V. Aftercare

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Stuart mantenía los ojos cerrados con fuerza mientras trataba de controlar su respiración agitada y desenfrenada. Quizá-pensaba para si-no podía hallarse en una situación más vergonzosa que en la que estaba justo ahora: Su rostro se mostraba rojo y acalorado, sudando caliente. De sus manos se diría que estarían aferradas a las sabanas de no ser porque en realidad las tenía sujetas a la cabecera gracias a un par de esposas.

Si sus ojos no estaban cerrados, entonces procuraba-al menos-mantenerlos fijos al techo, el cual se le volvía borroso por sus propias lagrimas dificultándole la vista. Tampoco es como si quisiera mirar a ninguna otra parte. Sus tetillas eran víctimas de un par de pincillas pequeñas pero justo adecuadas para el propósito de pellizcarlas. Más abajo, sus genitales recibían sensual atención, siendo masajeados con lujuria por Murdoc Niccals, compañero y líder de su banda. Hasta hace un momento a pies de la cama, le brindó una buena mamada a su falo como todo un profesional, llevándoselo tan adentro como la garganta se lo permitiese. Ahora lo masturbaba frenéticamente con una mano y las lamidas pasaron a los testículos, chupándolos y succionándolos con deseo mientras emitía sonidos guturales y exquisitos, capaces de ponerle a Stu la piel de gallina. De vez en cuando le introducía la larga lengua dentro de su ano. Todo se lo hacía de una manera tan excitante que lo volvía loco y lo tenía por completo a su merced. Se lo hacía tan bien que Stuart apenas y podía creerlo. Era como tener un viaje al cielo y de vuelta. Como si hubiera una línea, una línea sumamente pequeña y delgada-casi invisible e inexistente-que se rompía y ya no distinguías entre si lo que sentías era placer o dolor. O ambos. O rayando en la locura, de hecho.

Así es como era estar con Murdoc en la alcoba, y era maravilloso.

Podría gritar más alto de no ser por tener la mordaza entre sus dientes-se la ganó gracias a que cometió un pequeño error: llamó a Niccals por su nombre en lugar de dirigirse a él como "papi", y sus disculpas o intentos por remediarlo no le sirvieron de nada.-

―Esto te prende ¿Verdad, niño malo?-Murdoc introdujo el dedo índice en aquel agujerito apretado que a él le gustaba llamar "su entrada al infierno" debido a la calidez que sentía ahí adentro. Buscaba con desespero encontrarle el punto g a su vocalista, por lo que dicha intromisión fue muy brusca, tratando de figurar en qué manera moverlo para acertar. Era curioso lo apretado de esta entrada que siempre parecía ser estrecha. Stu de inmediato soltó un jadeo ahogado y se abrazó con las piernas a los costados de Murdoc. Como un extra, el bajista volvió a jugar con el pene ajeno, enredando la lengua en la punta palpitante. Replegó el prepucio para descubrir el rosado glande y dar más lamidas eróticas ahí. Esto fue demasiado para Stuart quien no pudo reprimir por más tiempo su inminente orgasmo. Se estuvo conteniendo desde hace tiempo atrás, pues ya venía sintiendo toda la sangre de su cuerpo dándole más vida su erección. Se dejó liberar sin previo aviso. Murdoc tragó un poco sin quererlo y el resto lo dejó salir al sentir aquella secreción caliente, de sabor salado-pero más bien amargo-inundarle la boca. Stu se manchó su propio abdomen mientras Murdoc se terminaba de pasar el semen y limpiarse la comisura de los labios. Luego miró a Stuart con reproche.― ¡Vamos 2D! Sé que podías aguantar un poco más.-2D se removió en la cama a manera de negación, y miró al bajista de forma suplicante. Aquella mirada que se supo interpretar como un "ya desátame de aquí, maldita sea". Stu trataba de decir algo aunque sus palabras fueron más bien balbuceos sin sentido ininteligibles. Murdoc de inmediato sintió una alarma fugaz; temía que Stuart se sintiera asustado. Sabía que su compañero ya quería detener las cosas ahí y actuó rápido. "Muy bien, se acabó el castigo"-Se dijo a si mismo. No demora para acercarse a él y quitarle la mordaza ahora mojada en saliva. 2D toma una gran bocanada de aire para oxigenarse, mientras el bajista lo libera de las esposas y las pinzas de los pezones. Le acaricia con delicadeza la mejilla para brindarle apoyo emocional.― ¿2D, estas bien?-2D se irguió en la cama.― ¿Cómo te sientes?-Se pone a un lado suyo.

KinkTober 2doc 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora