「 My first and last. 」|| Nomin;luwoo;johnmark

« parte uno. »

Papá trabajaba en la cafetería desde los doce años, no es edad para trabajar pero él insistía en ayudar a mi abuelita con sus gastos. Cuando cumplí quince años entré a trabajar en esa misma cafetería, ¿razones?, tal vez porque era lo único que me ligaba a mi papá luego de que él se quitara la vida.
 
Él y yo habíamos sido muy unidos; íbamos de pesca, en invierno me enseñaba a cortar leña y era muy unido a la naturaleza, así que me enseñaba a sembrar y cosechar.  Y muchos se preguntaban, ¿qué diablos hacía un tipo como papá con una mujer tan aplicada como mamá?, y creo que tal vez la respuesta era yo. Tal vez ella se quedó a su lado porque necesitaba apoyo para ser madre.
Mamá es, sin duda, la mujer más independiente sobre la tierra. Ella solía ser una periodista en las noticias de la televisión, sin embargo renunció para convertirse en una respetada detective.  Resolvió más casos de los que cualquiera de los incompetentes policías habrían podido resolver, y gracias a eso papá y ella peleaban mucho.

A veces me gustaba pensar que papá era un buen tipo en todos los sentidos, pero una parte de mí lo sabía; sabía perfectamente que estaba metido en cosas ilegales pero jamás había querido indagar mucho en eso.

Yo tenía diez años cuando encontré a papá en la sala con un disparo en la cabeza y un arma en su mano, toda aquella escena me llevaba a la discusión que tenía con mamá la noche anterior. Ella le decía que por la mañana se fuera porque temía por nuestra seguridad.  Park Sun Young se estaba deshaciendo de su esposo y todos los vecinos lo  habían oído, porque ella estaba gritando fuera de sí.
Papá había accedido, aunque estaba enojado. Él hacía todo lo que hacía porque el dinero no nos alcanzaba. Y yo no estaba enfadado con él,  porque él era mi padre y era capaz de perdonar todos sus delitos ya que él lo hacía por mamá y por mí.

Eran las seis de la madrugada, mamá y yo desayunamos normalmente, me llevó a la escuela y ella se fue al trabajo. Ése día me escapé tenprano a eso de las nueve porque sabía que papá se iría antes de las once y quería despedirme de él. Llegué tarde. Él se había ido de mi vida para siempre cuando pisé esa pegajosa alfombra cubierta de su sangre.
Tenía diez años pero sabía cómo funcionaba la vida. Un día puedes estar enterrando semillas con tu padre y al día siguiente lo entierras a él, sin saber cómo, sin saber porqué ni porqué culpé a mi madre de todo y le grité diciendo que ella le había quitado las ganas de seguir viviendo.

Hyomin decidió que lo mejor era mudarnos  a Seúl. Había conseguido empleo y era más seguro que en Daegu donde todo el mundo nos conocía y sabía lo que mi padre había hecho. Estuve de acuerdo con ella sólo porque había querido conocer la cafetería donde papá había trabajado toda su vida, y yo quería trabajar allí también por las razones que di en un principio.
Recuerdo cómo al llegar mamá cortó su cabello y lo platinó, ella parecía una mujer segura y no se quitó las prendas negras en dos años. Su duelo de viuda duró más de lo que había querido a papá.

Apenas habíamos llegado a Seúl ella me metió en la primer escuela primaria que encontró con vacantes,  y fue allí donde lo conocí.  Su sonrisa podía iluminar toda la sala.
Tan amable y atento, no era para nada ruidoso o molesto, su presencia era grata estuviera donde estuviera. Lee Jeno era sin duda mi cosa favorita de Seúl.

Jeno y yo fuimos amigos al instante, él necesitaba ayuda con las tareas y yo necesitaba protección para la hora de gimnasia. Jamás olvidaré su pasión por los deportes y como se desempeñaba en ellos a la perfección.
Él me cuidaba ya que al ser nuevo podía ser desagradable para muchos de los niños ricos que estudiaban allí, y él tenía contactos, muchos contactos. Nunca había visto a un niño ser tan sociable y amistoso.

Jeno sabe todo acerca de mi, mis sueños, mis metas, mi padre siendo ilegal, mi madre siendo estricta, mis sentimientos más ocultos, todo. Él lo sabe todo, sin embargo, yo sólo sé su nombre,  su edad, sus aficiones por los deportes y pequeñas cosas superficiales que no cambian absolutamente nada en lo que nuestra amistad respecta.
Ocho años estando uno al lado del otro, inclusive vamos en la misma Universidad actualmente pero jamás supe nada acerca de su familia, jamás conocí su hogar, siquiera sé si tiene mascotas o hermanos o hermanas. Nada de nada. Lee Jeno podría ser...un completo desconocido si lo pensaba detenidamente.