s i e t e

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Marc-André había vuelto a llegar tarde al entrenamiento y esta vez seguía sin tener justificación, justo como las otras veces. Corriendo apresuradamente a su taquilla visualizó algo blanco saliendo de ella, sin prestarle mucha atención, abrió su taquilla y se cambió rápidamente para salir a entrenar con sus compañeros.

Mientras se colocaba sus guantes y se posicionaba frente al arco, notaba la mirada de Rafinha en él. Evitó mirarlo, seguía sintiendo vergüenza por haber reaccionado de esa manera, por haberlo besado.

Mentiría si dijera que no quería saber que pasaba por la mente de Rafinha en ese momento, o mientras lo había besado. El brasileño seguía observándolo, y eso lo hizo ponerse nervioso, ¿estará molesto? ¿Le dirá que es un enfermo?

— Hey, Marc

Pegó un salto de sorpresa cuando escuchó la voz de Rafinha delante de él. El brasileño se había acercado y él no lo notó por estar metido en sus pensamientos.

— ¿Qué tal, Rafa?

Y su voz salió más aguda de lo que esperaba. Se regañó a sí mismo. Era un futbolista profesional de veintiséis años y estaba actuando como una adolescente enamorada de quince años.

Rafinha lo miró.

— ¿No me vas a decir nada?

Marc-André hizo una mueca de confusión y luego cayó en lo que Rafinha quiso decir.

— Perdón

— ¿Te estás disculpando?

Ahora el confundido era Rafinha.

— Sí, ya sabes— Marc suspiró—. Perdón por haberte besado, quizás tu no querías y…

— Espera, espera— Rafinha lo detuvo—. No estoy molesto por el beso, es más, me gustó

Marc notó un pequeño sonrojo en las mejillas de Rafinha.

— Esperaba que me dijeras algo sobre la carta

— ¿La carta?

¿Acaso Rafinha ya se había dado cuenta que él era su admirador secreto?

— ¿Cómo te diste cuenta?

— ¿Darme cuenta de que?

Tanto Rafinha y Marc-André estaban confundidos. Ni el alemán sabía de lo que hablaba el brasileño; y ni el brasileño sabía de lo que hablaba el alemán.

— ¡Oh, por favor!

— ¡Junior, no te metas!

El brasileño y el alemán voltearon ante la presencia de Neymar, quien se plantó frente a ellos con una mueca de desespero, con Lionel detrás de él.

— Si los dejo solos, no entenderán nada— gruñó Neymar hacía Lionel—. Son más bobos de lo que parecen

— ¿Te importa?— Rafinha habló a Neymar—. Es una conversación privada

— Me la pela— rió Neymar—. A ver, Marc-André, le gustas a Rafinha y te dejó una carta en tu taquilla confesándote todos sus sentimientos, aparte, le encantó el beso de ayer. Rafinha, por si no te ha quedado claro de nuestras charlas anteriores, le gustas a Marc-André y es él el que te ha estado escribiendo las cartas que recibes. ¡Torpes!

Y con eso dicho, Neymar se fue del lugar con un Lionel muy avergonzado mientras le regañaba.

— ¿Me escribiste una carta?

— ¿Tú eres mi admirador secreto?

— ¡La respuesta es sí a ambas!

Volvieron a escuchar la voz de Neymar; pero un poco alejada.

Querido Rafinha. » Terfinha [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora