo de la ducha, pegando su espalda contra las baldosas frías. Se quitó la playera de un tirón, rompiéndola en la zona del pecho, mientras desabrochaba su pantalón, se estiró y alcanzó la llave izquierda de la ducha, la giró y después hizo lo mismo con la llave paralela.
El chorro de agua fría cayó como un puñetazo en todo su cuerpo, en el momento en que chocó contra su espalda caliente y contra su abdomen, que subía y bajaba pesadamente, soltó un fuerte grito que terminó en gemido cuando la temperatura del agua comenzó a regularse, aunque predominó una temperatura más alta, por lo que todo el lugar comenzó a llenarse de vapor caliente, que penetraba cada poro de ese cuerpo que no dejaba de transpirar.
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Pasiva. [KatsuDeku] ||O.S.||
Fanfiction"Una reunión tranquila" fue lo que cruzó la mente de Izuku cuando se enteró que las mujeres de su grupo saldrían de compras y dejarían los dormitorios a completo merced de los hombres toda la tarde. ¿Que podría salir mal? Oh, todo podría salir mal...