“¡Ay, ay, ay!” Nico se quejó por tercera vez esa noche. “¿Tendrás más cuidado? No hay muchas veces que pueda ignorar como me presionas con tanta fuerza.”
Rodé los ojos. “Bueno, si no fueras tan malditamente impaciente, terco y molesto-, debido a que te mueves como un niño- ya hubiera acabado”, susurré de nuevo, la ira se estaba apoderando de mi.
“Nena, necesitas relajarte.” Nico susurró en un tono arrogante, con una sonrisa sobre sus labios.
Arqueé una ceja. “No me llames nena, idiota.” Murmuré. “Ahora, quédate quieto y no te muevas.” Volví a frotar con alcohol las toallitas desinfectantes en su piel desgarrada.
El simplemente se rió entre dientes, por fin me escucha por una vez, ya que mantuvo su cuerpo inmóvil, sin moverse un centímetro.
Se trataba de tiempo. Quiero decir, una cosa es ser impaciente, pero otra cosa es ser odiosamente grosero sobre todo tomándote el pelo.
Todo esto me dio un ataque de migraña, estaba a punto de perder mi maldita cabeza.
Todo comenzó cuando el gilipollas se puso sobre mi cama como si fuera el dueño del lugar, con sus manos detrás de su cabeza mientras miraba a mi televisor con admiración.
Me crucé los brazos contra el pecho, apretando los labios mientras mis ojos casi perforaban agujeros en el lado de su cabeza.
“Toma una fotografía, te va a durar más nena.” Nico sonrió, sus ojos todavía estaban en la pantalla del televisor.
Yo, en cambio, no le encontré la gracia y ni siquiera sonreí. No, lo encontraba idiota. “¿Eres retrasado?”
Finalmente, sus ojos salieron del televisor. “¿Qué?”
“Dije que si eres retrasado(?)”
Nico torció el rostro en una mirada de confusión. “¿Es eso una pregunta trampa?” El inclinó la cabeza hacia un lado.
Dios todopoderoso, ¿por qué me quedé con un idiota por la noche?
“Voy a tomarlo como un sí.” Rodé los ojos, caminando hacia él antes de tomar el control del mando y apagar la televisión.
“¡Hey! Yo estaba viendo eso”, hizo un gesto con la mano hacia el televisor.
Me encogí de hombros. “Mi casa, mi habitación, mi televisión.” Alcé el mando a distancia hacia arriba en el aire. “Mi mando.” Le sonreí.
“¿Y? Estoy herido. ¡Dame un respiro!”
“No es mi culpa que te apuñalaran. Tampoco es mi culpa que seas “Danger” y tengas un montón de enemigos.”
ESTÁS LEYENDO
Danger (Nico Mirallegro & Diana Jones)
Novela JuvenilUna noche... Una fiesta... Un error... que el pensó que arruinaría su vida, pero que estaría destinado a ser todo lo contrario.Cuando toda tu vida has sido usado por personas que te mentían y decidían por ti... Como puedes aprender a confiar en las...