Lo que nunca pude decir

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Capítulo 6

Isabel (madre de Elizabeth)

Creíste que tu juego tardaría un poco, pues no. Me ácrata el hecho de verte así; fatigada, desahuciada y sin ánimo.

—No puedes mentirle a una mentirosa—. Digo a Elizabeth—. Quiero que te dirijas hacia el hospital ahora mismo—. Ordeno.

—¿Por qué no me abortaste cuando tuviste la oportunidad de hacerlo?—Cuestiona con la mirada perdida.

—¿Quieres saber la verdad?—La intimido.

—Sí—. Asiente.

—Tu padre se opuso rotundamente, para cuando naciste se arrepintió—. Veo sus lágrimas caer del ojo izquierdo—. Al tiempo comenzó a tomarte aprecio, una vez que la prueba de ADN demostraron que él era tu padre fue ahí, dónde empezó a valorarte como su hija.....después que te trataba como una bastarda y a mí como una cualquiera.

—Sus razones ha de tener—. Contesta altaneramente y no logro entender por qué su tristeza se desvaneció, no se supone que estaría mal con la verdad.

—No tuvo alternativa, tu padre no es un santo como siempre lo imaginaste.

—De haberlo sabido antes probablemente caería en llanto, pero no soy la misma, madre. Por supuesto abortaré—. Lo dice con tanta seguridad que la desconozco.

Asiento—. No nos podemos dar el lujo de cometer dos veces el mismo error.

—De ahora en adelante todo será diferente, no me volverás a manipular a tu antojo ni tú ni nadie. Solo yo tomo mis propias desiciones, olvídate que soy tu hija; piensa en aquella vez que pudiste haberme abortado, mas no fue así, sin embargo eso explica tú desprecio hacia mi persona, por ende ya no soy tu hija, de hecho ya no soy una carga y ninguna responsabilidad de ahora en adelante.

Elizabeth

—Esa es mi niña—. Me frota la cabeza indignamente.

Solicito una cita al médico, llamo y contesta la secretaria inmediata.

—Buenas días ¿con quién tengo el gusto?

—Elizabeth.

—¿Desea usted una cita?

—Sí, con el Dr. Ramírez—Mascullo.

—Entiendo, se realizará un aborto.—¿Por que lo dice tan explícitamente?—El día miércoles, al mediodía le tengo programada luna cita con él.

Aún dudo—. Gracias—. Agradezco rezagadamente.

—Pase buen día...

///

Pero siendo concreto fui yo quien busco esta situación, fui yo quien se dejó llevar a la habitación de él. Estoy con una gran incertidumbre, a pesar de que no sé si quiero tener este bebe, básicamente la decisión ya está tomada.

Estoy hiendo rumbo a planta baja de mi casa, al parecer no se encuentra mi madre, ¡que alivio! De pronto escucho que alguien toca la puerta fuertemente. Ha de ser mi madre, probablemente se le quedó la llave y solo viene a insultarme una vez más. Le abro la puerta; ¡es Ian! ¿Pero qué hace aquí? Me implora y seguro de sí mismo me dice:

—Te amo, desde que te vi no te puedo olvidar. Mi corazón late por tu ternura. Y sé que es algo loco que esté yo aquí, no obstante tenía que hacerlo, tenía que venir porque quería evitar lo que todos estaban hablando de ti—. Lo dice tan sinceramente

—Sí, ya estoy anuente—. Soné tan fría.

—Entiendo—. Se nota su tristeza con mi respuesta, se va alejando y cierra la puerta.

¿Qué hago?

—¡Espera!—Exclamo mientras abro la puerta.

—Dime—. Contesta tan sensible.

—No es el momento ¿sabes? Estoy apunto de hacer algo que no quiero—. Mi voz se va quebrando.

—¿De abortar? ¡No lo hagas!

—Pensé que me apoyarías......—Me zurro contra la pared hacia el suelo, mientras mis ojos se cristalizaban.

—Te apoyo, pero sé perfectamente que no quieres—. Susurra.

—Piensa en nuestra niña, lo hermosa que crecerá a nuestro lado.

—¿Cómo sabes que es niña?—Cuestiono.

—No lo sé, al menos piénsalo...—Añade y se retira.

Paso alrededor de dos días, a tan solo horas de realizarme aquella operación que me cambiaría la vida, desde ese momento que Ian me declaró su amor no he tenido ninguna señal de vuelta de que estaba ahí, se había ido. No tenía a absolutamente a nadie.... Después de descansar y meditar en la noche, me despierto al amanecer, me preparo y voy rumbo a la clínica; junto a Cynthia y mi madre.

Estoy en el auto rumbo a la clínica, a la mitad del camino cuando de pronto una camioneta intenta dar el retorno a una velocidad alta y mi madre intenta frenar al verlo, pero se atraviesa y nos atropella hasta dejarnos fuera de vía.
Inconscientemente, yo que estaba en el asiento trasero; fui la menos afectada, de hecho mi madre junto a Cynthia quedaron totalmente desmayadas y ensangrentadas, ellas recibieron el mayor impacto, mientras que yo apenas despierta veo cómo rompo fuente con tan solo 6 meses de embarazo; observaba como algo dentro de mí se empieza a salir, el cristal del las ventanas del carro en la parte superior caen sobre mí y me empiezo a cortar. En ese momento me desespero, intento salir a como de lugar, mas no puedo.....

En ese momento justo antes de perder la conciencia, comienzo a imaginar todo lo que he vivido. Cierro los ojos y algo me despierta, era el llanto del bebé llorando que sale de mi vientre con toda y mi ropa interior, me distraigo, para luego ver a una niña correr en medio de las praderas en plena primavera. Y yo la veía correr como un ángel sin parar.  De pronto se convierte en toda una adolescente con ojos azules y de tez oscura probablemente por los padres de Clay, sus rasgos físicos. Pero es increíblemente hermosa. Retorna a ser una niña en el campo y abraza precipitadamente a Ian. Es extraño que estés aquí.  Luego se vuelve a mí y me pregunta:

—¿Madre en dónde estoy?—Dice con su voz tan fina y sencilla.

—Siempre guardarás un lugar en mí....—Todo se vuelve opaco, borroso y sin sentido.

Despierto, estoy en mi cama. Son las 5:00 am y veo que tan solo fue un sueño, un estúpido sueño irracional. No, no te abortaré, no cometeré ese error otra vez, y con Ian seremos felices, mi pequeña Helena....


















Si llegas a leer esto mi pequeña, este es mi historia, lo que nunca pude decir.



Atte

Elizabeth, tu madre.....

Aborto, Lo Que Nunca Pude DecirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora