Extra. Sangre derramada

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¿Qué iba a pasar? Atsushi no tenía conciencia y lo poco que lograba ver era borroso, no entendía nada, podía ver personas moverse y luego todo negro... Sus sentidos fallaban y su alma se había perdido en el caos...

Llevaban a Atsushi inconsciente por la ceremonia, una alfombra negra al haciendo un puente entre la lava infernal que emanaba del suelo, los presentes iban bien vestidos, aunque nada igualaba al atuendo de Akutagawa quien se encontraba al derecho del sacerdote, la parca misma.

Akutagawa Ryunosuke usaba un traje de ceremonia de matrimonio, pantalón ajustado blanco, camisa negra con flores doradas, y un saco blanco. Nada más, no tenía permitido usar nada más que eso.

Nakajima Atsushi, aun inconsciente portaba un traje de ceremonia de matrimonio sin igual, un pantalón ajustado negro y una camisa blanca de mangas expandidas y flores rosas llenas de la sangre que el azabache había conseguido de víctimas, solo para Atsushi, su saco blanco

Dazai presento a Atsushi ante el altar por ser su tutor en el mundo humano, dejo al albino al lado del azabache y Akutagawa lo sostuvo, su belleza lo cautivo, el traje de bodas le quedaba excelente y la sangre que brotaba de las flores le daban vida a su apariencia, Akutagawa seguía sin entender aquello de estar enamorado pero de tener a Atsushi no le importaba amarlo por siempre. "un heredero del dios Byakko" resonaba en su mente, ¿Qué tan poderoso podría ser su pareja? Solo lo sabría al beber su sangre en el ritual.

El sacerdote, es decir, la parca, alzo su guadaña para dar inicio a la ceremonia, Atsushi de vez en vez abría sus ojos – Demonios, gnomos, vampiros, Diabólico y glorioso Satán, pequeños y grotescos sirvientes, sean bienvenidos y maldecidos hoy en esta oscura noche, el gran y poderoso Dazai ha traído una vez más a esté altar a su esposo pero en está ocasión acompañando a su hijo y heredero Akutagawa quien contrae matrimonio a esté hombre endemoniado – alzo sus brazos en glorioso estar y miro a los presentes - que comience la ceremonia

Akutagawa se inquino y por lo mismo Atsushi también, intentaba mirar fijo a la parque pero sus intentos eran fallidos, la parca se sintió alagada por el albino, pues lo había muchas ocasiones pero nunca lo había podido llevar consigo – pequeño Atsushi, me parece que está vez no te libraras de mi guadaña aunque la use para otro motivo – sonrió la parca

Alzo su guadaña, mientras Akutagawa le extendía la mano a la parca, esté con corto las venas del azabache con lo cual, se acercó a Atsushi, tomo sus barbilla y apretó haciéndole abrir su boca.

Akutagawa dejó caer la sangre de su muñeca hasta la boca del albino, y en cuanto Atsushi la sintió en sus papilas gustativas, quiso cerrarla, lo cual se le fue impedido, termino de brotar su sangre y el azabache sostuvo con fuerza al albino quien comenzaba a quejarse, tapo su boca evitando que la devolviese, Atsushi, sintió que iba a morir, era un sabor desagradable, una combinación de hiervas y toxico, sabía a humo y al mismo tiempo era caliente, tan caliente que quemaba, tan caliente que le ardía.

Reconoció momentos, momentos que pasaban por su mente pero no eran recuerdos suyos, no por supuesto que no, eran de Akutagawa, su niñez, adolescencia, su cabeza dolía, vaya que dolía.

Dejo de forcejear y se quedó quieto, una vez más había quedado completamente inconsciente y con el cuerpo suelto – Akutagawa, ahora puedes beber – dijo la parca

Akutagawa conocía bien el sabor de la sangre de Atsushi pero solo en el ritual podría sentir otro sabor, un sabor que podría matarlo o darle más fuerza, un sabor que le daría la razón y le quitaría la duda de saber... ¿Quién era Nakajima Atsushi?

Acercó sus dientes afilados al cuello del albino, los dejo introducir y con ello de inmediato lo sintió, era cálido, era delicioso y era único, logró ver perfectamente, aquella reencarnación de un bebe tigre, rayo y viento, fuerza y rapidez, Atsushi era un tigre majestuoso, único en su ser y poderoso, tanto fue así que mientras miraba los recuerdos, el tigre apareció ante el azabache, rugió tan fuerte que Akutagawa comprendió, no debía hacer enojar al tigre.

Blood, fangs - AkuAtsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora