El tiempo pasaba de manera extraña. Había días que podían durar la eternidad y otros que terminaban en un abrir y cerrar de ojos. No me había dado cuenta cuando ya estábamos a mediados de primavera. Teníamos las fechas de las solemnes y eso solo podía significar que el año estaba terminándose.
Davis había estado evolucionando con el paso del tiempo, como mis sentimientos por él. Hablaba mucho más con la Feña, la Cony y Virus. Al resto del curso seguía sin decirle muchas cosas a no ser que fuera absolutamente necesario tener que hablarles, y yo cada vez me sentía más nervioso a su alrededor. Había aprendido más cosas de él y cada que aprendía algo nuevo suyo volvía a ser un enigma ante mis palabras. Un día era algo y al otro día tenía cosas que me hacían cambiar de parecer. Me volvía loco en la manera más linda posible... Estaba acabado, destrozado, hundido y maldecido, en otras palabras, estaba enamorado. Lo peor de todo es que intentaba ver las cosas que tenía a mi favor para poder causar el mismo efecto en el pelinegro, pero hasta ahora solo contaba con mis ojos como algo llamativo. Mi pelo era castaño y algo rizado, era más moreno que Davis, pero sin duda no me consideraba un sujeto bronceado, tenía una panza, abrazable ¿no? No sentía que yo fuera la gran cosa, después de todo...
"Yo era un libro y él se estaba convirtiendo en el tema principal de cada una de mis páginas."
-¡Dani! ¡Llegó tu amigo! –la voz de mi madre me sacó de mis pensamientos. Davis estaba en mi casa porque íbamos a estudiar lenguaje los tres, Virus estaba invitado, pero había dicho que tenía problemas y que le pasáramos un resumen después.
-Hola, Davis –hice un gesto de saludo con la mano. Él vestía de negro como siempre, aunque a veces variaba y usaba algo gris combinado con morado.
-Hola, Danelle –me sonrió de lado. A mí ya me estaba dando algo.
-Ya, chiquillos. Que cunda el estudio, yo voy a ir a comprar para la once y vuelvo –nos sonrió a los dos, me dio un beso en la cabeza y se fue.
-Tu mamá se ve simpática –dijo Davis en cuanto ella no estaba.
-Todos piensan lo mismo –reí y lo hice pasar al living.- ¿Querís algo pa' tomar? Tengo jugo.
-Nah, tranqui, estoy bien.
-Voy a buscar mis cuadernos entonces, anda pensando que cosas te cuestan más –metí las manos a mis bolsillos y fui a mi pieza a buscar mis cosas.
-Sería más fácil decirte qué es lo que entiendo –reímos y nos sentamos en el sillón para estudiar. No es que yo fuera el mejor profesor de la vida, pero entendía de lo que hablaba la profe y eso era, según los cabros, suficiente como para que hiciera un resumen entendible antes de las pruebas. Me di cuenta de que a Davis no es que le costara tanto aprender, la cosa era que no le gustaba prestar atención. Había cosas mejores que estar pendiente de una persona que te habla sobre un mismo tema durante 2 horas, supongo.
Cuando ya había llegado mi mamá y la once estaba lista nos tomamos un descanso. A mi mamá parecía caerle bien, lo encontraba tímido, pero simpático ¿eso era un punto a favor para mí? Es decir, que te cayera bien tu nuero si es que algún día llegábamos a ser algo. Mi mamá sabía lo que a mí me gustaba, había caído mejor de lo que pensé, es decir, que un niño de 13 años te diga que le gustan los niños y las niñas no es algo que se tome a la ligera, pero ella lo había tomado con calma. Lo hablamos hasta con un psicólogo en caso de que yo estuviera confundido por la edad, pero según el señor yo estaba perfecto y si yo era feliz mi madre también lo era. Al menos eso fue lo que ella dijo. Me hubiera gustado que los padres de Davis hubieran sido como mi mamá, todo sería distinto...
YOU ARE READING
Mi galaxia favorita
Teen FictionTengo una Teoría... cada persona es una cosa, una cosa única. Hay personas que son tornados, personas que son estrellas y personas huracanes... Además de tener aquella teoría tengo la capacidad de descifrar qué son las personas a mi alrededor, pero...